Capítulo 5

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Miro el techo.

No se cuanto tiempo llevo haciendo esto.

¿Una Hora? ¿Dos? ¿Tres?

El celular suena, suena y suena pero yo no atiendo. El timbre dejo de sonar hace una hora, seguramente era algún alumno que vino por las clases.

No quiero ver a nadie, no quiero hablar con nadie.

Volver a casa en el colectivo fue horrible, y no lo digo por el hecho de que un nene de dos años me vomito en la remera, ni que al venir un auto paso cerca de la vereda haciendo que el agua me empape toda. No, lo digo porque estuve todo el viaje mirando por la ventana para comprobar que Sebastian no me seguía

Si, puede sonar como si estuviera re perseguida, pero sentía que el iba a buscarme al terminar las clases o que me iba seguir a casa.

¿Qué voy a hacer?

Esa es la pregunta que pasa por mi mente desde que salí de la escuela.

Podría renunciar, pero eso demostraría que el me sigue afectando. Además, no es facil encontrar empleo y yo necesito la plata.

El telefono no deja de sonar y ya me está hartando. Tal vez no le tendría que haber dicho a las chicas que Sebastian volvió...

Todavía no puedo creerlo. Adams volvió.

Despues de ocho años volví a verlo. La ultima vez que lo ví me dijo que se iba a mudar a Mendoza, entonces ¿Por qué está acá?

-Por mí no-susurro irónicamente.

Tendría que haber venido por mi hace unos años, cuando todavía lo esperaba y apostaba por nosotros.

Tal vez se casó, es muy probable. Tal vez se casó con una rubia guapa llamada Aldana, con curvas y buen cuerpo. Tal vez ya tiene hijos...una nena llamada Raquel o un nene llamado Pedro...Y tal vez hasta tiene un  perro chiquito llamado Toto.

Ya estás delirando

Si, estoy delirando.

Me levanto de la cama y arrastro los pies hasta la cocina. Busco un ibuprofeno y cuando lo encuentro me lo tomo de una con un poco de agua. Espero que con esto se me pase el dolor de cabeza.

Voy al baño y me lavo la cara con agua fría.

-MALDITA SEA!-grito al entrar al cuarto y escuchar que mi telefono sigue sonando.

Lo agarro y lo meto dentro de mi placard, debajo de toda la ropa.

Vuelvo a acostarme en la cama y clavo mi vista en el techo.

-AILEEEEEN!-

Frunzo el ceño al escuchar gritos afuera.

-AILEEEEN ABRI LA PUERTA!!!-

Oh por dios, es Sebastian, me encontró.

Me pongo la almohada en la cabeza para dejar de escuchar los gritos.

-AILEEEEEEEEEEEEN! SOY ABIGAIL! ABRIME-

Me levanto de la cama y voy lentamente hasta la puerta.

-Que-digo

-AILEN! DEJA LA PISTOLA EN EL PISO!-me grita.

-No tengo una pistola-le digo apoyando mi cabeza en la puerta de madera.

-MENOS MAL! ABRI-

-Tengo un cuchillo-le digo tratando de bromear.

-MALDITA SEA AILEN-

Dos idiotas enamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora