Capítulo IX [La rebelión de los demonios] (1)

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Parte 1


¡Boom!

Se escucha el sonido de las explosiones por doquier. Grandes y diversos estallidos que destrozan los muros y puertas de la gran ciudad conocida antes como la capital de Urak.

— ¡Ataque enemigo! ¡Ataque enemigo! —gritan los guardias Kaevalery dentro del castillo de Waltegya, avisando a sus compañeros, en pánico.

Las tropas se mueven en desorden tras el sorpresivo asalto del que padecen. Las bajas aumentan constantemente, luchando contra enemigos inesperados. Realmente un caos.

— ¡¿Quiénes son?! —pregunta un musculoso imperial con una cicatriz que le cruza el ojo, hablando con voz autoritaria para así llamar la atención de sus desorientados camaradas.

— ¡Demonios, capitán Gauss! ¡Nos ataca un grupo de demonios y también algunos de los nuestros! —responde nervioso uno de sus subordinados, con un arco en la mano mientras apunta a un Shezenvalery que sube por una escalera a lo lejos.

— ¿Desertores? —se pregunta a sí mismo el capitán. Si bien era cierto que no todos los imperiales compartían las acciones de su nación, el desacuerdo no era tan grande como para rebelarse contra las autoridades. El único que podría tener motivos suficientes para hacer algo así sería aquel que abandonó su título y su fama para irse con una niña demonio años atrás—. Ha de ser la facción del «Héroe de la guardia», pero no deberían tener tanto poder.

— ¡Señor, tienen a un dragón! ¡Es enorme! —grita otro Kaevalery, un vigía sobre las torres del castillo.

«Eso explica mucho», piensa para sí.

— ¡Debo avisar al virrey Bafad! ¡Manténganlos ocupados mientras vuelvo!


***


Fuera del castillo, bolas de fuego, rayos, estacas de hielo y esferas de aire vuelan por los cielos, intentando impactar contra la enorme bestia que les ataca desde arriba.

¡Jua, jua, jua! ¡Débiles orejones! ¡¿Eso es todo lo que tienen para defenderse?! —se burla el gran dragón, esquivando los diferentes ataques con habilidad.

— ¡Su coloración es negra, es un dragón oscuro! ¡Lancen ataques de atributo luz! ¡Concéntrense en la velocidad de estos! —indica un comandante de tropa a sus compañeros.

¿Oh? Una sabia decisión.

—Rugeivyr, voy a bajar —dice Arnus desde la espalda de la bestia.

Dicho esto, el Shezenvalery salta hacia sus enemigos en tierra. Tanto Tina como Narea le siguen de la misma manera.

— ¿Narea, podías volar? —pregunta la pequeña Talavalery, impresionada del movimiento aéreo fluido que tiene la mujer a su lado.

—No exactamente, pero con magia vectorial puedo dirigir mi camino y amortiguar la caída —responde la demonio.

— ¡Algo cae de las espaldas del dragón! —advierte uno de los Kaevalery, apuntando con su dedo hacia las chicas y lanzándoles una bola de fuego, la cual esquivan.

Los guardias observan las figuras que caen del cielo a lo lejos. Cuando se percatan de lo que son, ya es demasiado tarde. Arnus usa su enorme espada para partir a uno de ellos por la mitad y lanza el hechizo [Rayo] a los otros alrededor de él.

Narea, por su parte, usa su magia vectorial para desviar su trayectoria y cae sobre una torre. Luego, avanza rápidamente entre los pasillos del lugar, asesinando a los arqueros enemigos presentes.

Exhekar Tales I: La Reina Esclava & El Príncipe Sin Reino (+18)Onde histórias criam vida. Descubra agora