Lluvia de Estrellas

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El cielo. Un vasto y enorme espacio lleno de cosas que incluso desconocemos. Cuando dicen cielo solo se me viene a la mente el color azul y el negro. Es curioso, pero será tal vez porque esos son los matices que pintan a ese lienzo lleno de ozono, y más allá de éste, lleno de estrellas. La verdad es que hace un lindo día, y ya que hemos terminado podríamos pasar aquí haraganeando sin mucho más qué hacer. Al final, es un lugar un tanto acogedor. Kathy ha cerrado sus ojos, respirando y exhalando con lentitud. André está en las mismas. Seguramente ambos disfrutan del agradable ambiente. Es fresco y no apesta a húmedo, sin mencionar que el sol no nos da de lleno en la cara por su actual posición. El aire que entra por el espacio entre la ventana y el marco es el suficiente para que respiremos sin sofocarnos.

Y entonces pienso en alguien: en Peny.

Esta sensación tan quieta y calmada, fresca y etérea, limpia y silenciosa, solo me recuerda a Peny. Ya hace al menos un año que no sé de ella y espero que esté bien. A veces, solo a veces, soy tan afortunado de poder encontrarme a personas buenas en esta vida, en mi vida, tal es el caso de Cori y Karla, André y Kathy, Khana y Alice... y muchas personas más... como Peny. Sin embargo las situaciones en las que nos encontramos con ese tipo de personas pueden ser incluso ridículas, como sacadas de una película mal hecha o de una novela chafa. Es gracioso la verdad, pero creo que para que me comprendan mejor debería de comentarles quién es Peny.

Ella, una chica que para cuando la conocí tenía 19 años, alta y esbelta, de cabello negro y piel morena, ojos marrones y pestañas crespas. Peny. Ella es Peny. Cuando la conocí pensé que era una total locura el asunto, y tal y como muchas cosas que Cori o Karla no saben, Peny es solo parte de mi memoria que aún no me animo a compartir con ellos. Espero tener un día la oportunidad de hacerlo.

¿Qué aún siguen con la duda de quién es exactamente Peny? ¿Qué si cómo la conocí? La historia es un tanto extraña, pero persiste como un excelente recuerdo. Uno de esos recuerdos que rememoro con una sonrisa en el rostro llena de satisfacción.

Soy Sasha, un chico de 17 años, que cuando tenía 16 conoció a una chica llamada Peny.

Ella es Peny.

Febrero de 2009. Longmont-Colorado:

Vacío. Eso es lo que siento en mi casa: Vacío. Mis padres, como siempre, no están. Trabajan. ¿Y yo, qué hago aquí solo? Karla me ha dicho que si deseo puedo ir a cenar donde ella, Cori también me ha invitado, pero les he rechazado. No quiero ser un pesado. A veces creo que la señora Bonnet o la señora Woller se aburren de verme en sus casas. Paso tanto tiempo allí que pareciera que vivo con ellos.

Miro mi reloj. Las ocho con doce de la noche. Tengo hambre y no hay nada para cenar. Sí, sí, ya sé que debería de ir con Karla o Cori, pero ya les he mentido conque tenía cosas qué hacer y rechace sus amables ofertas. Mejor debería de ir a ver que hay en el frigorífico para preparar.

Salgo de mi cama y bajo a la cocina en busca de cualquier cosa que sosiegue mi hambre. En la alacena, nada. Busco en el refrigerador, y nada. Nada más que un zumo enlatado de ciruelas y un trozo de jamón. Nada decente que cenar, ni tan siquiera una manzana o cualquier otra fruta. Tendré que ir a la ciudad por algo. Al McDonald's o a la pizzería seguramente, a menos de que quiera morir consumido por mis jugos gástricos.

Cojo las llaves del auto, me pongo mis zapatos Converse y me dispongo a salir. Es una hermosa noche estrellada aquí afuera y la brisa sopla fría. Lo suficiente para poder ver mi aliento convirtiéndose en vaho. Paso sin detenerme a la cochera y en unos minutos ya estoy conduciendo camino a la ciudad.

En el camino paso un tramo bastante oscuro. Un tramo en el que los sonidos de la noche se intensifican, perdiéndose de lleno en planas y extensas llanuras que temprano se muestran verdes y llenas de vida. Me encanta. Me encanta esta sensación de quietud tan natural y envolvente que se muestra con la temperatura fresca, la oscuridad y las estrellas titilando en el cielo. El paisaje por la noche es muy distinto al de la mañana. Las luciérnagas que pululan en los campos llanos a mis costados iluminan tenuemente con sus brillos verdes el aire, dando la sensación de estar en una tierra ficticia. El sonido de los búhos y grillos resuena por todas partes y el susurro de los arboles meciéndose y frotando sus hojas unos con otros termina de hacer perfecta la escena. Es como un cuadro pintado en tercera dimensión, que se mueve y mantiene sus efectos de sonido reproduciéndose. Todo es hermoso, esto es hermoso, y estas son el tipo de cosas que tanto me llenan de vida. Sonrío. Al regreso me detendré a observar las luciérnagas.

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⏰ Terakhir diperbarui: Apr 04, 2020 ⏰

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Sasha: Diario de un chico adolescente (Vol. II)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang