27. DOS SON COMPAÑÍA, TRES MULTITUD

104 18 8
                                    

Cuchillas rasgaban mi piel, cortando dolorosamente mis brazos mientras volaba sobre las piedras sagradas. Un momento después fui soltada a veinte metros sobre el suelo cerca del muro donde mi cabeza golpeó con un horrible sonido sordo. Mis ojos se cerraron del impacto y mis dientes castañearon. El dolor en la parte de atrás de la cabeza fue seguido por un punzante e intenso dolor en mi espalda. La punta de una piedra se incrustó en mi pulmón robándome todo el aire. -Ohhh-

Parpadeé viendo turbio. Mi visión mejoró en el segundo que un enorme cuerpo me cubría absorbiendo toda la luz del sol. Sus garras se cerraron alrededor de mis brazos hundiéndome aún más en la tierra, y un olor amargo, agrio, rancio y a...a...sangre, picó mi nariz.

Me retorcí, pero su agarre de hierro junto con la tonelada del peso de su cobrizo cuerpo me mantenía en el lugar apresándome contra el pasto. Refregaba su nariz contra mi cuello tomando profundas inhalaciones. Un escalofrío de asco me recorrió.

Su lengua me tocó, y lo sentí como ácido corroyendo mi piel. Solté un gemido repugnada, y su burbujeante risa retumbó en su pecho resonando en el mío.

-Mnnn...Oh, mnnn...qué delicia, qué aroma inocente...mnnn.- su voz gruesa y diabólica hizo eco en mi oído. Lágrimas se formaron en mis ojos derramándose por mis mejillas.

Esta criatura era igual de escalofriante que la que nos atacó en casa, su toque no quemaba como el de los espectros, pero podía sentirlo muy real. Cada movimiento que hacía tratando de liberarme, sus garras cortaban más profundo en mi piel.

-Es una lástima que no vayas a llegar. -bramó seguido de otra risa tenebrosa, y posó su rostro sobre el mío dejándome tener un buen vistazo de su cara.

Su rostro alargado y afilado se estiraba en una sonrisa de labios delgados y negros abierta mostrando una línea de puntiagudos dientes de agujas amarillentos saliendo de encías negras. Dos huecos negros con una ligera inclinación hacia arriba como fosas de la perdición miraban a mí haciendo que me clavara todavía más en el suelo.

-Mnn...tal vez me quede contigo...sí...eso me gusta, te haré mía. -dijo con placer, y su aliento fétido bañó mi rostro. Contuve las ganas de vomitar.

-No...-susurré.

-Oh...Sí. Tengo gran curiosidad por saber qué es lo que hace que todos vayan detrás de esta inocente chiquilla, bueno...ya no tendrás algún rastro de inocencia cuando acabe contigo.-volvió a aplastar su rostro, bajando por mi cuello moviéndose a mi pecho. Apreté los labios mientras trataba en vano de liberar mis brazos.

De repente, soltó un corto pero desgarrante grito en mi cuello. Su enorme boca se volvió a abrir y otro alarido furioso salió. Apartó su rostro del mío, y pude ver el dolor arrugando su cara. Una larga y gruesa vena cortaba la mitad de su rostro desde su amplia frente hasta su entrecejo. Frunció los labios en una mueca de rabia, y volteó su cabeza sobre su hombro.

Dando un último apretón mortal a mis brazos se impulsó hacia arriba enterrándome aún más contra la piedra en mi espalda. En un movimiento se alzó en sus dos piernas musculosas de fisicoculturista. Era igual de gigante y bestial que el demonio que nos persiguió en casa. Piel de látex rojiza, músculos inflados como un globo aerostático.

De su cabeza calva brotaban dos enormes humeantes cuernos negros en constante movimiento como el pabilo de una vela apagada. Una baja y espesa niebla cubría sus gruesos talones. Mi mente fue de regreso a la primera vez que experimente esto en el parque.

Me incorporé lentamente con mucho dolor, y me arrastré hacia atrás alejándome, hasta chocar con la pared. Estaba de espaldas a mí, haciéndole frente a alguien que no estaba en mi ángulo de visión.

Tiempo y Existencia. Enterrada por el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora