58. Clínica.

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Emma.

Todo era un auténtico caos, aquel palco había pasado de las risas a nervios en a penas unos minutos. Nunca se me olvidaría aquella imagen de la cabeza, la de Marco tumbado en el suelo, viendo cómo se rompía y yo no podía hacer nada por evitarlo. Su padre se quedó embobado mirando cómo se llevaban a su hijo pequeño en una camilla mientras que Igor salía disparado del palco vip en dirección a los vestuarios supongo.

Sophie se sentó en el suelo enterrando su precioso rostro entre sus rodillas. Tenía que hacer algo, moverme de mi sitio e intentar consolar tanto a mi hermana como a Gilberto, pero no podía porque los recuerdos venían a mí. La incertidumbre, el miedo y los nervios de no saber qué es lo que ha pasado pueden hacer que una persona pierda la cordura.

La puerta del palco se abrió de par en par.

-Se lo llevan a la clínica, vamos - Igor entró, cogió todas sus cosas y salió disparado con su padre detrás que se paró unos instantes para mirarme.

-Ven con nosotros por favor, te necesitará. - me lo suplicó con los ojos.

-Llevo a Sophie a casa y voy para allá, solo tienes que...

-¡No! - mi hermana pequeña se levantó del suelo y me miró enfadada. -Quiero ir con vosotros.

-Cariño es muy tarde, Marco estará cansado, mañana le podrás ver.

-He dicho que no - se levantó y me miró desafiante. La conocía perfectamente y sabía que era una batalla perdida discutir con ella. -Quiero ver a Marco, no quiero que pase como con mamá, nunca más la volví a ver. 

Se me partió el alma. No podía negarle nada después de lo que me acababa de decir. La cogí en brazos y salimos pitando de allí. Igor me mandó la dirección de la clínica en la que estaba Marco, ellos irían más rápido que yo. Monté a Sophie en su silla, la abroché y me dirigí al asiento del conductor. Introduje la dirección de la clínica y llegamos lo más rápido posible. 

-¿Dónde está? - pregunté comenzando a sentir los nervios de nuevo a flor de piel. 

-Están terminando de hacerle las pruebas, nos han dicho que le podremos ver aproximadamente dentro de una hora - me informó su padre. Asentí con la cabeza y todos nos sentamos en las sillas de aquella dichosa sala de urgencias. 

Sophie aprovechó para cerrar los ojos, pero me hizo prometerla que la despertaría en cuanto pudiéramos pasar a ver a Marco. Mi teléfono comenzó a vibrar, era Carla. 

-Hola - respondí, las cosas todavía no habían vuelto a la normalidad, pero lo harían, poco a poco porque habíamos hablado y porque ella necesitaba tiempo para asimilar todo lo que había pasado a su alrededor. 

-He visto la lesión de Marco desde casa ¿cómo está? ¿Es grave? - preguntó angustiada. 

-Aún no le hemos podido ver, Carla. Estamos esperando en la clínica. 

-Joder...Sergio ha llegado hace un rato y... - no dijo nada más, se le cortó la voz y a mí se me llenaron los ojos de lágrimas. No iba a poder soportar que ocurriera la historia por segunda vez. 

-Sí, lo sé - la lesión pintaba mal, muy mal, pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta porque todo se haría más real. 

-Cuando le veas ¿puedes llamarme? O escribirme un mensaje, lo que sea, pero por favor mantenme informada ¿vale?

-Por supuesto Carla, en cuanto sepamos cualquier cosa serás la primera en enterarte. 

-Muchísimas gracias - nos dimos las buenas noches y colgué el teléfono. 

Tenía muchísimas notificaciones, mensajes de whatsapp, llamadas perdidas de varios jugadores del equipo y...un mensaje de voz de mi padre. Tragué saliva antes de llevarme el teléfono a la oreja y escucharlo. 

"Hola cariño, acabo de ver la lesión de Marco, tanto tú como yo sabemos lo que tiene, y lo que puede pasar a continuación, pero, por favor, asegúrate de que no pase, Marco necesita volver a jugar. Te echo de menos, cielo." Se escuchó un pitido de fondo, y luego se cortó. 

-¿Emma? ¿Estás bien? - miré a Igor que estaba dando vueltas de un lado a otro de la habitación con su mirada posada sobre mí. - Marco se recuperará de esta, no será nada. 

Se estaba autoconvenciendo. Su padre y yo nos miramos, nos entendimos y decidió comenzar él la conversación. 

-Hijo, sabes que la lesión no es ninguna tontería ¿verdad?

-No sigas, papá, por favor - le suplicó. - ¿Qué será de él? El fútbol es su vida. 

Me levanté del asiento y seguí el movimiento de Igor. 

-No lo sé, pero si hace falta volveremos a Mallorca, buscaremos... - no dejé que Gilberto acabara de hablar. 

-No - dije rotunda. - Va a volver, y lo hará más fuerte que nunca. - Me miraron extrañados. - Lo más seguro es que tengo el ligamento cruzado roto, y tengan que operarle, perderá masa muscular hasta comenzar su recuperación y le llevará lo que queda de temporada. Pero volverá ¿vale? Lo va hacer. 

-¿Cómo estás tan segura? - me preguntó Igor con la lágrima a punto de caer por su mejilla. 

-Porque tiene un buen equipo, hará una rehabilitación espectacular y nos tiene a nosotros. Lo más importante es no dejar que se hunda. Yo me hundí una vez y no pienso ver cómo otra persona lo sufre, no me lo perdonaría. 

-¿Has...has pasado por esto? - preguntó Gilberto sorprendido. 

-Rotura de ligamento cruzado, en EEUU, justo cuando murió mi madre en un accidente de tráfico. Tuve que quedarme en EEUU varios días hasta que se me bajara la hinchazón porque no podía permitirme pagarme la operación allí. Llegué a España, tuve que esperar la lista de espera de la seguridad social, me operaron, y en vez de volver más fuerte, directamente no volví. 

Igor se acercó a mí y me abrazó fuertemente. 

-¿Qué era lo que hacías en EEUU, Emma? - Gilberto también se acercó a abrazarme. 

-Bailaba en una de las mejores academias de baile urbano. Si mi madre estuviera viva no me hubiera perdonado no haber vuelto a los escenarios. Nadie estuvo ahí para levantarme, ni para mantener mi mente cuerda. Por eso, no pienso permitir que a Marco le ocurra lo mismo. 

Me miraron con orgullo, y con todo el cariño del mundo. Adoraba a la familia de Marco, tenía mucha suerte y yo de haberles conocido. Una tos nos interrumpió y miramos todos directamente a la puerta. Un médico nos miraba sonriendo. 

-¿Familiares de Marco? 

-Nosotros - respondió su padre rápido. 

-Podéis pasar a verle, pero solo de dos en dos ¿vale? Los calmantes comienzan a hacerle efecto y necesita descansar. Es la habitación 20, primera planta. 

Cogí a Sophie en brazos que comenzaba a despertarse y pusimos rumbo a la habitación. Primero entraría Igor con su padre y luego yo con mi hermana. No veía la hora de abrazarle. 

Mentiras. // Marco Asensio //Where stories live. Discover now