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—ok, Jungkook. ¿Recuerdas todo lo que te dije?—preguntó Taehyung deteniéndose en mitad del centro comercial.

—asentí fervientemente—. Sí, mirada fría, manos en el bolsillo y sonrisa media.—dije como si fuera un general y yo un soldado.

—recuerda que no debes orinarte en los pantalones.—dijo Jimin en mi oído.

—¡no me voy a orinar! ¡No soy tú para hacer eso!

—ok...—Taehyung me miró y me tomó por los hombros, sonrió enternecido y se limpió sus lagrimas falsas con un sollozo fingido.—. Mi bebé ya creció.

—sonreí con vergüenza ante la ridiculez de mis amigos—. Supéralo, Tae. Jungkook ya es un hombre.—dijo Jimin rodeando los hombros de mi amigo.

—deséenme suerte.

Fue lo último que dije antes de dar la media vuelta y caminar hacia las salas de cine a esperar a Dahyun o bien a reunirme con ella si ya estaba ahí. Conforme más me acercaba al lugar cambiaba mi caminar por uno más tranquilo y metí mis manos en los bolsillos.

Dahyun ya estaba haciendo fila para poder comprar los boletos. Llegué a su lado y saludé haciendo que dejara de observar su teléfono y me saludara.

—. Oh, estaba a punto de preguntarte dónde estabas.—rió. Qué bonita sonrisa.

—. Uh, sí. ¿Ya decidiste qué ver?—pregunté mirando la cartelera del cine.

—. En realidad...sí.—dijo sonriendo mientras se acercaba a la taquilla a pedir los boletos.

Esto era muy fácil realmente. He aprendido, de todas las veces que tuve que mirar películas de Barbie con mis primas, de todas las anécdotas sobre sus citas y las pijamadas en las que me colé y las historias que escuché; que lo ideal en cualquier cita para escoger por cualquiera de los dos involucrados, es ver una película romántica o de miedo. Es de ley. Y si no es así, es momento de considerar si esto es una cita o es una juntada de amigos.

—. Dos para Parásitos. Gracias.—dijo Dahyun pagando los boletos.

ESPERA, ¿QUÉ?

—. Gracias.—volvió a agradecer con una reverencia y salimos de la fila.

Miré perplejo a Dahyun que sostenía los boletos en sus manos y sacaba más dinero para poder comprar algo para comer durante la película.

—. ¿Quieres algo? Yo invito los dulces.—preguntó amable acercándose al mostrador con diferentes golosinas y dulces.

Jimin antes de venir me explicó que estaba bien si Dahyun decidía pagar algo de lo consumiéramos e inclusive los boletos del cine, pues en las citas no siempre tiene que pagar el chico.

Pero soy un idiota, así que simplemente negué ante su pregunta porque no quiero que gaste dinero en mí.

—. No, estoy bien, Dahyun.

—. Ok, ¿entramos ya?—preguntó pagando la bolsa de dulces que compró. Asentí simplemente y la seguí hasta la sala donde proyectarían la película.

En este momento soy un completo idiota no quedaría mal tatuado en todo el ancho de mi frente.

Me senté a lado de ella en los asientos que indicaban los boletos y miré a Dahyun con una mueca. Se suponía que es una cita, ¿por qué parecía que lo hacía a propósito para no ilusionarme más de lo que estoy?

—. ¿Todo bien?—preguntó con una sonrisa en cuanto me vio observándola.

Al diablo, más ilusionado no puedo estar.

—asentí con la cabeza—. Todo bien.—volvió a sonreír y fijó su vista en los caramelos dentro de la pequeña bolsa de papel—. Ahm...¿por qué escogiste esta película?—pregunté tratando de no sonar ansioso.

—. Uhm, un primo me dijo que era una película muy buena. Pensé que podíamos verla juntos, es todo.—dijo con sinceridad encogiéndose de hombros.

Es que simplemente no puedo enojarme con ella.



[....]


