Epílogo

295 52 23
                                    

La tarde estaba soleada, las nubes adornaban el cielo con tonos naranjas y rosas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La tarde estaba soleada, las nubes adornaban el cielo con tonos naranjas y rosas. Me detuve un momento desde el balcón a ver detenidamente el cielo, justamente ese día me parecía hermoso.

—Cariño ya debemos salir. —escuche decir a Marrie desde la puerta. —Te ves hermosa.

—Gracias mamá. —baje con cuidado las gradas de regreso.

— ¡Emma te ves preciosa! —exclamó Eunice entrando a la habitación.

—Gracias Eunice. —respondí.

Me detuve un momento frente al espejo, ya no habían voces a mí alrededor, antes esas voces me afectaban mucho, pero ahora solo escuchaba una voz. La voz de Dios.

Contemple por un momento mi vestido, los pequeños detalles con encaje me encantaban. Era de manga larga, tallaba mi silueta y formaba una cola de sirena al finalizar. Me coloque el velo y sonreí frente al espejo.

—Vamos te ayudaremos. —mencionó Marrie tomándome de la mano mientras Eunice cuidaba el vestido desde atrás.

Camine hacia la puerta segura de mi misma. El amor de Dios había callado todas aquellas voces que venían contra mí.

— ¡Sobrina! —escuché exclamar al tío Max al verme salir de la habitación. —Estoy muy feliz por ti. —menciono dándome un abrazo. —Estoy orgulloso de mi pequeña...

—Gracias tío. —respondí al apartarme de él. Tomo mi mano y me ayudo a caminar.

Nos acércanos al salón y vi a Eli y a Nico esperándome afuera. — ¡Esa es mi amiga! —exclamó Eli dándome un abrazo. —Te deseo la mayor felicidad del mundo, te deseo una vida llena de bendiciones.

—Sé que ya te han dicho que eres una novia hermosa. —agregó Nico sonriendo. —pero... por sobre eso, tú serás mi hermana; hoy, mañana y siempre. —dijo dándome un abrazo.

—Gracias chicos. Gracias por estar conmigo. —dije sonriendo llenándome de nostalgia.

—No llores... —mencionó Eli antes de que mis lágrimas salieran.

—Oraremos por ti un momento. —agregó Nico.

Los chicos, junto a Marrie, Eunice y el tío Max oraron por mí. Un matrimonio no es algo que se puede tomar a la ligera, siempre debes escoger un matrimonio con propósito, honrando a Dios.

—Entra amor, llevare a la novia. —le menciono Nico a Eli al terminar la oración.

—Vamos a entrar. —mencionó el tío Max tomando mi brazo.

—Es hora...—dijo Nico haciendo lo mismo.

Las puertas frente a nosotros se abrieron y la música de ceremonia comenzó a sonar. Al ver a todos los invitados mis pies se sintieron temblorosos, pero tener a Nico y al tío Max a mis lados me dio estabilidad.

La primera persona que vi al entrar fue a Eunice, quien tenía en su brazos a Abraham, su bebe. Junto a ella se encontraba su esposo. La idea de ver a su nueva familia fue difícil al principio, pero confiaba en Dios y en su propósito para nosotras. Después de todo eran familia.

Seguí caminando y vi a Eli sonriendo, mientras grababa con su celular aquel momento. Nico y Eli llevaban medio año de casados, su boda fue hermosa. Estaba muy feliz por ellos, sin duda su matrimonio tenía por centro a Dios y eso era lo más importante.

Cuando vi a Marrie imagine a papá a su lado. «Papi... Tu hija se va a casar... » pensé sonriendo en su dirección. «Gracias por traer a Marrie a mi vida, hiciste una buena elección.» le dije convencida. «Gracias papá.»

Marrie fue mi mamá, cuando la vi parada al frente me fue inevitable contener las lágrimas, mientras una de ellas recorría mi mejilla recordé como ella sostuvo mi mano en el hospital cuando era pequeña, como me abrazo con fuerza cuando era joven, como me animo y me cuido mientras crecía. Aquella mujer desconocida a la que le temía de niña se había convertido en la más importante en mi vida. Con ella trajo a Lucas, el pequeño monstruito que ahora también amaba. Mi familia después de todo estaba completa, quizá fracturada pero eso no hacía que estuviera incompleta.

Antes de llegar con Alex me detuve frente a Marrie y Lucas. —Los amo. —dije dándoles un abrazo. Me aparte de ellos y seguí caminando.

Alex sonrió al verme, sus hoyuelos se encontraban húmedos a causa de las lágrimas que estaba derramando, sin embargo seguía sonriendo dulcemente.

Después de mi desilusión amorosa me fue difícil volver a confiar e intentar levantar una nueva relación, pero cuando Dios te da su aprobación ya no es difícil, simplemente es posible. Porque el mismo sana esa herida.

Vi a Alex vestido de negro, tan hermoso como siempre. Su cabello café esta vez estaba peinado hacia atrás, pero aquellos pequeños mechones seguían en su frente como de costumbre. Cuando vi a Alex mi miedo se fue, estaba realmente feliz.

Si me hubieran dicho que pasaría por este proceso, mi vida no sería la misma. Nadie está listo para su proceso, solo tenemos que recordar que no estamos solos, Dios está con nosotros.

Estar fría espiritualmente me aisló, lastimándome a mí misma y a mi relación con Dios. Aprendí a confiar en él y a amarlo sea cual sea su decisión, respetándola. De esta forma puedo decir con certeza que su cálido amor alcanzo mi corazón, haciéndome volver al lugar correcto, en donde soy feliz ante cualquier situación, porque dependo de el no de las cosas que puedan suceder.

Encontré un amor inigualable y sincero que me ubico en todo momento. Dios había sido bueno todo el tiempo, de hecho... Siempre lo fue.

Puedo decir con certeza que ya no estoy Fría Espiritualmente, aprendí a depositar mi confianza en Dios sea cual sea la situación.

—Los declaró marido y mujer.

Al fin escuchamos aquellas palabras que habíamos estado esperando por año y medio. Estábamos felices, la emoción no cabía en nuestros corazones. Pasamos por tanto estando solos que ese momento fue reconfortante. Dios nos había pulido para este nuevo comienzo.

—Te amo.

—Te amo más.

...

Isaías 43:18-19

No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.

He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

Fría espiritualmente ©Where stories live. Discover now