Capítulo V [El terror a una bestia] (3)

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Parte 3


Todos sus aliados contienen el aliento. Narea comienza a llorar, mientras que Megala maldice a Gendo. Tina, perdiendo sus esperanzas, queda sin fuerzas en sus piernas y se deja caer al suelo, arrodillada.

—Hemos terminado aquí. Dejen sus armas ahí, no podrán sacarlas por el efecto de la barrera. De todos modos así podremos mostrar cómo murió el príncipe a los demonios que aún se resisten. Ah, tengo que comunicarme con la familia imperial para informar del éxito de la misión.

Gendo pareciese de buen humor. Su misión está cumplida y no perdió a ningún soldado en su plan. El mejor final para ellos.

—Señor, ¿qué hacemos con los demonios que tiene restringidos? —pregunta un soldado a su líder.

— ¿Qué hacemos? Ciertamente... —Gendo se acerca a Tina con el rostro serio, habiendo perdido todo rastro de su anterior alegría—. ¿Qué es lo que intentabas hacer con la chica demonio? ¿Liberarla de algún modo?

—No, yo no...

— ¡No mientas! —Gendo patea fuertemente el cuerpo de Tina, mandándola a volar lejos. La pequeña se queda inmóvil en el suelo, temblando de miedo mientras observa con terror al Kaevalery—. ¡¿Crees que estoy ciego?! ¡¿Qué no comprendería tus intenciones en el momento en que sólo encerraste al príncipe en la barrera?! ¡¿Me crees estúpido?!

Narea intenta defender a la pequeña alada, pero ni con todas sus fuerzas puede liberarse de la restricción esta vez.

— ¿Sabes qué? Como castigo, voy a darles un buen uso a tus amigos.

— ¿Eh?

—Conozco a alguien que experimenta con mellizos, investiga si existe una conexión entre ellos por haber compartido el mismo vientre. Escuché que sus últimos sujetos de prueba murieron luego de que les extirpara los ojos, así que estará feliz de recibir nuevas muestras, probablemente también pagará bien. Respecto de la chica, parece tener experiencia de combate, la usaremos para eliminar lo que queda de resistencia en el reino. Podría ayudarme a torturar a los mellizos también.

— ¡No, espera, no lo hagas, por favor! —Tina se sujeta del brazo del «héroe», implorándole el perdón. Sin embargo, él la hace a un lado, molesto.

— ¿Ah? Ya me he decidido. No hay cambios.

— ¡Por favor, haré lo que sea, no lo hagas!

—Tú no tienes poder alguno aquí. Sólo eres una rata asquerosa que traicionó a sus compañeros y me entregó sus vidas. Pero no creas que eso te va a salvar del castigo por haber escapado la última vez. Tu espalda y tus alas no serán lo único que no podrá recuperarse esta vez. Dejaré ese cuerpo del que estás tan orgullosa hecho una pulpa de carne. Si sobrevives quizás te dé un trabajo como monstruo de circo.

Gendo agarra del pelo a Tina y la arrastra, llevándola consigo lejos de los demonios.

— ¡Duele! ¡Duele! ¡Por favor, no lo hagas! ¡De verdad que haré lo que sea! ¡No volveré a huir! ¡Te atenderé todas las noches! ¡Serviré a tus amigos! ¡Entretendré a tus invitados!

—No suenas muy convincente si me ofreces lo mismo que estuviste haciendo antes de escapar. Además, el imperio me está molestando por el trato que les doy a las Talavalery, ya no puedo usarlas como antes, eso disminuirá su precio de venta...

— ¡No! ¡Por favor! ¡Tiene que haber algo!

—Bien podrías ayudarme a exterminar a los demonios.

Exhekar Tales I: La Reina Esclava & El Príncipe Sin Reino (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora