entre ser algo y no ser nada.

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A veces me siento una impostora.

El aire de la primavera levanta el vuelo de mi vestido y siento que si alguien se fijase lo suficiente sería capaz de verme el alma a través de la piel.

Disecciono cada mirada,
cada adjetivo con el que se me describe
e intento verme reflejada en la caricatura mental que cada persona que conozco tiene de mí.

Pero no encajo.

A veces me siento una farsante.

Estoy en una constante batalla entre mantenerme firme en mis convicciones y seguir siempre el mismo patrón de conducta para intentar mantener una actitud imperturbable o ser lo suficientemente flexible como para poder cambiar cada día de forma y aspecto sin preocuparme por lo que fui ayer porque nada tendrá que ver mañana conmigo.

¿Y qué soy si cada día soy algo nuevo?

¿Y qué seré si soy lo mismo todos los días?

¿En quién me convierte no ser nadie y todo el mundo?

¿Qué credibilidad tiene desentenderte de tus decisiones pasadas, resetearte cada 24 horas?

¿Qué sentido tiene aferrarte a tu yo del pasado, negarte a aprender de tus errores?

El aire de la primavera levanta el vuelo de mi vestido y -si alguien se fijase lo suficiente- sería capaz de verme el alma a través de la piel.

A veces me siento una impostora.

Autorretrato de un corazón desmantelado.Where stories live. Discover now