Capítulo 10.

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Debimos cerrar las persianas la noche anterior, los rayos de luz pegaban directo en mi rostro, me moví un poco tratando de buscar una mejor posición, sentí la cama vacía y fría, me obligue a abrir los ojos y confirmar que Andrew ya no estaba.

El deseo de querer tomar agua más dolor de cabeza, querían obligarme a salir de la cama, pero el cansancio físico que sentía me lo impedía así que puse una de las almohadas sobre mi rostro tratando de conciliar el sueño nuevamente, pero el sonido de una puerta abriéndose y unos pasos acercándose llamaron mi atención.

—Buenos días —dijo Andrew acercándose a la cama.

—Hola. —dije aun medio dormida mientras me sentaba, él me pasó una botella de agua e inmediatamente bebí de ella— Gracias, realmente lo necesitaba.

—Lo imaginé.

—¿Qué hacías?

—Lo creas o no, he madrugado a echar la ropa en la lavadora.

—Eso esta bien. —le sonreí— ¿Y Camille?

—Aun no ha llegado. —dijo mientras me recibía la botella de agua— Llamó a decir que seguía con Ray, pero que en un rato llegaba para ir por comida.

—¿Ir por el desayuno? ¿Acaso es muy temprano?

Él negó— Para el almuerzo, es más de medio día.

—Ah. —dije mientras recogía mi cabello y pensaba en si debía dormir un poco mas para recuperar algo de fueras, pero justo ahí lo recordé— Espera ¿Qué? ¿Medio día? —él asintió— No, no, no. —dije mientras salía rápidamente de la cama— ¿Cómo pude olvidarlo? ¿Por qué no pude poner una alarma? —seguía hablando mientras Andrew me veía correr por toda la habitación, tomé mi celular y lo confirme, eran las doce y veintitrés.

—¿Pasa algo? —cuestionó Andrew.

—¿Dónde está mi pantalón? ¡Oh! —rápidamente lo saqué debajo de la cama y me lo puse— Ahora mi... —me acerqué a la cesta y note que no había nada en ella, la noche anterior estaba llena de ropa y ya no estaba, ni su ropa ni la mía— Andrew. —le llamé mientras me giraba hacia él— No lavaste toda la ropa que se encontraba en la cesta ¿cierto?

—Mmm la he lavado toda, literal he tomado la cesta y la he vaciado en la lavadora.

—¡Mi top!

Su expresión fue de pena, pero inmediatamente propuso una solución— Podrías esperar un poco más y así estará seco.

—Necesito ir me ahora —dije sintiéndome frustrada.

—¿Es importante? —asentí— Ponte una blusa de Camille o llévate la mía. —lo observé por un momento pensando su propuesta, en realidad no era una mala idea— Escoge la segunda opción. —sugirió— Creo que te ves muy bien con mi camisa.

Obedecí a su propuesta y metí parte de la camisa dentro de mi pantalón— Realmente me luce —dije mientras observaba la linda camisa negra.

—Me la vas a devolver, ¿cierto?

—No lo sé. ¿Me devolverás el top?

—Quizá a mí también se me vea bien —los dos reímos.

—¿Puedes llamar un taxi? Por favor —dije mientras buscaba mis tacones.

—Yo te llevo —dijo mientras buscaba en su armario un pantalón.

—¿Te gustó ser mi chófer?

Él hizo un mal gesto— ¿No puedes decir simplemente gracias?

Reí— Gracias.

Los dos nos apuramos a bajar las escaleras.

La promesa de AlyWhere stories live. Discover now