—. ¡Wow! ¡Fue asombroso!—exclamé colocándome de nuevo mi chaqueta encima.

—. Te dije que sería una buena película.—mencionó Dahyun tirando la bolsa de sus caramelos en un bote de basura.

—. Bueno.—posé mis manos en mi cintura—. ¿Quieres cenar?—pregunté felizmente. Este era mi momento.

—. Ahm, en realidad no, Kook. Me quitaron el hambre los caramelos.—dijo con una sonrisa mientras sobaba su estómago—. Pero podemos ir, no hay ningún problema, mi madre me dio hasta las Diez.

—. No, está bien.—negué con la cabeza—. ¿Te llevo a casa entonces?

—. ¿Estás seguro? No comiste nada en la película.—preguntó mirándome preocupada.

—bufé—. Pff. ¿Qué dices? No tengo hambre—exagere con las manos. Y me había creído, hasta que mi estómago hizo un ruido sonoro de mis tripas pidiendo a gritos algo de alimento. Cubrí mi estómago con vergüenza y Dahyun rió ante mi reacción.

—. Vamos, conozco un buen restaurante en este centro comercial.—mencionó tomando mi muñeca y jalándome para que la siguiera.

Nos llevó a un restaurante donde servían hamburguesas y la decoración era retro. Dahyun tan sólo pidió unas papas fritas para no dejarme comiendo solo, cuando mi estómago exigía carne en grandes cantidades o si no me desmayaría.

Pensé que me daría vergüenza comer en frente de Dahyun, pero estaba tan hambriento que simplemente se me olvidaron todos los parámetros de la vergüenza en cuanto le di una mordida a la gran hamburguesa frente a mí. Cuando estaba a la mitad miré a Dahyun, me observaba con una sonrisa y sus hermosas mejillas sonrojadas. Le devolví la sonrisa sin mostrar mis dientes como pude con las mejillas llenas de comida.

—. Te manchaste aquí.—señaló mi mejilla. Dejé la hamburguesa y torpemente traté de limpiarme pero Dahyun sólo podía reír al darse cuenta que hacía todo menos limpiarme la mancha en mi rostro. Gruñí frustrado y me rendí. Dahyun soltó una pequeña carcajada y se acercó a mí. Con su delgado pulgar quitó la mancha de salsa de mi mejilla y sin pena alguna la llevó a su boca.—. Ya.

EN MI COLEGIO DE MONJAS ME ADVIRTIERON QUE EL MAL SE PRESENTARÍA ANTE MÍ Y QUE SERÍA MUY ATRACTIVO, PERO NO PENSÉ QUE SERÍA ASÍ.

—. ¿Ya terminaste?—preguntó al verme con la boca abierta, impactado por lo que acababa de hacer.

—parpadeé y asentí con la cabeza dejando de lado la hamburguesa—. ¿Nos vamos?


[....]


Habíamos tomado un taxi hasta la casa de Dahyun. Este era el momento cumbre, esto iba a darle fin a mi ansiedad. Era momento de saber si Dahyun tenía siquiera una pizca de sentimientos hacia mí.

Bajamos del auto y le pedí al chofer que esperara tan sólo un momento para que me llevara a casa después. Miré a Dahyun esperando que siquiera se despidiera. Parecía como si ella también estuviera esperando algo de mi parte, entonces me acerqué un paso.

Dahyun soltó un suspiro y posó ambas de sus manos en mis mejillas, me miró dulcemente y cuando se acercó a mi rostro, cerré los ojos esperando el impacto de sus labios en los míos, pero no sucedió. En su lugar, me besó en una de las comisuras de mis labios. Abrí los ojos de repente y la vi alejarse, rió ligeramente y se despidió sacudiendo su mano.

Yo, por mi parte volví a entrar al taxi y le pedí que me llegara a casa mientras posaba las yemas de mis dedos en mi mejilla con una sonrisa embobada.

Mala Ortografía ; J.jkWhere stories live. Discover now