D i e c i n u e v e.

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Teníamos un par de días en Seattle, los chicos se preparaban para Seattle Today, un show matutino local. Estábamos despiertos desde las cuatro de la mañana, y había tenido que dejar a Niklas solo en la habitación de hotel, no me molesté en despertarlo a tales horas de la madrugada siendo que apenas habíamos cerrado los ojos a las dos de la mañana después de nuestra reconciliación.

La habitación de Em se encontraba llena, cada uno de los chicos tenía su turno frente a la silla y mientras intentaban no quedarse dormidos, Em hacía lo imposible por hacerlos ver presentables y enmascarar esas caras de muertos frescos que todos llevaban. Debo decir que con esas fachas podrían pasar desapercibidos por cualquier fan, era de risa.

- ¡Harry!- pegué un tercer grito, el pobre chico inclinaba su cabeza con los ojos cerrados. -No te duermas.

-Muero de sueño. - murmuró con la voz más ronca y volvió a cerrar los ojos. -Las manos de Carly en mi cabello no me ayudan a mantenerme despierto.

Carly siguió con su trabajo, tratando de domar aquella cabellera que ya casi le rebasaba los hombros. Mientras tanto yo me encargaba de organizar las prendas que los chicos debían vestir para la entrevista.

-Deberíamos visitar a Shephard. - Harry continuaba con los ojos cerrados y murmuraba como un niño pequeño lo hace entre sueños, era adorable a decir verdad.

- ¿De qué hablas Harry?- me acerqué a él y le tomé la cara entre las manos, mis palmas estaban heladas y sabía que aquello lo obligaría a abrir los ojos.

- ¡Ay por Dios Eleanor! Tómate un café o ponte guantes. - respingó, envolvió sus dedos largos alrededor de mis manos y les dio un leve apretón.

Era la primera vez que podía verlo a los ojos sin tener que inclinar la cabeza hacia atrás o pararme de puntillas, él estaba sentado con las piernas abiertas y yo de pie entre ellas, ahora era él quien alzaba la mirada para poder verme. Fue extraño, y me tomó un segundo deshacerme de esa sensación estúpida, de nuevo divagaba entre todas aquellas pequeñas cosas que Harry hacía y que podían causar que el corazón se me disparara y se me atascara en la garganta. Me había prometido desde la noche anterior que cada ocasión que algo así pasara lo tomara sin importancia, que le ordenara a mis latidos volver a su ritmo normal y que mis ojos no se engancharan con los suyos. Parecía difícil para mí pero debía hacerlo por Niklas y por el compromiso que yo misma me había propuesto. Me repetía una y otra vez que Niklas no se lo merecía; aquel dicho de "estar a dieta no impide ver el menú" no aplicaba de igual manera para mí, una cosa era ver la bonita cara de Harry Talbot todos lo días y otra muy distinta, fantasear con él y olvidarme por completo que yo tenía un compromiso con alguien, por absurdo y ridículo que fuera.

Intenté deshacerme de su agarre de la manera más sutil posible, sin hacerlo parecer como un gesto brusco y grosero pero él apretó más sus dedos alrededor de mis manos, lo que me prohibió moverme de ahí.

-Shephard. Grey. Seattle. - enlistó con una media sonrisa.

Yo me confundí más por su combinación de palabras que para mí no tenían sentido alguno y tal vez era porque mi cerebro seguía dormido.

- ¡Grey's Anatomy, tonta! Estamos aquí. Digo que deberíamos llamar a Shephard y Grey.

- ¡Claro! No lo había pensado.

Harry recordaba muchas cosas sobre mí y eso seguía sorprendiéndome; como esa tontería de visitar al doctor Shephard porque nos encontrábamos en Seattle. En cada comida él se aseguraba que existiera algún platillo vegetariano en el menú para mí y él también lo ordenaba. Podía pasar horas viendo Grey's Anatomy conmigo y yo la verdad es que no sabía si a él también le gustaba o solo se resignaba a verlo conmigo. Pequeños detalles así me volverían loca.

Starstruck | h. s. | a. u. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora