Capítulo 37

4.2K 202 5
                                    

Lo último que recuerdo es ver a Chris, acercándose. Desesperado. Asustado.

El mismo panorama de llamas hace que habrá mis ojos de golpe. Lo primero que veo es un techo sumamente blanco, las luces están apagadas, la ventana abierta y una máquina a mi derecha que escupe un aroma a vainilla, muy relajante.

Determino que estoy en el hospital de mi madre. Empecé de mover mi cuerpo, empecé por mi mano hasta que se chocó con algo, giro mi cabeza y veo a Chris. Está durmiendo, se nota un poco cansado, lo primero que hago es mover su cabello. ¿Cómo es que los hombres pueden mantener su cabellera con ese brillo y suavidad sin usar tantas cremas?

Esos gentiles movimientos hacen que se despierte.

–¡Emma abriste los ojos! – pronunció mientras se abalanzó para abrazarme.

–¿Qué fue lo que paso? – pregunté confundida, ni siquiera sabía cuanto tiempo dormí. Era como esos días en el que te dormías y luego te despertabas asustado, pensando que faltaste a clase o que no hiciste la tarea. La cartulina.

–Estamos en el hospital B – comentó, sus ojeras se notaban. ¿Por cuánto tiempo no durmió? -; dormiste por dos días completos.

–¡Qué! – me exalté –. Los demás, ¿qué paso con ellos, están bien?

–Están bien – aseguró con una leve sonrisa –. Masao, se fracturo el brazo al caer, el hombro de Celina, no tiene grandes problemas y...– hizo un silencio como si lo siguiente fuera la peor noticia –...murieron veinte personas; quince de ellos eran guardaespaldas y el resto policías.

– Fue mi culpa – escupí en un gesto de arrepentimiento –, si tan solo yo...

–No se pudo evitar – sujetó mi mano con mayor fuerza –. El equipo del hospital y tu madre hicieron todo lo posible, sufrieron quemaduras muy graves...

–Mi tía ¿cómo esta ella? – me puse nerviosa.

–Despertó ayer, no te preocupes.

La felicidad y la tristeza hacen que mis ojos se cristalicen. Después de todo, por fin había terminado. La puerta se abrió sin previo aviso y quien entro con toda su aura de seguridad era mi madre, que aún llevaba el uniforme de médico.

–Deja de llorar – ordenó y reviso mi expediente –, eso afectara al bebé. ¿Cómo te atreves hacer tal cosa? ¿Qué hubiera pasado si mi nieto resultaba lastimado? – preguntó aun con el expediente en mano y sus ojos fijos en mi...yo, yo estaba en shock.

–¿Bebé? – pronunciamos ambos con el mismo rostro. Confundidos.

<< ¿Bebé? ¿Mi madre acaba de decir bebé? >>

Es el mantra más largo, más fuerte y con mayor potencia que he hecho en toda mi vida.

–Sí, eso mismo. ¿Acaso no lo sabias? – hizo una expresión como si hablara con dos jóvenes que ni siquiera sabían cómo limpiarse –. Llevas una semana y medio de embarazo.

Eso nos deja totalmente callados, el que reacciona primero es Chris, quien se abalanza para abrazarme, yo aún inconsciente y desconectada de mi mente desvié la mirada hacia la sonrisa de mi mamá. Por Dios, era una sonrisa autentica, genuina, dulce, acogedora, cálida, incluso había olvidado como su sonrisa nos hacía sentir verdaderamente.

Saber que estoy embarazada me deja sin palabras, después de haber saltado esa tremenda altura mi bebé se ha portado fuerte. Bueno, eso es lo que pensé. Tal vez si lo hubiese sabido antes jamás de los jamases su padre me habría dejado ir y, posiblemente todo se quedaba en manos de Celina.

Matrimonio PredestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora