De repente, Harry me agarra de los codos y me aparta un poco de la zona común. Se aleja hacia un lado del camino, conmigo a rastras, lejos de la mirada chismosa de la gente.

—No tienes ni idea de mi vida, Louis —me dice enfadado.

—¿Acaso me equivoco?

Harry me suelta de los codos y baja las manos. Sus ojos siguen furiosos, pero noto cómo intenta relajar el cuerpo.

—No sabes cuánto.

Lo desafío con la mirada, retándolo a que me diga algo más, cosa que no hace.

—Pues, yo creo que no estoy tan equivocado como dices —continúo ante su falta de respuesta—.

No hace ni una semana que nos conocemos, pero me he podido fijar en que te importan una mierda los sentimientos de los demás siempre y cuando tú salgas bien parado o ganando algo.

—Eso no es verdad.

—¡Claro que lo es! —le grito—. Si realmente te preocuparas de cómo le puede afectar tu comportamiento egoísta a la gente, no irías por la vida tratando de hundir a los demás —suelto todo de golpe, pero ahora hago una pausa—, tratando de hundirme q mí.

Harry no contesta de inmediato. Me imagino que estará buscando las palabras para responder y no quedar en mal lugar, ya que sin duda no hay nada que me pueda decir que niegue el hecho de que me ha estado haciendo la vida imposible desde que llegamos. Incluso me dijo que no se cansaría de fastidiarme aunque eso significara un castigo para él. Si ahora me intenta decir que no es su intención molestarme, seguramente le pegue una buena bofetada en toda la cara.

—¿Por qué crees que te fastidio, Louis? —me pregunta sin embargo—. ¿Por qué crees que justamente a ti?

La pregunta me pilla completamente por sorpresa. ¿A qué viene eso? ¿Acaso importa?

—No sé qué te habré hecho para que me odies como lo haces, solo sé que tienes una extraña obsesión con hacerme la vida imposible. Y no sé por qué justamente yo, de entre todas las personas.

Harry suelta un bufido, pero yo continúo.

—Por un momento he pensado que quizás me había equivocado contigo, pero en seguida me he dado cuenta de que no era posible: solo has venido a verme para poder sentirte mejor por lo que me has hecho con el laxante. No te has preocupado por mí, solo te importabas tú mismo, y ¿sabes qué? eso es muy egoísta de tu parte.

Me acerco hacia él apuntándolo con un dedo acusador.

—Pero lo peor es que no se de qué me sorprendo. Ya sabía que eras egoísta, solo hay que verte.

Harry me da la espalda y se aleja unos pasos de mí. Yo simplemente me quedo en el sitio. Me habla sin mirarme a la vez que se pasa una mano por el pelo.

—Como te he dicho, no sabes nada de mí —dice y, ahora sí, se gira—. Crees que me conoces pero en realidad solo estás haciendo suposiciones.

Niego con la cabeza, exasperado.

—Tu comportamiento me obliga a hacer estas suposiciones. ¿Qué pretendes que piense? ¿Que eres un encanto y que te caigo genial? Porque, permíteme que te lo diga, ni siquiera intentes convencerme de que no tengo razón.

—Mira, vas de que lo sabes todo y te refugias bajo tu escudo de analizar a las personas sin la necesidad de conocerlas primero y, permíteme que ahora te diga yo esto, las cosas no funcionan así. Si quieres tener una opinión sobre mí, al menos deberías darme el beneficio de la duda y conocerme un poco antes.

Alzo mucho las cejas y me cruzo de brazos.

—¿Me estás diciendo que quieres que te conozca? — pregunto.

—No —contesta Harry secamente—. Te estoy diciendo que no deberías pensar que tu opinión es la única válida. Me parece estupendo que la tengas y no te voy a decir que la cambies, porque me da igual, pero que sepas que no soy como crees. Tú puedes seguir forjando una idea de mí en tu mente, pero eso no significa que tengas razón, Louis.

Su respuesta me deja con la boca abierta. Decido probar por otro camino.

—Entonces, ¿por qué te comportas así, Harry? —bajo el tono para que suene más suave—. ¿Qué pasaría si te dijera que me gustaría conocerte?

El rostro de Harry para de furioso a sorprendido en un segundo. No se esperaba que dijera eso.

—¿Acaso quieres hacerlo?

Echo la cabeza para atrás y me tomo mi tiempo para contestar.

—No me importaría que dejaras de perseguirme para torturarme, la verdad.

—No es como si tú te hubieras quedado atrás, ¿no crees? —me reprocha.

—Solo porque empezaste tú.

Harry se queda callado y da un paso hacia mí.

—En realidad, creo que estoy perfectamente como estamos. No pienses que por esta conversación van a cambiar las cosas entre nosotros. No me caes bien, así que no creo que conocernos sea necesario.

¿Qué? ¿Después de decirme que no puedo juzgarle porque no lo conozco me viene con esto? No entiendo nada.

—Buenas noches, Louis —me dice antes de que me dé tiempo a replicar.

Harry se aleja por el camino que lleva a la zona de los chicos y yo niego con la cabeza. Espero un poco para después seguirlo y dirigirme a mi propia cabaña. Si pensaba que ibamos a llegar a un acuerdo, estaba muy equivocado.

this is our summer | larry stylinsonKde žijí příběhy. Začni objevovat