-Entiendo...-dijo finalmente. No comprendí si eso significa que iba a dejar en paz mi oscuro pasado, o si continuaría escarbando hasta que llegara a los cimientos.

-Así que...ya está ¿verdad? Cumplí mi parte, no le dirás nada a nadie.-salió como una pregunta, y crucé los dedos.

-No.-contestó, y respiré profundamente aliviada.- No le voy a decir a nadie.-

-Gracias.-

-¿y, tus abuelos?-preguntó de repente. Parpadeé.

-¿Eh?-

-¿Lo de tus abuelos no era verdad?-

-Bueno...no sé, supongo que no, digo, sé que debo tener abuelos en algún lado, porque mi mamá no nació de un repollo...- me reí, y su rostro serio me calló. ¿Por qué encontraba los peores momentos para meter un chiste? -pero no lo sé, nunca me ha hablado de ellos, ni los he conocido.-

-¿El hombre que las trajo? ¿Sabes quién es? ¿Tal vez sepa algo de lo que te está pasando?- me encogí de hombros dudando que supiera algo esa persona.

-Mnn...no sé, sólo parecía ser el que nos ayudaba a escapar, ni sé su nombre- dije, y comenzó a flotar hacia la ventana.

-¿Cuál es el nombre de tu mamá?-

-¿Por qué?- despacio se volteó apuntándome con sus reflectores azules radiantes.

-Porque tal vez si investigamos sobre ella podremos llegar a este sujeto, o tu familia, y saber si ellos también tienen esta...particularidad.-

-No lo sé...-dije sin querer realmente que nos metiéramos en los asuntos de mamá. Si ella jamás me contó nada, era porque así era mejor, estábamos a salvo de este modo. Si hubiera algo importante, de seguro ella me lo hubiera contando. De saber que tendría esta...capacidad, ella lo sabría, no es hereditaria, o no sólo yo sería especial. No lo creía. - tal vez para ti sea hurgar en información ajena, pero para mí es exponerme al peligro.- se acercó deteniéndose a milímetros de mis rodillas por lo que tuve que inclinar mi cuello para mirarle a la cara.

-No voy a dejar que te pase nada malo.-su voz era calma. Si tan sólo pudiera creer en él. Si tan sólo fuera así de fácil. Llené de aire mis pulmones.

-Ni siquiera sabes qué puede pasar, si despiertas al que estuvo dormido durante mucho tiempo, las consecuencias serán extremadamente costosas...pero no para ti, para mí.-

-Voy a ser cuidadoso...te prometí que no le diría a nadie, ¿cierto?-

-Sí...-suspiré. No se rendiría, y ya no estaba con fuerzas para pelearle, si al final haría lo que se le antojara, a eso vino a nuestro mundo.

-Pues, nadie lo va a saber.-susurró, y su convicción casi...casi me hizo creerle.

Nos miramos largo rato mientras me debatía. Puede ser que fuera un fantasma-espectro, frío, con malgenio, maleducado, sin tacto, pero...había algo que me hacía inclinarme a tomarle la palabra.

-Bueno...- poniéndome de pie, le señalé con mi mano vendada.- pero debes ser en extreeeeemo cuidadoso.- su cabeza bajó un centímetro clavándome bajo su mirada cegadora.

-Lo seré.-dijo con voz sorprendentemente suave.

Tragué saliva, y volví a sentarme.- Caterina Clemente.-murmuré, y alzando la mirada a sus ojos, supe que era una mala idea.- Es su nombre, el que adquirió cuando vinimos a vivir aquí.-

-¿Y, cómo se llamaba antes?-

-No lo sé...-exhalé agobiada.

-¿Cómo la llamabas tú?-

Tiempo y Existencia. Enterrada por el pasadoWhere stories live. Discover now