III - Un reportero adicto (2da parte)

1.1K 154 20
                                    


Por la mañana siguiente, el reportero cogió su chaqueta y salió del departamento a toda velocidad. Tenía planeado hacer acto de presencia en una pequeña escuela y no podía permitirse llegar tarde.

Cuando el autobús lo dejó en la parada que el mapa le había indicado, echó un vistazo al pedazo de papel para corroborar que se encontraba en la calle correcta. El letrero de la esquina ponía en letras blancas "Ashford".

Había llegado.

Un autobús escolar pasó a su lado, y él pudo observar que la rutinaria algarabía matutina volvía a escenificarse. De pronto, los recuerdos de su vida escolar desfilaron ante sus ojos, pero el periodista no tuvo tiempo para dejarse imbuir por ellos, ya que el timbre de la escuela comenzó a sonar de modo estrepitoso. Los estudiantes corrieron hacia el complejo, dejando las calles casi desiertas.

Jason cruzó la avenida y se aproximó a la entrada del colegio en donde un par de mujeres continuaban conversando. El periodista se acercó directamente a aquella que aún se encontraba ataviada con su bata de noche y unas pantuflas sucias. Mientras se acercaba, pudo escuchar que el motivo de la pequeña reunión se debía a los próximos preparativos para el día de pascua, pero todas guardaron silencio en cuanto lo notaron a su lado.

—¿Se le ofrece algo? —preguntó una mujer de sedosos cabellos dorados y zapatillas altas.

—Busco a la señora McCain —dijo con seguridad, aunque sabía a la perfección quién era la mujer que buscaba.

Todas dirigieron su mirada a aquella con los brazos cruzados y el rostro deslavado. Esta lo miró confundida.

—¿Qué necesita de mí?

Jason se apresuró a sacar su tarjeta.

—Mi nombre es Jason Brown, trabajo para una radio independiente de la ciudad, seguramente ha escuchado hablar de...

—No estoy interesada —interrumpió ella, dando media vuelta.

—¡Espere! Al menos permítame dirigirle algunas palabras, por favor.

La siguió un par de pasos.

La mujer se abrazó a su cuerpo y continuó caminando sin prestar atención a las súplicas de Jason. Y cuando hubieron llegado a la esquina, se volvió unos segundos, lanzándole una mirada llena de resentimiento, dolor y tristeza.

—Déjenos tranquilas. ¡Todos ustedes! —prorrumpió casi en llanto.

El periodista se sintió desarmado con aquella mirada y se detuvo, observando cómo Claire McCain se perdía en las calles del este de Brooklyn.

Se dio la vuelta y, con las manos en los bolsillos y la mirada en el concreto, comenzó a caminar de regreso. No había conseguido una entrevista, y a pesar de que no albergaba muchas esperanzas, sentía que bien habría podido insistir más, intentar sacar algunas palabras de la mujer de Richard McCain. Seguramente alguno de sus compañeros en el área lo habrían intentado. Y más seguro aún, no habrían dudado un segundo al ver que la mujer estaba a punto de desmoronarse, por el contrario, sin duda alguna, utilizar esa presión para hacerla hablar sería una táctica potente, aún más potente que la simple entrevista.

Tal vez no era tan insensible como necesitaba serlo en un trabajo como aquél. Sin duda alguna quedaría enterrado bajo la sombra de los reporteros que, sin un solo atisbo de consciencia, eran capaces de manipular una situación, por más desgarradora o penosa que fuera, aprovechándose de cada desgracia ajena y de cada dolor.

El día anterior había estado ahí para conversar con la profesora de Rachel y el director del plantel educativo, pero ninguno de los dos estuvo dispuesto a conversar con él. En cuanto les mencionó la palabra reportero, ambos huyeron de él como si se tratara de un leproso. Argumentaban sobre el derecho a la privacidad que tenía la pequeña y su pobre madre.

El diario perdido de Astaroth [Segunda parte de Holly]Where stories live. Discover now