—Nunca se lo he contado a nadie —dice—. Ni siquiera a Niall. Aunque creo que él me conoce tan bien que no es necesario que se lo cuente como para que se dé cuenta.

—Si no quieres, no tienes por qué...

—No —me interrumpe—. Está bien, quiero hacerlo. —Harry se aclara la garganta y toma aire—. Yo puedo parecer una persona muy sociable; de hecho, no hay nadie en este campamento con quien no haya hablado. Hasta las cocineras me adoran. Lo mismo me pasa en el internado, donde todos me conocen y me saludan por los pasillos. Sin embargo, lo irónico de todo esto es que los tengo a todos pero a la vez no tengo a nadie. Cualquiera que me vea pensará que tengo todo lo que quiero; que soy popular y tengo todos los amigos del mundo, pero nada más lejos de la realidad.

Aprieto los labios porque, de repente, sé a dónde quiere llegar a parar.

—No tengo amigos, Lou —continúa Harry—. O, por lo menos, no tengo amigos de verdad. Veo a la gente compartir sus secretos con las personas a las que les confiarían sus vidas, y cuando yo pienso en alguien que pueda hacer ese papel en mi vida, no hay nadie. Sí, claro, está Niall, pero él es mi hermano, no es lo mismo. Yo me refiero a una persona que me acoja en su casa cuando lo único que quiero es desaparecer de la mía. Alguien que, cuando le diga que tengo un problema, lo primero que haga sea preguntarme a quién tiene que matar. —Harry se detiene. Sus ojos están vidriosos y se mira las manos—. Sinceramente, no tener a esa persona me afecta más de lo que nadie puede llegar a ver.

Atrapo las manos de Harry en las mías y se las alzo a la altura de nuestras caras para poder besarle los nudillos. Me tomo mi tiempo al hacerlo, pues siento que su confesión sigue flotando en el ambiente y todavía hay que esperar unos segundos para que tanto él como yo la asentamos.

—Sé que esto no soluciona nada —digo al fin—, pero me tienes a mí.

—Pero vos sos mi novio. Sin duda me siento la persona más afortunada por tenerte, no me malinterpretes, pero pasa lo mismo que con Niall. Ustedes tienen un papel muy importante en mi vida, pero no es el que estoy describiendo, Lou.

—Es solo que ni él ni yo podemos ser esa persona, ¿no es así? —pregunto. No hay mala intención en mi voz porque, de hecho, entiendo lo que Harry quiere decir.

—Exacto —responde él—. Necesitaría a una persona a quien poder contarle lo increíblemente feliz que me siento por estar con un chico como vos, alguien que me arrastre por todo el centro comercial hasta que dé con el regalo perfecto para Niall, alguien que sea capaz de hacerme ver que tengo que pedirte perdón tras una discusión.

—Lo entiendo. —Hablo con voz clara y no muy alta—. No un mejor amigo, sino el mejor amigo.

Esta vez, Harry solo asiente, ya que no hace falta añadir nada más a la explicación. Al cabo de un rato, es él quien rompe el silencio.

—En cualquier caso —dice—, hasta que encuentre a esa persona, ¿me harás el favor de ser vos el que me obligue a recorrerme todo el centro comercial hasta que dé con el regalo perfecto para el pesado de mi hermano? Con cariño, claro, pero es que es muy difícil de regalar.

No puedo evitar soltar una risita porque, conociendo a Niall, seguro que Harry no está exagerando con lo de que es difícil de acertar. Me puedo imaginar que él es el típico que hace los regalos perfectos, por lo que la gente tiene que esforzarse mucho para estar a la altura del suyo.

Pero entonces caigo en la cuenta de lo que ha dicho Harry. Me está pidiendo que esté ahí para cuando tenga que comprar regalos para Niall, y eso es algo que va más allá del campamento. Nunca antes me he atrevido a pensar en qué pasará entre nosotros cuando el verano acabe, y con él el campamento. Creo que mi mente se ha negado a contemplar las posibilidades y, por algún motivo, Harry tampoco ha sacado nunca el tema.

this is our summer | larry stylinsonWhere stories live. Discover now