T r e i n t a y t r e s.

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Harry.

-Cariño, necesitas ir a casa. - la mano cálida de mi madre acarició mi mejilla, disfruté el contacto por un par de segundos y luego sacudí la cabeza. -No quiero que vayas a enfermarte. Estás cansado y no has comido bien.

-Me quedaré aquí.

-Harry, cielo, Anne tiene razón. Si Eleanor despierta serás al primero que llame. - terció Leaney.

-Quiero estar aquí cuando lo haga.

Dieciséis días. Habían pasado dieciséis días y Eleanor no despertaba. El tiempo parecía ir más lento de lo normal y yo ya no podía con la incertidumbre y la angustia. Leaney lloraba cuando salía de la habitación en un rincón del hospital, donde Kyle y Archie no pudieran verla, pero yo lo hice en una ocasión y me partió el corazón por completo. Archie no derramaba lágrimas pero yo pude darme cuenta que las contenía, su semblante era casi tan malo como el mío. Y Kyle... ese pobre chico, al igual que yo, no se había movido del hospital ni un solo día. Leaney intentaba persuadirlo de ir a dormir a casa en una cama y no en un sillón de hospital pero él se negaba rotundamente, salía por un par de horas para darse una ducha y cambiarse de ropa pero volvía el mismo día. E Ian, era tan extraño no verlo sonreír y bromear como solía hacerlo con Eleanor.

El sofá dentro de la habitación donde se encontraba Eleanor se había convertido en mi hogar. Mi madre me había traído una maleta con ropa y un par de cosas para que pudiese asearme ahí mismo en el hospital. No podía y no quería moverme ni un segundo de ahí. Debía estar cuando Eleanor abriera los ojos, yo debía decirle lo que sucedía, lo que había pasado con Niklas... todo. Y aunque me aterraba el sólo hecho de pensar en cuáles podrían ser sus reacciones, yo debía hacerlo y estar ahí para ella sin importar lo que quisiera hacer conmigo.

-Entonces ve con Kyle a comer algo. - la voz de mi madre se tornó severa. -Lo último que comiste fue ese sandwich antier por la noche.

-No tengo hambre mamá. Por favor, déjame tranquilo.

Mi madre me visitaba en el hospital y pasaba tiempo con Leaney, sólo ella podría entender un poco más lo que la madre de Eleanor estaba pasando y creo que le hacía bien.

Jude, Gabe, Ethan e incluso Makhi, pasaron a visitarnos también en distintas ocasiones. Sin embargo, en un par de meses más tendríamos que arrancar con la parte del tour en Europa y yo estaba más que dispuesto a perderme un par de conciertos si es que Eleanor aún no despertaba. No podría irme y dejarla a ella y a su familia así.

-Bien. Te dejaré tranquilo. - concedió mi madre y se levantó del sofá a mi lado. -Pero iré a traerte algo de comer ya que tú no irás. Ahora vuelvo.

Mi madre salió y Leaney me lanzó una mirada de reproche aunque en seguida me sonrió y articuló un gracias.

Me sumí de nuevo en mis pensamientos cuando de pronto escuché algo que creí sería solo mi imaginación, tal como había sido los últimos dieciséis días.

-Ha... Harry...- su voz sonaba tan áspera que podría haber sido díficil reconocerla, pero yo lo sabía, sabía que era ella. -Harry...

Me levanté de un salto y corrí hasta la cama, de soslayo pude ver a Leaney salir de la habitación llamando a gritos a un médico. Sus ojos... Eleanor tenía la mirada llena de miedo, de confusión.

-Cariño, aquí estoy. Tranquila. Aquí estoy, soy Harry.

-Harry. - repitió por tercera vez y alzó una mano temblorosa hasta acunar una de mis mejillas. -Harry.

Su voz seguía sonando extraña y podía sentir sus dedos temblorosos sobre mi piel. Estaba muy débil pero despierta.

-Es-estás... llorando...

-Eleanor. - musité y ella sonrió levemente. Mis mejillas se empaparon de lágrimas silenciosas que no cesaron de salir. -Es que has despertado. Lloro porque estás aquí, viéndome a los ojos.

No supe en qué momento el médico y una enfermera entraron y lograron apartarme de Eleanor. Nos obligaron a esperar afuera, más angustiados que nunca. Leaney se aferraba a mí y lloraba, pero su llanto era diferente al de las últimas dos semanas. Lloraba de alivio y felicidad, al igual que yo.

No cupe de felicidad cuando finalmente el médico salió y nos informó que ella estaba mucho mejor de lo que se esperaba, todo estaba en orden con su cerebro y con un poco de terapia física podría recuperarse pronto de la fractura de fémur después de que éste sanara por completo. Le tomaría tiempo caminar sin muletas o algún apoyo pero definitivamente lo lograría.

Cuando el médico se retiró y nos permitió pasar a verla, Leaney cambió inmediatamente de expresión.

-Debemos decirle, Harry.

Mi sonrisa cayó y supe que este no sería un momento agradable para nadie. Lo único que pude pensar fue en esperar a decirle después.

-Podríamos esperar, es decir Eleanor acaba de despertar y no quiero que se sienta abrumada por todo lo que está pasando.

-No creo que debamos ocultárselo. - negó y me miró ceñuda, con el semblante cargado de preocupación.

-Leaney, no le ocultaremos nada. Dame un par de días y yo se lo diré.

Leaney aceptó y volvimos adentro. Presencié una muy emotiva escena entre ella y Eleanor. La pobre mujer no paró de besar el rostro de su hija y darle gracias a Dios porque estuviese ya despierta; salí para dejarlas hablar unos instantes. Algunos minutos después, Leaney salió diciendo que iría a avisarle a los demás para que también pudiesen ver a Eleanor y me alentó a pasar pues ella estaba preguntando por mí.

-Tu cabello está hecho un desastre. - Eleanor habló aún con voz ronca.

Me acerqué hasta poder sentarme al borde de la cama a su lado y tomé su mano entre las mías con sumo cuidado.

-Lo sé.

-Mi madre me dijo que no te has movido de aquí. - asentí y besé el dorso de su mano. -Gracias Harry.

-No tienes porqué agradecérmelo. Me tenías tan preocupado, sólo quería que... que despertaras y estuvieras bien.

-Aquí estoy.

Un silencio nos envolvió y tomé la oportunidad para besarla.

-Debes descansar. - mascullé y ella negó.

-Ya he dormido por no sé cuántos días. - se quejó. -Harry, mi madre no quiso decirlo pero... ¿tú sabes algo de Niklas? ¿Está él bien? Sólo dilo.

-Cariño... no es momento pa-

-Harry, por favor. ¿Niklas está bien? - insistió clavándome su mirada en la mía, cargada de angustia y miedo.

¿Cómo demonios podía decirle que él estaba muerto? No tenía el corazón para hacerlo. Yo sabía que ella lo quería de alguna manera y no podría haberla hecho sufrir así. No quería verla llorar cuando recién había despertado de toda aquella pesadilla.

-Él está bien, Eleanor. - mentí.

Le mentí. Ella sonrió aliviada y yo me sentí el bicho rastrero más asqueroso de la historia.

Starstruck | h. s. | a. u. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora