Capítulo 9: ¿Estás dispuesto a todo?

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Leila

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Leila

En la noche del día anterior, Kyle había entrado al cuarto de Mike, y me dijo cosas, que me hicieron replantear el pensamiento de los chicos aún más, todos decían que era un idiota, pero ¿Realmente lo era o era todo una fachada?

Flashback.

Un ruido, me sacó de mi sueño profundo. La puerta de la habitación se había cerrado, y una silueta entraba a través de la oscuridad.

—¿Mike?—mi voz salió como un susurro, estaba ronca.

—Intenta otra vez.

Me incorporé en la cama, —¿Qué haces aquí Kyle?

—No puedo dormir pensando en que estás aquí.

Fruncí el ceño, estaba muy oscuro y no podía distinguirlo bien, —Bueno, lo siento. No puedo ayudarte.

Él se sentó a mi lado, —¿Puedo contarte algo que no le he contado a nadie?

Lo miré extrañada, no entendía, yo no había trazado muchas palabras con él, ¿Y me tenía confianza? Debo decir que era extraño, muy extraño.

—Cuéntame lo que quieras, Kyle, pero no te prometo estar muy consciente.

Él se recostó en la cama apoyando su cabeza en su brazo, yo lo imité.

—Lo siento, sé que probablemente esto te parezca raro. Pero últimamente siento que no tengo con quién hablar. Todos me ven como el chico superficial, narcisista, y antipático, no soy así realmente Leila. Soy como todos, no me gusto a mí mismo, me siento invisible en mí propia casa, siento que me faltan las cosas más importantes en la vida de cualquier persona. Las amistades, el amor...—me observó un segundo, y luego continúo con su vista fija en el techo, —No sólo me interesa jugar ¿Sabes? Cuando me interesa alguien, voy en serio.

—¿Por qué me dices todo esto? —me giré y lo observé, esperando su respuesta. Él, tenía la misma expresión de su hermano, una pensativa. De pronto, pude empatizar con él, tan sólo era un incomprendido, alguien que se había ganado mala fama, pero en realidad no era el malo que todos decían que era.

Se giró imitándome, quedando cerca de mí, —Porque siento que no eres como las demás chicas. No me vas a juzgar por lo que sea que te diga, ¿O sí?

Suspiré, y observé sus ojos, eran verdes, pero a penas podía apreciarlos a través de la densa oscuridad, —No, no te juzgaré. Creo que sólo eres un chico, que quiere ser comprendido, nada más.

Él suspiró profundamente, —Eres la primera que siento que me entiende.

Nos observamos un largo rato, él no despegaba su vista de mí, y yo...Por alguna razón tampoco la aparté, se sentía bien.

—Bueno...Gracias por escucharme, sé que probablemente fue tonto venir hasta aquí, perturbar tu sueño por cosas que me pasan a mí. Lo siento si fui imprudente.

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