Capítulo 17

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Nico

Vi hacia donde estaba Emma antes de estacionarme, y desde lejos note sus ojos cristalizados, aún en su tez morena note sus mejillas enrojecidas.

—¿Que paso?—pregunte inspeccionándola por completo, asegurándome de que no estuviera lastimada de pies a cabeza.

Emma bajo la mirada.—Sácame de aquí...

Tome su mano y la coloque sobre mi brazo para que se sostuviera de mi, no entendía como alguien tan linda como Emma estaba llorando por alguien como Tomas.

Subimos al auto y comencé a conducir. Emma permanecía callada, pero yo quería saber que sucedía, ella había estado emocionada por la graduación de Tomas toda la semana, planificando regalo, etc.

—Emma... ¿Quieres hablar?—pregunte estacionando el auto en un lateral.

Seco sus lagrimas, bajo la mirada y dijo.—Todo iba bien Nico, pero luego escuche una conversación...—Hizo una pausa mientras se acomodaba el cabello.—Creí que lo que había entre Tomas y yo era real.—dijo viendo hacia el frente.—Pero lo era solo para mi.

Me vio a los ojos en ese momento y dijo.—Tenias razón, debí alejarme de el.

Luego me detallo lo que había sucedido, Tomas estaba siendo la persona mas ruin que había conocido.

Quería decirle «Te lo dije.» pero en definitiva no era lo que necesitaba escuchar de mi, ni lo que Dios quería que le dijera.

Me vio a los ojos y dijo.—Vamos... dime "Te lo dije."

Sonreí y me acomode en mi asiento. "¿Señor le digo "Te lo dije"? pregunte sonriendo.

—No es tu culpa, fue mejor que te enteraras ahora. ¿Tomas sabe que lo escuchaste?

—No creo. Pero al ver que no estoy probablemente se preocupe.

—¿Y piensas hablarle?

—No lo se, tal vez para aclarar las cosas.

—No me gustaría que hablaras con el si te llama o manda un mensaje.

—¿Porque?

—Por tu corazón.

Emma sonrió.—¿Mi corazón?

—Si, recuerda que de tu corazón mana la vida.

Emma sonrío de una manera dulce.

—Además, necesito que estés bien.

Me vio a los ojos y dije.—Para que puedas cocinarme aquel postre tan delicioso que sabes hacer. ¿Como lo vas a preparar estando triste?

Emma río apartando la vista hacia la ventana del auto.—Por supuesto, que serias tu sin que yo te cocinara tus postres.—dijo regresando su mirada a mis ojos.—Además son los mejores.—dijo riendo con seguridad.

—Vez... No necesitas de Tomas ni de nadie mas para ser feliz y sonreír.

Emma se ruborizo y sonrío levemente.—Gracias Nico.

Fría espiritualmente ©Where stories live. Discover now