44. TERCERO INVISIBLE

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- ¿Cuándo es tu cumpleaños? -

-21 de marzo. ¿Por qué? -respondí.

-Me gustaría festejarlo contigo.-

- ¿De veras? -exclamé entusiasmada, y asintió. Mi corazón desbordó de felicidad. - ¿Recuerdas el tuyo? -

-No, sólo sé que es en octubre.-su voz sonó algo triste.

-Un chico escorpiano, me gusta. - se rió. - Bueno, podemos festejarlo todos los días hasta que lo recuerdes. ¿Qué te gustaría hacer? Mamá solía llevarme a mis lugares favoritos de niña, el parque de diversiones, pasada esa edad, hacíamos una gira por el centro comercial, nos abarrotábamos de comida chatarra y películas. ¿Qué es lo que más deseas tener en ese día? -

-Tú. -su rápida respuesta me dejó sin palabras. Me detuve, y me impulsé en mis pies, uniendo nuestros labios.

Lo besé, lo besé y lo besé de las siete millonésimas maneras más dulces que existían. Su brazo se curvó alrededor de mi cintura apretándome contra su cuerpo mientras su boca se movía suavemente sobre la mía.

Me deleite con la manera en que nuestros cuerpos encajaban a la perfección. Su amplio pecho acobijándome, sus brazos conteniéndome dentro, sus angostas caderas rozando las mías.

El mundo alrededor nuestro parecía moverse rápidamente hasta desaparecer. Absorbidos por nuestra burbuja, alzándonos sobre la realidad. Sólo podía sentirlo a él, su cuerpo, nuestros labios fundiéndose en un beso tierno y cargado de emociones.

Nos separamos para recuperar el aire, y con delicadeza apartó un mechón que el viento continuaba arrastrando a mi rostro. Lo colocó detrás de mi oreja, y algo en mi corazón brotó.

Estaba completa e incondicionalmente enamorada de él, cayendo tan profundo en el abismo de su corazón. Yo le...El aliento quedó trabado en mi boca ante lo que mi corazón sentía en cada latido.

-Vamos. -susurró sin aliento. Me abrazó, y retomamos el camino mientras yo aún no me recomponía de mis nuevas emociones descubiertas.

Nos detuvimos frente a la puerta de Sergio, y tocó el timbre.

Unos minutos más tarde apareció de la esquina derecha de la casa, vistiendo un pulóver maíz y unos jeans grises sucios con tierra. De hecho, sus manos y parte de su rostro también lucían manchones de tierra. - ¡Chicos, hola! Me alegro de que vinieran.-dijo corriendo hasta detenerse en el pórtico.

- Espero que no estemos interrumpiéndote el trabajo. ¿Tienes mucho? -dije.

- El trabajo siempre es una bendición. Sólo estábamos acicalando el césped un poco. No importunan en absoluto. ¿Todo bien con ustedes? -parecía realmente animado. Toda una figura diferente de ayer.

Subió los escalones hacia la puerta.

-Mejor que nunca.-respondió Sebastián y me mordí el labio.

-Magnífico, genial.- Sergio posó la mirada detrás nuestro mientras la mía se encontraba con la de Sebastian. Sus labios estaban imperceptiblemente curvados en una sonrisa por su sutil insinuación.- ¡Aston, tomémonos un descanso, ven a comer! - gritó a lo lejos, y nos volvimos.

Aston caminaba por el lateral de la casa con dos enormes bolsas negras repletas.

-Estoy bien, arrojaré esto a la basura...- dijo, y sus ojos se posaron en Sebastián y luego en mí antes de volver la vista frente suyo.- y seguiré con el trabajo. -

-Muy bien. ¿Tienen hambre? Voy a preparar el desayuno...o mejor dicho, el almuerzo tardío. - se rió, y con su brazo hacia la puerta, nos guió.

Tiempo y Existencia. Enterrada por el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora