18.

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—¿Qué es lo que ha pasado?

Jungkook, con el corazón apresurado y un rostro cargado de pánico, miró al chamán que Seok Jin llevaba consigo. El Dios lo dejó sobre la estera, cuidando que su cabeza cayera con delicadeza sobre la almohada. Su apariencia era lamentable. Sus mejillas estaban teñidas de rojo y el sudor comenzaba a correr de su frente. Lucía como si estuviera luchando por apaciguar la respiración acelerada que presentaba.

Sin embargo, no lucía consciente.

El Dios lo había llevado todo el camino hasta el plano celestial, temeroso de dilatar más el tiempo y que Taehyung se encontrara en peligro. La expresión de Jin no distaba de parecerse a la de Jungkook, pero eso no le impidió seguir insistiendo al otro que comenzara con su trabajo.

Jungkook obedeció, con sus manos temblorosas por la sorpresa. Taehyung y él salieron momentos antes para la recolección de almas. El chamán, por más que no tenía responsabilidad alguna de cumplir con esos encargos, sabía que para pasar desapercibido debía actuar tal y como los ángeles de la muerte lo hacían.

Y la parca menor se sentía culpable por haberlo dejado en el centro mientras él se disponía a perseguir un alma que estaba dificultando las cosas.

—No entiendo por qué se ha puesto así —dijo Jin, atropellando sus palabras y caminando de un lado a otro en la amplia habitación —. Colapsó de repente, sin el menor aviso. Puedes hacer algo por él, ¿verdad?

—Creo que sí.

Jin soltó una carcajada con sarcasmo —. ¿Lo crees? Da una respuesta concreta.

El ángel de la muerte frunció el ceño —. ¿No se te ocurrió llevarlo a un médico humano primero? Sabes que no podemos curar las enfermedades de los humanos así nada más, es contra las reglas y si alguien se entera que…

—Jungkook… Solo por esta vez, ¿sí? Nadie se enterará que has usado tus poderes de forma irresponsable.

El aludido chasqueó la lengua y volvió a su trabajo.

Incumplir las reglas era una gran molestia para Jungkook. Quería pasar su inmortalidad de la manera más tranquila, sin meterse en problemas como los otros ángeles de la muerte lo hacían. No porque quisiera recibir méritos o halagos, sino porque Jungkook no soportaba el tener que vivir su vida temiendo por consecuencias.

Posó su mano sobre la frente de Taehyung e intentó traspasar sus energías al cuerpo del chamán. Pero eso no parecía estar funcionando. No había energías faltantes en el alma del contrario, y había algo que estaba bloqueándolo al tratar de ayudarlo.

Una negatividad que le causaba escalofríos.

—¿Hay algo malo? ¿Por qué tú rostro está así?

Jungkook negó con la cabeza, intentando hacer que Jin no se preocupara. Sacudió sus manos y se concentró, intentando volver a transmitir sus energías al otro.

—Lo perdí de vista por completo —empezó a decir el ángel de la muerte —. Le advertí que no se alejara del lugar en que acordamos vernos, pero cuando llegué ya no estaba. Supuse que te habías encontrado con él y vine para acá.

—Estaban siguiéndolo.

La parca ladeó la cabeza —. ¿Un espíritu? Eso es imposible, limpié toda el área antes de dejarlo ahí y me aseguré de detectar que no hubiesen Nachalsa alrededor.

—No se trata de un espíritu. Es el guardia de Hoseok, el príncipe heredero —respondió, sentándose a un lado de Jungkook y mirando sus vagos intentos de hacer algo por el chamán.

Death God; JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora