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Wherever you will go > the calling
Changes > David Bowie
Wonderwall > Oasis

Estaba tumbada en el suelo de mi sala terminando un dibujo en mi cuaderno de garabatos y estilo libre cuando me entró una llamada de Harry. Estiré mi brazo para alcanzar mi teléfono sin muchas ganas de levantarme y atendí antes de que se cortara la llamada.

Tengo mucha fiebre, creo que moriré.

Al escuchar la voz congestionada, verdaderamente ronca y cansada de Harry hice una mueca preocupada, el rizado me había comentado que desde ayer empezó con resfriado pero hoy se encontraba peor.

—Harry, Hola, ¿te has tomado algo?

No tengo nada, me siento muy mal no he podido levantarme para ir a la farmacia.

Solté un bajo suspiro y me lo imaginé arropado, solo y enfermo, por lo que mi buen corazón y lo mucho que realmente me preocupaba e importaba Harry me hicieron levantarme del cómodo suelo para ir a visitarlo y llevarle algo. Quería hacerle compañía.

—Iré a llevarte algo, ¿De acuerdo? no tardo.

¿En serio? No tienes que hacerlo, Gi, me da algo de pena...

No seas tonto, sabes que cuentas conmigo.

Lo escuché suspirar y podía jurar que una sonrisa se formó en sus labio.

—Gracias, amor, te debo miles.

Al finalizar la llamada caminé a paso rápido hasta la cocina y metí en un pequeño bolsito unos limones y un tarro de miel para prepararle un té caliente a Harry en su casa, si lo hacía aquí tardaría mucho. De mi gaveta de medicamentos saqué unas pastillas para la fiebre y para la gripe.

Salí de mi departamento y me monté en mi bici pedaleando rápido hasta llegar al lugar de Harry. Nunca había venido pero me había contado hace unos días donde se estaba quedando y que su piso era el segundo. Su calle era más céntrica y movida que la mía, su edificio era de 5 pisos. Subí a trote las escaleras y toqué el timbre. No pasaron más 10 segundos cuando Harry abrió la puerta.

Se veía agotado, decaído, su cabello estaba revuelto, rizos en todas las direcciones, sus mejillas y sobre todo su nariz se encontraban rojas, sus ojos somnolientos, solo usaba unos pantalones de pijama gris y un jersey negro que tenía una hilera con planetas. Se veía jodidamente precioso a pesar de su estado, incluso lucía más joven y tierno.

—Hey —saludé pasando a su departamento. Me acerqué a él y toqué su frente y cuello, estaba hirviendo.

—Gracias por venir —Harry sorbió la nariz y sonrió de lado con labios sellados.

—Harry, tienes mucha fiebre. Traje algo para eso y para la gripe. Te prepararé un té, ve a acostarte y en seguida voy.

—¿En serio? —sus ojos cansados se iluminaron— Gracias, Gi, eres un ángel. Usa lo que quieras en la cocina, estás en tu casa.

—No tardaré mucho —le sonreí de vuelta.

Harry caminó con pasos flojos, sus pies cubiertos por unas medias blancas, hasta la única habitación que había, era un apartamento tipo estudio. Habían un montón planos y maquetas en la sala, un mesón con otros útiles más, supongo que su material de trabajo.

sparks fly [h.s]Where stories live. Discover now