03.

1.1K 176 344
                                    

—Podemos explicarlo.

Dijeron ambos hermanos a la vez mientras veían la expresión de pleno enojo en el rostro del chamán.

Sus intentos por retener a Seok Jin habían sido en vano, uno tras otro. En cuanto el muchacho encontró un jarrón con cierta decoración ambigua, salió de la tienda sin siquiera dirigirle la mirada y sin decirle nada más. Aún cuando Taehyung fue tras él para buscar respuestas, fue como si él se hubiera desvanecido en el aire. Sin rastro de él. Era poco decir que se sentía humillado.

En sus dos años viviendo en Gongju, no existió alguna vez una persona que perpetuara su paz. Y de repente venía un jóven a insertar un caos en su cabeza sin la menor preocupación.

—Tardaron una hora más de lo acordado —reprendió Taehyung. Estaba cruzado de brazos con la espalda pegada en el mural de piedra musgosa, y paseaba su mirada de uno a otro.

—Nuestro padre tardó más de lo esperado para irse a la Agencia Estatal —explicó Jimin.

La chica asintió e intervino —. Nunca come con nosotros, no sé qué se le ha metido a la cabeza hoy.

—¿Crees que haya sospechado que Taehyung come con nosotros? —le preguntó Jimin mientras su rostro expresaba genuina sorpresa. Riwoo sacudió la cabeza —. Me parece una idea factible, mamá trata a Taehyung como si fuera un hijo. ¿Crees que no se le haya escapado decir algo frente a papá?

—¡No es eso! ¿No viste cómo se la pasó hablándome sobre los preparativos para el ritual de la próxima semana? —contestó sin ánimos de seguir discutiendo —. Solo se preocupa por la Agencia Estatal y nada más. No trates de encontrar excusas donde no las hay, Park Jimin.

El chamán, quieto en su lugar, se dedicaba a observarlos con incredulidad. Mientras comenzaban a discutir de nuevo, él no podía sacarse de la cabeza la idea de ir tras el misterioso sujeto para averiguar cuáles eran los asuntos que lo llevaron a tal villa. Quería desenmascarar su identidad antes de que fuera demasiado tarde para hacerlo.

No podía permitirse estar en riesgo cuando su pasado seguía atormentandolo cada día. Habían pasado dos largos años, pero sabía que el palacio no flaquearía ni olvidaría la idea de buscar su paradero.

Aunque quería dejar su rencor atrás, pues sabía que no lo llevaría por un buen camino, no podía hacerlo tan fácil. La rabia recorría con avidez sus venas. Que aquel nuevo individuo llegara a buscarlo tan solo ampliaba más el margen de peligro del cual huía hace tiempo.

—¿Van a ayudarme sí o no? —remarcó cada una de las opciones. Los hermanos Park voltearon de inmediato para verlo, con la curiosidad tan evidente sobre sus rostros —. Me están haciendo perder tiempo con sus inútiles discusiones.

—¿Y ahora por qué estás de tan mal humor? —cuestionó la chica, cruzándose de brazos —. Hemos venido aquí a ayudarte, ¿Por qué otra razón estaríamos aquí parados? Al menos muestra un poco de gratitud.

—No estaba en mis planes que me ayudaran —señaló, despegando su espalda de la pared y caminando unos pasos hacia delante. Luego, al percatarse que no lo seguían, giró su cabeza y los miró con una ceja arqueada —. ¿No van a apurarse? Pronto comenzará a anochecer.

Pudo escuchar unos suspiros de frustración provenir de ambos y sonrió al ver cómo comenzaban a caminar para tratar de alcanzar su paso. Jimin parecía estar más asustadizo de lo común. El hermano mayor de los Park no era de ese tipo de persona, sin embargo tenía un respeto muy marcado hacia las cosas que involucraban lo paranormal. Era un muchacho que, en pocas palabras, rogaba por la aceptación en la Agencia Estatal para hacer rituales tranquilos.

Death God; JinTaeWhere stories live. Discover now