20. MASCARADA

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Aparcamos, y todas comenzamos a salir. Por fuera todo lucía igual que la última vez. Ese aspecto de casona de ladrillos grises medieval con aire lúgubre y tenebroso. Antorchas encendidas proporcionando una nula luz. Tenía la impresión de que era la guarida de Drácula.

La música retumbaba desde dos cuadras antes de llegar. La diferencia era que hoy no estaba la kilométrica fila de gente esperando desesperanzadamente por entrar.

Me puse el antifaz mientras el grupo se reunía. Mika lideraba el camino con su antifaz ya colocado, dándole ese aspecto de seductora mortal. Caminamos a la puerta donde un guarda de seguridad, que no era Jass, pidió las entradas, que no tenía idea que había que tener. Mika se las pasó sacándoselas de su escondite no secreto de su escote, y sin emoción el gorila dio un asentimiento, y nos abrió la puerta de vidrio negro.

Las chicas chillaron emocionadas mientras traspasábamos el corredor escuálido y oscuro. Yo iba tomada del brazo de Bey, con Sisi y Tina delante, y Carmín y Lena terminado la cola. Cada paso más cerca del final del túnel, la música se acrecentaba haciéndote vibrar hasta la médula.

El fuego anaranjado de las falsas antorchas colgando de las paredes apenas lograban proyectar una tenue luz en el penumbroso salón.

El lugar no estaba tan lleno de gente como la otra vez, parecía que al ser una fiesta exclusiva pocos obtenían su lugar. Lo que me hacía preguntarme cómo Mika las había obtenido, y al parecer con poco tiempo de anticipación, de lo contrario nos hubiera atosigado todo a lo largo hasta el día de hoy.

Las vestimentas de las mujeres eran similares a la nuestras, pero con diferentes estilos Barrocos. Vestidos amplios, ajustados, escotes voluminosos. Los atuendos de los hombres parecían ser más sofocante con sus casacas, chupas y medias ajustadas subiendo hasta las rodillas. Si bien, la peluca blanca era una opción en algunos, la mayoría vestía sus cabellos normales. Los colores pasaban en todos los tonos de la paleta de un pintor.

La zona de baile no estaba tan atestada de gente como la última vez, los rayos de luces de colores iluminaban los cuerpos que imitaban la danza tradicional inglesa de 1879 con música moderna tecno. Era un combo que no pegaba ni aunque lo fundas con hierro.

Sus cuerpos distanciados, sus manos en el aire sin tocarse. Sin embargo, otros iban a por lo actual y se rendían al ritmo de este siglo, sacudiendo sus cuerpos, frotándose intentado producir fuego. Era raro, porque era un acoplado de dos épocas totalmente diferentes, y realmente causaba un impacto desagradable.

Caminamos a lo largo de la barra entre el pequeño espacio entre los cuerpos danzantes y la horda sedienta de gente.

Los bartenders tranquilamente atendían a cada uno. Vestían el mismo uniforme, la diferencia estaba en la pechera. Rosa pálido satinado la del muchacho conquistador, amarillo maíz la del joven de cabello oxigenado. Catriel no estaba a la vista.

Mientras atravesábamos el bar, me di cuenta de que éramos el centro de atención. Con ojos recelosos las mujeres y con una mirada lasciva de los hombres nos observaban. El antifaz había funcionado.

Una mujer cincuentona con una peluca blanca con enormes rizos todo alrededor de su cuello arrugado, me guiñó el ojo.

Sin preludio, las chicas se mezclaron uniéndose a la masa de cuerpos calientes. Mika se lanzó a la barra apretujándose entre un muchacho y una chica, alzando su brazo tratando de captar la atención de los bartenders.

Bey seguía a mi lado hasta que un joven apareció frente a nosotras ofreciendo su brazo a cualquiera de las dos. Lo ignoré, y Bey saltó anclándose al brazo del desconocido mientras yo continuaba buscando a Catriel.

Tiempo y Existencia. Enterrada por el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora