D o s.

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Con la presencia de Ian fue mucho más fácil disfrutar de la playa e ignorar por completo a Archie. Kyle era un raro que se la pasaba encerrado en la habitación atado a la consola de videojuegos y mi madre no tenía ojos para nadie más que para su novio. A decir verdad, la compañía de Ian me vino de maravilla, me olvidé por completo de Archie y mi hermano y por fin pude disfrutar la playa aunque estuviéramos en pleno invierno. Ibiza seguía siendo, de algún modo, cálida.

Una mañana, Ian y yo salimos a dar un paseo por la playa, lucía tranquila y había muy poca gente tomando el sol o jugueteando a la orilla del mar. Después de caminar un par de kilómetros nos detuvimos para recostarnos sobre la arena y poder tomar un descanso. En minutos me quedé completamente dormida, el sol y el calor fueron el mejor somnífero, caí rendida inmediatamente en los brazos de Morfeo.

De repente entre sueños sentí que la cabeza se me hundió en la arena, mis lentes de sol salieron volando y sentí que un chichón me crecía en la frente, abrí los ojos de golpe y los rayos blancos del sol me cegaron por unos segundos, traté torpemente de incorporarme para poder sentarme y me llevé la mano a la frente para frotarme el golpe.

- ¿Estás bien?- escuché una voz ronca.

¿Qué clase de pregunta era esa? Acababa de recibir un pelotazo en pleno sueño, me enojé, de verdad que estaba enfadada, así que comencé a soltar pestes hasta que me di cuenta de quiénes eran las personas frente a mí; al fin mis ojos pudieron enfocar una silueta masculina alta, mucho más alta que yo que me dejó pasmada, de mi boca pararon de brotar los insultos. Él repitió su pregunta pero yo no respondí, aunque Ian sí lo hizo.

- Oh... claro que no está bien imbécil, casi le siembras la cabeza en la arena. - espetó y yo solté una risa nerviosa.

El golpe me tenía aturdida y en el momento creí que tal vez sería el causante de posibles alucinaciones. Pero...

Sí, era él.

Alto, delgado, cabellos alborotados, piel llena de tatuajes y estaba segura que debajo de esas gafas oscuras había unos ojos esmeralda muy bonitos. Vestía un short naranja brillante que era imposible no ver, lo que terminó de confirmar lo que mis ojos creían ver, era el mismísimo Harry Talbot. Sacudí la cabeza y pude articular apenas un par de palabras: - Estoy bien.

Todos los comentarios un tanto obsesivos y extremadamente halagadores que alguna vez escribí en internet sobre sus videos, pasaron por mi mente y me avergozaron en ese instante. El calor se me subió al rostro mientras él intentaba disculparse por haberme golpeado.

- En serio lo siento, Randy sabe que no soy buen deportista pero aún así me dejó jugar- se disculpó por milésima vez.

-No... te preocupes, estoy bien... solo, solo fue un golpe. - tartamudeé mientras intentaba mantenerme de pie cuando en realidad estaba un poco mareada y no creo que se debiera por completo a la contusión en mi cabeza.

-Eleanor, se te está subiendo a la cabeza. Literalmente. - exclamó Ian y me sostuvo del codo en cuanto empecé a tambalearme.

-Escucha a tu amigo. - añadió Harry. -No te ves bien, será mejor que vayamos a la enfermería para que revisen que no haya sido más que un golpe.

-Ya les dije que estoy bien, no fue nada.

-Vamos a la enfermería. - sentenció Ian y prácticamente me arrastró sobre la arena hasta la enfermería de nuestro hotel.

Mi mejor amigo y Harry me escoltaron para evitar que trastabillara en el camino a la enfermería. Ambos chicos y Randy esperaron afuera de la pequeña enfermería del hotel. Entré y una mujer sumamente amable me atendió. La cabeza me daba vueltas y se intensificó más cuando percibí el aroma a medicamentos y desinfectante en el lugar. La enfermera, que usaba demasiado delineador negro alrededor de los ojos como para ser enfermera, me puso un ungüento de algo con olor a menta y después de ponerme hielo y me indicó que debía poner atención si algún dolor de cabeza más fuerte se presentaba durante el resto del día. En minutos salí de aquella impecable habitación, aún asqueada por el olor a antiséptico.

- ¿Todo bien?- Harry se levantó de la pequeña banca de madera y se acercó a mí. Ian imitó su acción.

Asentí. -Tendré suerte si no me sale un chichón.

-De verdad lo siento mucho. - sonrió avergonzado, llevándose una mano a la nuca. -Dejen que los invite a comer para tratar de enmendar mi torpeza.

Ian me miró de reojo con los ojos en blanco y supe que estaba leyendo mi pensamiento, eso era un sí definitivo de mi parte.


[...]


Nos sentamos en una mesa al fondo del bar de la playa, enseguida un chico muy bronceado se acercó para tomar nuestra orden.

- ¿Qué les parece una entrada de alitas de pollo y dedos de queso?- sugirió Harry.

-Yo paso de las alitas. - fruncí el ceño, era inmediato para mí cualquier reacción parecida cuando alguien me ofrecía comer algún animal; en partes o filete.

-Oh...

-Es vegetariana. - le indicó Ian y la cara de alivio de Harry me resultó graciosa.

-Bien por ti... y por los animales. - levantó su dedo pulgar a modo de aprobación mientras yo me reí entre dientes.

Harry terminó ordenando un plato de papas a la francesa con un dip de chipotle mientras elegíamos qué ordenar como plato fuerte. El chico de la cabellera alborotada terminó pidiendo lo mismo que yo, una hamburguesa vegetariana y un smothie de mango.

-Es realmente buena. - masculló Harry con el bocado en la boca. -Confieso que siempre creí que los vegetarianos no disfrutaban realmente de su comida, pero esto está exageradamente bueno.

-Te lo dije.

Harry venía acompañado de Randy (su cuñado), Emily (su hermana) y su pequeña sobrina Hannah, estaban en un descanso corto antes de seguir con el tour debut de su banda.

Fue bastante interesante interactuar con Harry de esa manera, uno pensaría que personas como él pueden ser totalmente diferentes en la vida cotidiana a cómo actuan frente a las cámaras, pero Harry se comportaba igual; como un chico divertido, cordial y en ocasiones un poco torpe, algo que contrastaba con esa imagen de chico malo con tatuajes que todo mundo veía. Lo normal en un joven de veintiún años.

Sólo Dios sabe cuántos vídeos había visto sobre ellos y Harry era el mismo, no ocultaba nada, podías ver la sinceridad y honestidad en sus ojos y notarla en cada una de sus acciones. Era divertido, amable con todas las personas, demasiado preocupado de todo lo que pasaba a su alrededor y le encantaba contar chistes malísimos. Pero a pesar de la inesperada comodidad en la que me sentía estando a su alrededor, me tenía completamente deslumbrada.

Starstruck | h. s. | a. u. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora