Capítulo 13: Memorables

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Leila

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Leila

Tomé mi mochila, me miré en el espejo del baño, me retoqué el labial, y salí, el instituto estaba tranquilo, sólo quedaban un par de alumnos, debido a que las clases se habían acabado hace una hora atrás.

Yo me había quedado a estudiar en la biblioteca, la verdad lo único que quería era aplazar lo máximo posible el ir a casa de Mike. Estaba preocupada por él, pero no quiero una avalancha nueva sobre mis hombros.

Amy me había hecho compañía, ella tenía que estudiar para biología, y no había parado de hablar de Ethan.

—No sé cómo no me dijiste antes que Ethan sentía cosas por mí, —la miré seria, —Vale, tal vez me hubiese asustado un poco, y te hubiese dicho que no querría arruinar nuestra amistad.

Asentí, complacida, —Me alegro de que al fin puedan estar juntos.

—Teóricamente, aún no. Estamos saliendo, pero ha sido mágico, estoy feliz.

Sonreí, —Amy, lo conoces hace años, ¿Por qué no están juntos de una vez?

—Pues porque quiero que él me lo pida, ya sabes que casi siempre soy yo la que hace todo en las relaciones, la que da todo de sí. Y en este momento, quiero que él se esfuerce, y me pida ser su novia, cueste el tiempo que cueste.

Me mordí la mejilla, —Ya sabes como es Ethan, siempre ha sido tímido para esas cosas, por lo mismo nunca a tenido novia.

Se puso tensa, y frunció el ceño, —Espero que no haga lo mismo conmigo, te juro, para mí es muy importante que él se interese realmente. Si no lo hace, estaré muy decepcionada.

Suspiré, —Amy, no puedes obligarlo a cambiar su personalidad. Le cuesta. Ya ves que le costó años, poder hablar de lo que sentía por ti. Tú diste el primer paso al besarlo. Tal vez también deberías pedirle que sea tu novio. Después de todo, ya no es algo taboo.

—No quiero eso. Quiero que sea él.

Desencadené mi bicicleta y me monté sobre ella.

—Debo irme, Amy, pero llámame si necesitas alguna clase de consejo. En mi opinión, deberías darle un empujoncito.

Nos despedimos, ella se encaminó a su auto, un escarabajo pequeño, pintado con flores, y toda clase de dibujos hippies. Muy Amy.

Una vez que se marchó, comencé mi camino a casa de Mike. No podía parar de pensar en por qué mierda se desmayó. ¿El beso había afectado su cerebro? Me estremecí de tan sólo pensarlo. Está bien, a mí me había causado, mucho miedo, y era todo algo más alucinógeno, algo más mental. Pero Mike se desmayara, eso definitivamente era real. No soportaría que le pasara algo, no podría lidiar con ello.

Los árboles del vecindario, se movían al compás del viento, hojas caían, bailando de forma suave, el cielo estaba nublado, cosa que era extraña en Santa Mónica. Por lo general siempre estaba soleado y hacía un clima para morirse. Los shorts que llevaba de pronto no me parecieron buena idea, porque con el movimiento de la bicicleta sentía el viento congelar mis muslos desnudos, y mi piel se erizó de frío.

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