No te creo

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Se escuchó un leve grito, Shiro se quedó paralizada mirando el arma clavada en ese extremidad no sabía cómo reaccionar pensaba que no ocurría nada al hacerlo pero estaba totalmente equivocada.
-¿Sucede algo, Shiro?- Está se encontraba helada sin saber que pensar ni que decir, su mirada no se separaba de la mano con el cuchillo que sujetaba mientras estaba clavado.
-Dime que es una broma... Dime que no acabo de oír un grito.- Shiki no dejaba de sonreír, la miraba con diversión pues eso era parte de su juego.
-Me dijiste que querías saber dónde estaba Layla, bueno ahora ya lo sabes.- Se separó de esta que no parecía respirar le faltaba el aire mientras ataba cabos.-Pues ya lo sabes, ha estado aquí todo el tiempo, lo que sucede es que no de una sola pieza como puedes observar.- Las piernas de Shiro cedieron quedando de rodillas delante de la mesa mientras tapaba su boca y unas lágrimas caían de sus ojos.- Oh, vamos no llores por ella... Se metía contigo y las otras dos también pero a ellas las salvaste...- Mientras hablaba se acercó a un sillón individual, se sentó mientras miraba los ojos llenos de miedo de Shiro.- Me encanta esa mirada, lastima  que en Layla no la vuelva a ver más.- Dijo con una sonrisa de oreja a oreja, y un bote con dos esferas con un poco de lo que parecía una cuerda, eran los ojos de Layla en formón.
-¿A que te refieres...? No te entiendo.- Shiki iba a responder pero se dio cuenta de la hora y se relamió el labio inferior tenía sed, mucha sed pero no podía saciarla con ella... Aún no sabía que ellos existían.
-Es hora de que te vayas a dormir, vamos te acompaño a tu habitación.- Al terminar de hablar se levantó del sillón individual y extendió su mano hacia la temerosa Shiro.- Prometo responder mañana.-Dijo mientras la ayudaba a levantarse del suelo.-Ahora toca descansar.- Al decirlo los ojos de Shiro empezaron a cerrarse de forma lenta, tenía miedo de esa persona y aún así... Se estaba quedando dormida.
--Casa de Shiro--
Era raro que Shiro no llamará durante tanto tiempo era viernes y no tenían noticias de esta, su madre estaba preocupada llamaba a su móvil pero nadie respondía, iba a llamar a sus amigas pero cayó en la cuenta de que era imposible ya que Shiro se había cambiado de centro. La madre solo miraba el teléfono pero este no se movía ni se encendía.
-¿ Aún no ha llamado?- La madre negó con sus ojos húmedos eran las diez de la noche y nada, ni un solo mensaje.-Seguro que está con ese demonio...- Al terminar de hablar el aparato comenzó a sonar y la madre nerviosa contestó era el número de su hija así que contestó con alegría.
-Hola, Shiro... ¿Estas bien?- Pregunto preocupada pero en lugar de una contestación se escuchó una risa llena de locura y sadismo.
- Si mamá estoy bien.- al decir mamá lo dijo con un tono casi ofensivo hacia esta.
- ¿Dónde la tienes, demonio?- era la voz de su hermano llena de ira y rencor.
-Te lo he dicho mil veces pero te lo diré una vez más... No soy un demonio, si lo fuera tu hermanita ya estaría muerta y sin embargo solo está jugando con una mano y un Cuchillo.- Otra risa llena de locura.- Bueno oíd con atención este fin de semana Shiro se queda conmigo.- y tras esas palabras colgó y apagó el teléfono para que no sonará el resto del fin de semana.
--Castillo de Shiki--
Shiki acompaño a Shiro hasta la habitación donde está dormiría, se encontraba al inicio del pasillo de la primera planta, la habitación era sencilla: una cama, un escritorio, una pequeña mesa de noche y una ventana por la cual se podía ver la luna la cual esa noche se escondía tras una gran nube dejando ver solo la parte de arriba. Shiki dejo a su invitada en la cama para que está descansará y se fue de la habitación, iba cerrar la puerta con seguro pero pensó que mejor dejarla así, pues deseaba comenzar con su juego y eso solo empezaría con la curiosidad de Shiro.
Shiki se fue con una gran sonrisa en sus labios hacia la escalera pues su habitación se hallaba  en la segunda planta al final del pasillo que parecía nunca terminar, era oscuro y los gritos de ayuda no cesaban, Shiki se deleitaba con esos sonidos llenos de temor y agonía, su habitación era tan oscura que no se veía mucho más que la  cama, pero si que se podía escuchar como pequeñas patas golpeando un cristal y cadenas en la pared del fondo que estaban en un estado lamentable y estás sujetaban a una persona solo de una muñeca ya que aunque quisiera no podría huir pues sus piernas se encontraban a su derecha inertes.- Ya estoy de vuelta, te preguntaría cómo has estado... Pero no  obtendría respuesta.- un leve susurro se escuchó y tras ello una risa bastante sádica.- Me encantaría jugar pero entonces no quedaría nada de ti para cuando subiera mi amiga, esa a la que dañaste.- un leve sollozo se escuchó y después unos golpes leves al cristal, Shiki se acercó a la procedencia del sonido y ahí estaba un escorpión emperador con ojos blancos.- ¿No es maravilloso?- decía mientras introducía su mano dentro de la vitrina para recoger a dicho animal que escondía su aguijón para no clavarlo a su dueño.- ¿Sabes lo que hacen cuando sienten una gran amenaza?- Shiki camino con calma hacia su prisionera y dejo al escorpión en la cabeza de esta.- Dos cosas pueden suceder: la primera si cree que puede ganar intenta clavar su veneno en su presa, pero sino es demasiado fuerte se lo clava el mismo.- Layla temblaba mientras notaba como el escorpión campana a sus anchas por lo que quedaba de ella.- Tienes una pregunta, ¿verdad?- está asintió.- Adelante hazla.- dijo alejándose de la susodicha.
-¿Por qué no me mataste?- Shiki sonreía mientras se retiraba la chaqueta para dejarla en el suelo.
-En primer lugar por qué hubiera sido muy aburrido y segundo por qué la muerte te hubiera dado paz, así que decidí jugar con la mente de tus amigas y hacerles pensar que habías muerto cuando en realidad estás aquí viva.- Layla se quedó en blanco, sabía que ese ser era poderoso pero jamás habría pensado que tanto, una gota de sangre caía de sus ojos.- Me sigue gustando cuando lloras pareces una fuente de sangre y eso te permite seguir viva.- El escorpión llegó a donde debería haber unos ojos y se encontró con dicha gota de sangre intento clavar el aguijón pero Shiki lo cogió sin miedo alguno.- No, por ahora no. No me des las gracias te hubiera matado, ya que te hubiera clavado mi veneno.- Dejo al escorpión y se acercó a su cama la cual abandonaría muy pronto...
Tras varias horas Shiro se despertó desorientada, no sabía dónde se encontraba no reconocía ese lugar así que decidió investigar por su cuenta pues lo último que recordaba era que se encontraba con Shiki... Se puso a temblar cuando recordó el suceso con la mano y el cuchillo....¿De verdad había escuchado ese grito? Llegó a la puerta y pensó que estaría cerrada pero se sorprendió al notar que el seguro no estaba puesto. Miro a ambos lados todo era oscuro pero por suerte se encontraba cerca a las escaleras tenía dos opciones la primera bajar e intentar huir a su casa y la segunda... Mirar el piso de arriba su curiosidad pesaba más que su miedo así que con pasos lentos y también inseguros comenzó a subir, conforme subía se escuchan pequeños murmullos pidiendo ayuda pero hubo algo que la detuvo, algo cálido cayó en su frente no se atrevió a mirar hacia arriba ni a tocar lo que había caído, su destino era la puerta del final, no sabía porque pero quería llegar hasta allí.
-¿Qué demonios sucede en este lugar?- se preguntó a sí misma pues estaba sola en medio de un pasillo con gritos de melodía, no se atrevía a mirar a los lados solo al frente, la puerta se veía medio abierta parecía que la invitaba a pasar y ella acudiría a su llamado.
-Pareces pérdida pero a la vez decidida.- esa voz la trajo de vuelta ahora se arrepentía de haber subido Shiki se encontraba en la puerta pero parecía otra persona totalmente distinta, su voz parecía más fría de lo normal y sus ojos se asemejaban a un abismo sin fondo.- ¿Quieres saber lo que sucede? Ven y averígualo tu misma.- Al terminar de hablar desapareció en la oscuridad pero no sin antes sonreír como un niño bueno, Shiro se paró en seco y miro hacia atrás, nada era eso lo que veía las escaleras parecían no estar pero los gritos no cesaban cogió aire y reanudó su camino hacia la puerta que ahora sí se encontraba totalmente abierta.
-¿Shiki? - Preguntó con temor, al terminar de pasar a la habitación la puerta de un golpe ensordecedor se cerró. -Al menos se que te encuentras aquí...- susurro con temor pues no veía nada así que decidió no moverse por si rompía algo, pero sí que escuchaba esos leves golpeteos a un cristal, gotas de lluvia chocando contra la pared y ventana y por último una respiración irregular como si le faltará el aire.- Shiki, ¿Te encuentras bien?- preguntó despacio y aún sin moverse.
- Perfectamente, Es Layla la que no está tan bien...- se apoyó en el hombro de su amiga y aunque estaba oscuro este sonrió.-¿Quieres verla?- le susurro en el oído de forma lenta y amenazante.
- Eso significa que está viva... Quiero verla, verificar que está bien.- temblaba como una hoja pero aún así necesitaba saber que estaba bien.
-Bueno, lo has pedido tu, no lo olvides.- tras esas palabras se alejó de su invitada con lentitud casi a cámara lenta camino y a los pocos segundos encendió una tenue luz.
Shiro no reaccionaba ante esa imagen, la miraba fijamente quería gritar pero su voz no salía, deseaba correr y sus piernas no obedecían... Tenía miedo tanto que temía moverse, era en efecto Layla pero no parecía ella, su cabello estaba arrancado, en su frente una pequeña marca vertical como si algo hubiera sido clavado, sus ojos no estaban solo las cuencas que ya eran de un color rojo oscuro, sus mejillas manchadas de sangre seca como si fueran restos de lágrimas, pero su boca... Estaba parcialmente cosida pero se podía apreciar que la lengua ya no estaba en su lugar sino que cosida arriba en el paladar para evitar que emitiera ningún sonido. A los segundos Layla se movió y Shiro retrocedió de forma rápida chocando con Shiki quien la sostuvo de los hombros para evitar que se fuera.-¿ Te gusta mi obra de arte?- Shiro cayó de rodillas no estaba frío pues cayó en la chaqueta de este.- Me sorprende que aún aguante, pero mejor así puedo jugar un poco más con ella.- Shiki se acercó a Layla y le acarició la mejilla para que está volviera a llorar esas lágrimas que tanta gracia le hacía.
- Es imposible... Que esté viva... No me lo creo....- Decía Shiro sin separar la vista del suelo e intentando recuperar el aliento.
- Lo estás viendo y aún no te lo crees, que mona tienes tanto miedo que intentas negarlo.- se puso en cuclillas pero aún manteniendo las distancias.
- No es miedo es...  Raciocinio. Lo único  posible es... que es inmortal o... Esto seria imposible, no...  Es imposible solo eran leyendas y cuentos que mi hermano me contaba. Nada más - al terminar de hablar Shiki reía como un psicópata.
- Me estás diciendo que tu hermanito, te contaba historias ¿sobre que?- intentaba aguantarse a sí mismo no quería que lo temiera tanto aún pero se le estaba poniendo muy difícil.
- Sobre... Licántropos, brujos, hechiceras, vampiros démonos. Pero eran eso leyendas.- Shiki se relamía el labio inferior y en una ocasión lo mordió haciendo que esté sangrara mientras Shiro miraba al suelo.
- No son leyendas Shiro, y sabes por qué lo sé... Por que yo soy uno de lo que has nombrado, bueno más bien en la escuela nocturna lo somos.- tras eso suspiro para calmarse y volvió a acercarse a su presa.- Bueno Layla se terminó tu juego así que. Adiós.- cuando se despidió atravesó su pecho y le arrancó su corazón dejándolo caer en el suelo.
Shiro estaba blanca no creía lo que sus ojos habían contemplado el cuerpo de Layla dejo de moverse y está comenzó a llorar.- No eres nada de lo que he nombrado solo un asesino... Déjame irme por favor...- Shiki la miro divertido y su sonrisa se amplio
-No soy un asesino, aunque tú hermano así lo cree.- La levantó de un tirón y la llevó hacia el pasillo bajaron las escaleras y la obligó a sentarse en el sillón. Estaba temblando y llorando temía tanto que no se atrevía a moverse.- Te voy a enseñar lo que soy, y que sepas que seguiré siendo tu amigo lo bueno es que no volverás a desobedecer.- Muy poco a poco su pelo fue cambiando a rojo como la misma sangre, sus ojos pasaron de negro a rojos en un pestañeo y sus dientes dos de ellos sobresalían de su labio superior.- Como puedes ver no soy un asesino, solo un vampiro.- Sentencio sonrió cuando vio a Shiro agarrar el Cuchillo que había en la mesa. - no me hagas enfadar, Shiro.- está muy despacio dejo el Cuchillo y comenzó a llorar.
- No te creo... Para mi seguirás siendo un asesino.- palpó sus bolsillos en busca de su móvil pero este no se encontraba.
- Vas a llamar a tu hermanito, vale ten.- le acercó su móvil con una sonrisa.- Pero.- lo alejó de nuevo.- No me culpes después.- le dio el móvil y está marco el teléfono de su hermano, sin pensar en las palabras de aquel ser.

juegos Sádicos {FINALIZADO} 😁Where stories live. Discover now