Capítulo Especial #3

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Antes de comenzar con el capítulo les advierto: mucho texto.
Es un capítulo que me costó un poquito escribir porque debía decidir que cosas agregar o no a la vida de este querido personaje.
Ahora que está terminando debo decir que estoy conforme.
Espero que les guste, y lo conozcan un poco más
El sábado subo el último especial, el de Abby.
Me despido por hoy, les mando un abrazo enorme, nos leemos de nuevo en unos días.
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Narra Gabo

-Amor, ya me voy.

Sonrío al sentir el beso que deja sobre mi frente y tomo su brazo antes de que se aleje.

-Cuidate por favor.

Él asiente, y después de dar un par de vueltas más por la casa para buscar sus llaves y el celular, se escucha como la puerta de entrada se cierra, indicándome que ya partió para su trabajo.

Internamente pido que nada le pase y que vuelva sano a casa.
Lucas es policía desde hace un par de años ya, pero todavía no puedo quitarme de encima el miedo de que algo pueda pasarle estando de turno en las calles, y que yo no pueda hacer nada para ayudarlo.

Aunque bueno, al fin y al cabo ese es el miedo de todos, que le arrebaten la vida a un ser querido es la pesadilla de cualquiera.

Como es viernes, no me toca ir a trabajar temprano así que decido posponer la alarma para unas horas mas tarde y cuando ya estoy un poco más tranquilo vuelvo a dormir.

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13:00

Son muy pocas las veces en las que pienso en mi madre, porque cada vez que la recuerdo no puedo evitar ponerme triste.

Hoy particularmente la extraño mucho.

Tal vez sea un poco ridículo tener esta clase de pensamientos cuando estoy a punto de bajar de un colectivo, pero no pude evitar recordarla al ver a una mamá y a su hijito de unos 5 años riendo en los asientos del fondo.

Así era ella.

Graciosa, espontánea, generosa, empática.

Mi madre era la mujer más buena de todo el mundo.

Tal vez sea por eso que Dios se la llevó, o al menos eso es lo que me dijo mi padre cuando falleció después de haber luchado por mucho tiempo contra el cáncer de mama.

Estoy seguro de que si ella estuviera acá muchas cosas serían diferentes.
A veces pienso que si fuera así mi relación con papá no se habría roto, después de todo ella era la luz que nos mantenía unidos.

Intenté por mucho tiempo entender a mi padre, ponerme en su lugar. Entendí que debió ser muy difícil para el perder al amor de su vida y al poco tiempo enterarse que su hijo le había salido gay, "desviado", "maricon".

En ese momento, cuando escuché esas palabras salir de su boca para dirigirse a mi, nuestra relación se quebró.
Pero se terminó de romper cuando, luego de algunos años, conoció a María, quien en poco tiempo se convirtió en su nueva esposa.
Y no, no porque ella lo pusiera en mi contra y tratara de separarnos, como podría llegar a esperarse.
Siempre había escuchado que las madrastras eran malas, pero esa no es más que una falsa generalización. Esto lo comprendí cuando la conocí a ella.

María era, y es, una mujer increíble, y desde que llegó a mi hogar, cuando yo tenia aproximadamente 14 años, se convirtió en una segunda madre para mi.
Al enterarse de que mi padre me ignoraba y desvaloraba por mi sexualidad, fue la primera que intentó hacerlo entrar en razón.
Por las noches podía escuchar como ella trataba de hacerle entender que nada malo sucedía conmigo, pero eso empeoró aún más las cosas.

Dos idiotas enamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora