Capítulo 14

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"Todo lo que soy"


La tarde ha llegado tan fría como es costumbre del mes de octubre. Pronto se harán las tres de la tarde y aún no he hecho nada relevante en este día más que detenerme a reflexionar sobre ciertas cosas. Ya hace al menos una semana desde que Karla y yo fuimos al hospital a hacernos unos exámenes, pero tal como sucedió con Emily, somos incompatibles con Cori para poder ser donantes de medula. Tendrá que continuar con los tratamientos de quimioterapia, aun así, desconozco que tanta mejoría ha habido con su enfermedad. Estoy preocupado, demasiado preocupado para ser sincero y me cuesta últimamente encontrar un momento de paz en los cuales mis problemas no me agobien. Incluso esos momentos que paso con Cori y que antes solían ser tan enternecedores, ahora ni eso me hace sentir a gusto. "Preocuparse por esto no está mal, Sasha"—me dijo Cori hace unos días—"Pero de la manera en que tú lo haces posiblemente no sea lo más correcto".

Puede que él tenga algo de razón en ello, sin embargo, no conozco otra manera por la cual poder sobrellevarlo. Ya tuve esa desagradable experiencia una vez, esa tan palpable vivencia que me recuerda lo dura que es la vida a veces. Perder a mi abuela, de la manera en la que sucedió, es algo que solo alimenta mi preocupación por Cori, a tal punto que esa preocupación se vuelve tangible para los demás.

André lo ha notado, Kathy lo ha notado... Incluso Tránsito lo ha notado. Pero es que me es imposible ocultarlo. No es como una simple mentira que esconde tras de sí una verdad que no quiero que nadie más sepa, esto es más bien una verdad que tras de sí esconde más cosas que aun desconozco y que trato de reprimir por mi bien y por el de Cori. No quiero causarle más problemas de los que ya tiene.

Mis padres han regresado, justo el día de ayer, y los motivos de su tan pronto y repentino regreso parecen ser los mismos de siempre. Aunque podría jurar que están un poco distintos. Mi madre ha venido más callada de lo normal. Seguramente es el cansancio del viaje. Mi padre, por su parte, se le nota serio. Bueno, no es que fuese muy diferente antes. Aun así, algo es diferente, puedo percibirlo. ¿Será que están preocupados por Cori también, al igual que yo? No me sorprendería mucho la verdad que lo estuvieran. Para mis padres, Cori, al igual que Karla, son tan importantes como yo lo soy para ellos, y supongo que eso en parte es uno de los tantos motivos de su regreso. Por cómo van las cosas, es probable que la señora Woller ya le haya comentado a mis padres respecto a la condición de Cori, pero ellos aún no me han hecho mención de nada.

Miro mi reloj, las tres con cuarto, y el día aún sigue tan calmado y fresco. Las nubes pasan lentas, surcando un cielo azul que dentro de unas horas se volverá en colores purpuras y naranjas que anunciarán un atardecer para dar paso a la negra noche. Y yo, aquí en el techo de mi casa, esperando a que eso suceda, cubierto por la sombra que proyecta sobre el techo un árbol en el patio trasero de mi casa. Es un árbol tan alto que pareciera que ya lleva su buena cantidad de años en este lugar. Me pregunto quién lo habrá sembrado, o quién habrá vivido antes que mí en este lugar. Cuando vine a Longmont la casa ya estaba en un muy buen estado, pero según mi padre, antes de eso, tuvieron que hacerle varias reparaciones porque no estaba en condiciones habitables. En el ático anda escondido un álbum con fotografías de la casa de mucho antes que nosotros viniésemos, curiosamente, en ninguna aparecen los antiguos dueños.

Escucho la ventana de mi habitación chirriar y ser abierta, mientras alguien asoma por ella con dos tazas humeantes color verde. Kathy ha venido a hacerme compañía al techo. Amablemente me pasa una de las tazas y me sonríe.

—Supuse que se te antojaría uno—me dice soplando un poco su taza.

Café con leche. Está caliente, pero cae justo en el momento indicado con esta brisa tan helada. Sorbo un poco... sabe bien.

Sasha: Diario de un chico adolescente (Vol. II)Where stories live. Discover now