23

835 53 4
                                    

Los días siguientes transcurren muy tranquilos, Margot y yo hemos comenzado a hacer los preparativos para volver a la escuela.

Papá le ha dado una lista de estudios que deberá hacerse y volver a casa apenas note irregularidades.

Margot pedirá la baja temporal para así ausentarse durante un año y cuidar de su bebé y de ella para poder recuperarse. En ese tiempo, Raví se mudará acá a la casa y continuará estudiando en línea.

Todas las cosas se están acomodando bastante bien, aunque me siento algo preocupada porque no he visto a Peter.

Kitty está ahora en la cocina hablando con papá sobre su aventura con Owen, por ello he decidido subir a mi habitación y leer un rato el diario de mamá.

Hoy es 30 de diciembre, y mamá escribió una bella lista de cosas que le gustaría cumplir en año nuevo, cosas como aprender francés, cocinar un platillo italiano y demás.

Decido que usaré este día para estar con Margot. Me levanto de la cama y me dirijo a su habitación, llamo a la puerta y responde:

-Pasa Lara Jean-.

-¿Cómo supiste que era yo?-. Pregunto algo sorprendida.

-Porque tocas la puerta de una forma particular-. Explica y doy una risa.-¿Qué pasó?

-No hemos tenido un día de Margot y Lara Jean en mucho tiempo-. Le digo y ella lo piensa, asiente y dice:

-Eso es precisamente lo que necesito-.

Apenas lo dice, ambas nos tendemos boca arriba en la cama y miramos al techo. Tenemos una enorme conversación sobre la Universidad, sobre chicos, incluso sobre el clima... en resumen, platicámos como no habiamos hecho en meses.

Después de eso, pusimos música y bailamos un poco mientras nuestras mascarillas faciales se secaban. Bailamos de todo, desde los Bee Gees, hasta Anna Of The North...

Mi hermana mayor ha cambiado mucho, y se que no ha tenido una vida fácil, pero la adoro con todo mi ser.

-Te amo, Lara Jean-. Me dice cuando estamos sentadas en la cama, pintándonos las uñas de los pies. El aroma de los barnices y el jabón se mezclan entre si, y eso me recuerda a cuando mamá se pintaba las uñas, lo que me pone algo nostálgica.

-Yo también, Margot-. Digo.- Eres una gran hermana-.

-Tu también lo eres, eres increible-. Apenas lo dice me suelto a llorar, ella me abraza y me besa la frente. Muevo el pie y siento algo húmedo que lo cubre...

-Lo siento... ya tiré el barniz sobre el edredón-. Digo llorando y Margot da una carcajada, ambas nos levantamos y cambiamos el edredón manchado por otro limpio.

Había extrañado mucho ésto... a Margot, nuestras risas, nuestras aventuras de familia, a papá, a Kitty, a Trina... incluso extrañaba mi habitación. La universidad es grandiosa, pero le verdad extraño mucho mis años de preparatoria en que todo era más fácil, divertido y emocionante.

La Universidad es un mundo de adultos, mientras que la prepa es un mundo de niños jugando a ser adultos.

He aprendido una valiosa lección de todo esto, y es: disfrutar cada momento, cada etapa de mi vida, porque ninguna se repetirá.

Pienso en mamá y una enorme paz me inunda, abrazo de nuevo a Margot, que me entiende sin que yo necesite decirle lo que pienso y siento, porque así es ella. Ella tuvo que suplir a mamá cuando murió, ella nos ayudó a salir adelante y nos dió ejemplo de entereza, ella nos mostró como hacer muchas cosas y nos cobijó, nos dio cariño y abrazos, y realmente no tenía porqué hacer todo eso... porque solo es dos años mayor que yo, era una niña igual que yo.

Ambas lloramos un poco, y paramos al cabo de unos minutos. De pronto alguien llama a la puerta y Margot dice que pase.

-Vaya plática...-. Dice Kitty algo ensimismada y demasiado pálida.

Margot y yo reimos y nos abrazamos las tres, sentadas en la cama,  mirando a la nada y aprovechando cada segundo para darnos calor de hermanas, ese calor que nadie puede suplir, y menos cuando estás lejos de casa.

-Las amo, chicas-. Dice Kitty, y Margot y yo nos sorprendemos...

-Yo también las amo-. Digo con un hilo de voz.

-Las extrañé mucho-. Añade Margot con la voz ligeramente entrecortada, conteniendo las lágrimas de nuevo. Pero al cabo de unos minutos las tres estamos llorando de nuevo.

Papá pasa frente a la habitación y nos mira sorprendido y enternecido, se mete a la habitación y nos abraza también.

Los cuatro estamos hechos bolita en la cama de Margot, aferrándonos a lo que es cierto y real... a la familia.

Trina nos mira desde el marco de la puerta, pero Margot le insiste en que se una a nuestro abrazo. Ella acepta y se funde en un mar de brazos y lágrimas, de caricias y besos.

Ellos son mi lugar seguro.


Soy Lara Jean en casaWhere stories live. Discover now