Capítulo 22.

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Habían pasado cuatro días desde la última vez que había visto a Lucas. Lili y Jacob me decían que lo veían estresado por la universidad.

La casa se había quedado en un silencio absoluto cosa que me preocupó. Terminé de arreglar la cocina y salí en busca de los dos más pequeños de la familia. Cuando salí de la cocina y me acerqué a las escaleras vi al más pequeño.

—¡Cameron! —grité mientras corrí escaleras arriba.

El menor estuvo a punto de tirarse por las escaleras mientras se metía en una de las cestas donde se ponía la ropa sucia.

—Papá me enseñó —dijo cuándo le quite la cesta.

¿Qué les pasa a los padres de estos niños?

Hizo un puchero y después pegó un grito cuando vio a Sky correr hacia él.

—¡Te voy a extinguir! —gritó la pequeña mientras lanzaba pequeñas bolitas de plastilina roja.

Los dos corrieron escaleras abajo y yo los seguí, cuando Cameron se vio acorralado en la puerta la abrió para salir corriendo, Sky lanzo una salsa roja y para sorpresa de todos termino untando a Lucas quien acababa de llegar a la puerta.

—Sky... muero... morí —Cameron gritó dramático cuando vio que algunas gotas de salsa habían alcanzado su pijama y parte de su cara.

—¡Sangreeeee! —gritó Sky corriendo a su habitación.

La mire con diversión— Se cancelan las películas violentas en esta casa. —reí— Ay no, Cameron. —me quejé acercándome al menor— Ya estabas listo para dormir —lo tomé en mis brazos— Buenas noches, Luc. —él trato de sonreír, pero se sintió asqueado por la salsa en su camisa, giré mi vista al suelo y vi la papeleta— ¿Salsa de tomate? —hice una mueca— ¿En serio, Sky? Mañana no tendrás que echarle a las papas. —dije con un tono lo suficientemente alto como para que la pequeña me escuchara. Vi a Lucas caminar en silencio hasta las escaleras, estaba cabizbajo— Quedó lasaña del almuerzo. —dije antes de que subiera— ¿Te apetece comer?

—La verdad es que no.

—Vamos, parece que no has comido. —me acerqué a él— Limpiare a Cameron y después bajo a servirte la comida ¿sí?

Él asintió y subimos las escaleras— ¿Por qué sigues siendo atenta conmigo?

—Porque eres mi amigo y porque necesito que alguien se coma la lasaña —reí y él sonrió.

Con cuidado limpie el rostro de Cameron y le cambie el pijama, lo acomode en la cama y acaricie su cabello antes de salir de la habitación.

—Sky, espero no haya más masacre esta noche —dije desde el pasillo y escuché su risita desde su habitación.

Rápidamente bajé a la cocina antes de que Lucas bajara, calenté la comida y serví. A los pocos minutos el pelinegro entro a la cocina, su cabello estaba húmedo y se había cambiado la ropa. Serví dos vasos de naranjada, le largué uno y después me senté. Tomo un bocado y lo saboreo, sonrió satisfecho.

—Cocinas muy rico. —sonreí— Estos días extrañé tu comida.

—¿Por qué no habías vuelto?

—Bueno, se me hacia difícil verte sabiendo que ahora estás con alguien.

—Ay Lucas. —hice una mueca— Lo pregunto en serio.

—¿Qué? Es cierto, aun me siguen gustando.

—Lili me ha dicho que la universidad te está consumiendo, te ves fatal, parece que no estas comiendo ni durmiendo bien, ¿Qué está sucediendo? Y si me pones de excusa lo mío con Andrew te tiro la naranjada por encima.

La promesa de AlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora