treinta y uno

8.2K 631 495
                                    

No quiero hablar con Harry. Cada vez que lo veo con intención de acercarse a mí, me doy la vuelta y me refugio en Niall, que se encarga de lanzarle una mirada recriminatoria a su hermano para dejarle claro que no es el momento. No es que esté enfadado con él por
lo que ha dicho en la clase de tango, sino que se trata más bien del miedo que siento de lo que pueda pasar.

Si pudiera congelar el tiempo para no tener que avanzar y afrontar los hechos, lo haría sin dudar. Y es que parece como si todo lo que iba tan bien desde que Harry y yo nos besamos por primera vez acabara de quedar patas arriba. He pasado de un estado de felicidad por que Harry se hubiera fijado en mí a tener dificultad para creer que de verdad yo signifique algo para él. Bravo, Louis.

En cuanto Niall y yo nos separamos cada uno a nuestra actividad, Harry no tarda en volver a intentarlo. Está claro que su hermano ejerce mucha influencia en él, pero, ahora que no está, parece que ha vuelto a ganar una confianza para hablarme que había perdido. Estamos en clase de piragua, y yo me apresuro a sacar los remos para evitar cuanto antes a Harry.

Le contesto con evasivas cuando prueba captar mi atención con mi nombre. No con el apodo con el que solo él me llama, tampoco con el cielo. En estos momentos, no le sale otra cosa más que mi nombre de de cinco letras.

—Ahora no puedo hablar, Harry.

—El profesor nos está llamando.

—Necesito que te apartes para poder alcanzar ese cubo.

Cualquier cosa con tal de evitar la conversación. Veo en sus ojos que está arrepentido por su comentario y que me quiere pedir perdón. Quiero escucharle, de verdad, pero ahora no es el momento, además de que no estoy preparado para afrontar una pelea de este tipo. Porque sé que, de alguna manera u otra, acabaremos peleándonos. Al fin y al cabo, ¿no es eso lo que mejor se nos da?

—Louis, por favor... —ruega Harry mientras nos metemos cada uno en nuestra piragua.

Le lanzo una última mirada que le corta la frase a mitad y le obliga a tragar saliva con un ruido sordo. Ya estamos todos en nuestras barcas y, mientras los demás escuchan al profesor, Harry y yo estamos en nuestro propio mundo de hablarnos con la mirada. Con mis ojos le dejo claro que estoy decepcionado y que no puede pretender arreglarlo todo con unas palabras mal pronunciadas en medio de una de las actividades. Por su parte, su mirada transmite una desesperación que yo nunca antes había presenciado y una larga lista de palabras de disculpa que ahora mismo no quiero escuchar.

La actividad de hoy consiste en una carrera de relevos. Debemos remar en ziz-zag entre las boyas que ha puesto el profesor en el agua y luego volver de la misma forma para pasarle el turno al compañero. No es que tenga especial ilusión por hacer esto, pero cualquier cosa me sirve con tal de alejar la mente de Harry y su insistencia. Solo cuando me preparo para recibir a mi compañero, que ya viene remando de frente para darme paso a que salga yo, me doy cuenta de que Harry no se ha cansado precisamente de insistir.

Pidiendo permiso a la gente de su equipo, Harry se adelante y se coloca en la línea de salida, su piragua paralela a la mía. Lo miro con una sola pregunta dibujada en el rostro: ¿Qué crees que estás haciendo? Sin embargo, no llego a pronunciarla en voz alta porque justo en ese momento llega el chico de mi equipo hasta mí, lo que indica que tengo que salir ya. Un segundo después, la chica del equipo de Harry llega a la fila y él sale detrás de mí. En cuanto estamos a una distancia considerable del resto de gente, Harry me llama.

—Louis, si solo pudieras escucharme... —lo oigo desde detrás de mí. Yo no contesto, ni siquiera tengo intención de girarme. Cuando vuelve a hablar, su voz suena mucho más próxima, por lo que miro por encima del hombro para encontrármelo a tan solo unos metros detrás—. Ya sé que la he cagado, pero...

this is our summer | larry stylinsonWhere stories live. Discover now