4. Carla.

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Marco.

Llegué a casa a la hora de comer, estaba derrotado, me había pasado gran parte de la mañana en el gimnasio y no podía quitarme a esa chica de la cabeza. Entré por la puerta de casa y Valentina ya no estaba. En la cocina vi una nota, era de ella:

"Hoy como en la universidad, volveré por la tarde. Esta noche tenemos cena con mis amigas a las 9, no me falles."

Joder, no podía escaquearme otra vez, ya no tenía excusas válidas así que llamé a Marcos que me lo cogió a los dos segundos.

-Ey ¿qué tal la vuelta ayer? - sabía lo que pasaba cada vez que llegaba más tarde de lo normal a casa.

-Bueno, qué te voy a contar, pero tengo un problema - me senté en uno de los taburetes de la cocina - Tengo cena con las arpías.

-Ufff ¿otra vez? Si cenaron hace apenas dos días.

-¿Qué planes tienes para esta noche? - cerré los ojos y crucé los dedos para que aceptara.

-No, no, no, eso sí que no Marco. Yo te quiero mucho pero...

-Entonces si me quieres, ven a la cena, por favor - le supliqué.

-Yo lo siento mucho, porque es tu novia, pero es que no las aguanto. ¿Por qué no llamas a Sergio?

-Porque hoy tiene la dichosa cita que le ha costado un mes conseguir.

-Es verdad, con tu amiga ¿no?

-Sí, con ella, por favor Marcos, te necesito. Haré lo que quieras, de verdad - le supliqué todavía con los dedos cruzados.

Pasaron unos segundos hasta que finalmente me dio una respuesta.

-Está bien, iré con una condición.

-¿Cuál? - me temí lo peor.

-Que adviertas a Valentina de que su amiga rubia no me ponga ojitos y que no me persiga durante toda la noche.

Reí ante su condición y asentí repetidas veces.

-No te preocupes, te debo una.

Subí a la habitación para dejar las cosas y relajarme viendo una película, pero a mitad de ella mi teléfono sonó, era mi mejor amiga.

-No me digas que estás nerviosa por la cita de hoy - contesté nada más coger el teléfono.

-Pero mira que eres tonto - soltó una carcajada al otro lado de la línea que me contagió - Es majo ¿verdad?

Sonó insegura y yo automáticamente me puse rígido en el sofá.

-No permitiría que volvieras a pasar por lo mismo, ya lo sabes.

Pude notar cómo su cuerpo se tensaba recordando todo, y deseé estar a su lado para abrazarla.

-No puedo evitarlo Marco - me levanté de inmediato y fue derecho a coger las llaves del coche.

-¿Estás en casa?

-Sí, ¿por qué?

-No te muevas, voy para allá.

No le di tiempo a responder porque colgué rápidamente y me dirigí hacia la puerta mientras esta se abría.

-¿Dónde vas cariño? - me acerqué a darle un beso a Valentina para acallar sus preguntas.

-Me necesitan, vuelvo antes de las 9, prometido - le di otro beso y salí pitando sin ni siquiera escuchar sus quejas.

En menos de media hora estaba llamando a la puerta y deseando abrazarla, habíamos sido como hermanos prácticamente desde que ella pasó a veranear en la casa de al lado en Mallorca.

Fue ella quien me abrió y no dudé en achucharla entre mis brazos, la quería muchísimo.

-Gracias, de verdad - besé su pelo y entramos dentro de su casa. Me condujo hasta su habitación en total silencio, estaba sola.

En cuanto entré por la puerta pude ver toda la ropa encima de la cama, ya sabía lo que la pasaba.

-Con cualquier cosa que te pongas vas a estar preciosa - me miró dudosa mientras miraba todos los vestidos que había encima de la cama.

-Elige tú por mí.

No la puse ninguna pega, sabía lo que necesitaba y en estos momentos haría cualquier cosa que me pidiera. Examiné los vestidos que tenía en la cama imaginando cuál sería su favorito y lo vi en la esquina de la cama. Además podía ver cómo ella detenía su vista en ese vestido durante varios segundos mientras inspeccionaba los demás.

-Ese - era rojo con pequeñas flores blancas, perfecto para la llegada del calor.

Asintió con la cabeza y guardó todos los demás.

-Tú tienes una cita esta noche, y yo, sin embargo, tengo cena con las arpías.

-Uff - hizo una muesca de asco - Te acompaño en el sentimiento corazón.

Me lanzó un beso cuando salía por la puerta de la habitación y se dirigía al baño para prepararse. Di una vuelta por su habitación examinando las fotos que tenía en su corcho. La mayoría era de nosotros en Mallorca con 15 años, también estaba una foto de su fiesta sorpresa por los 18 y la despedida del último verano que pasamos juntos.

Una de las cosas por las que no me pensé dos veces venir al Real Madrid fue saber que ella estaba aquí y que me haría sentir como en casa. Seguí observando las fotografías hasta que en una aparecía una chica que me resultaba familiar.

-No puede ser - en ese momento la puerta se abrió.

-¿Qué no puede ser?

-¿Emma es tu amiga? - me di la vuelta y la miré cara a cara.

-Un momento ¿De qué conoces a Emma? - Carla me miró con los ojos abiertos.

-Esta mañana ha pinchado una rueda en la entrada de Valdebebas y la he ayudado.

-¡Por eso ha llegado tarde a las primeras clases! - abrió su armario buscando sus sandalias y un bolso que le fuera a juego.

-¿Pero ella no sabe que soy tu precioso amigo del alma? - ella rió ante mi broma y negó con la cabeza.

-Digamos que no le gusta mucho codearse con gente famosa - sabía que no estaba diciendo toda la verdad.

-Sé que cuando mientes tienes un tick en el ojo, ya sabes que puedes contarme lo que sea - se quedó pensativa y se sentó en la cama invitándome a hacerlo yo también.

-Ya sabes lo que me cuesta mostrarle al mundo que soy amiga de un futbolista famoso, Marco. No quiero que la gente se acerque a mí por eso, ya lo sabes - miró cabizbaja al suelo y yo acaricié su mano.

-Se la ve buena gente, no te juzgará por ello.

-Lo sé - miró su reloj y se alteró. - Tienes que irte, Sergio está apunto de llegar.

Miré el reloj y eran las 20:30, tenía que salir pitando si no quería que Valentina me echara la bronca.

Me despedí con un abrazo dándole todos los ánimos que necesitaba, no veía la hora de que comenzaron a salir juntos después de todo.

Mentiras. // Marco Asensio //Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang