8. Nota.

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Marco.

Habían pasado dos semanas desde aquella fiesta y con ello llegaba el final de la temporada y el comienzo de la selección. En unos cuántos días teníamos el primer partido en unas islas que no conocía nadie y después en Madrid, en casa.

Entré en la cocina y vi a Valentina con su mirada puesta en el portátil, estaba concentrada y su pierna no dejaba de moverse.

-¿Qué pasa mi vida? - me senté en un taburete a su lado.

Me miró cabreada y me enseñó su portátil, en la pantalla aparecía mi cuenta de Instagram y a las personas a las que seguía, entre ellas estaba Emma.

-¿Desde cuándo la sigues?

-Espera porque no entiendo nada - parpadeé un par de veces mirando la pantalla para asimilar lo que me estaba echando en cara - No lo sé Valentina, desde hace unos días, la vi entre los seguidores de Carla.

-¿Y por qué estabas cotilleando los seguidores de Carla?

-¿Y por qué tú haces lo mismo con los míos? - me estaba comenzando a cabrear.

-Porque te quiero.

Lo dijo con una voz tan dulce y calmada que me lo creí. Tonto de mí que no tenía ni idea de lo que se me venía encima.

-¿Te vas esta noche a cenar con los del equipo? - preguntó cambiando de tema y haciendo que me olvidara de su ataque repentino de celos.

-Sí, con los niños también, estás totalmente invitada - puso los ojos en blanco y asintió con la cabeza.

-Está bien, iré que hace mucho que no voy, pero ya sabes que odio los niños y que lo hago por ti.

La di un pequeño beso y subí rápidamente a ducharme y prepararme, se avecinaba una noche interesante.




Hoy tocaba en casa de Nacho. Cuando llegamos a las ocho ya estaban todos allí: Lucas con su hijo, Marcos con su novia, Isco y Sara con el niño y Reguilón, con una grata sorpresa para mí. Nada más entrar en casa alguien me tapó los ojos con sus suaves manos. Las toqué y por los anillos supe quién era.

-¿Carla? - dije ilusionado.

-La misma - me quitó sus manos de mis ojos y la abracé.

-¿Qué tal? ¿Todo bien? - habíamos estado varios días sin hablar por culpa de los exámenes.

-¡Todo aprobado! - gritó emocionada.

Volví a abrazarla esta vez levantándola del suelo. Estaba tan feliz por ella, por fin había podido recuperar la normalidad después de su relación con aquel dichoso Álvaro que la introdujo en un abismo del que se había salvado.

-Hay otra sorpresa,pero tienes que encontrarla - me susurró al oído de manera que solamente nosotros fuimos conscientes de esa confesión.

La miré extrañada, pero en cuanto me separé de Carla una mano me agarró la mía fuertemente, era la de Valentina.

-Buenas noches Valentina - dijo Carla de manera amable, pero forzada, todos sabían que no se llevaban precisamente bien.

-Hola Carla - mi novia comenzó a andar hacia el interior y me arrastró prácticamente con ella.

Sin embargo, en mi cabeza solo podía pensar en una cosa "hay otra sorpresa". ¿Qué quería decir Carla con eso?

-¡Marco! - la voz de una niña resonó por toda la casa junto a sus pequeñas pisadas, venía corriendo hacia mí.

Pensaba que era la hija de Nacho, pero en cuanto giré la cabeza y vi una melena rubia supe quien era y mi sonrisa se ensanchó.

-Pero bueno, Sophie ¿qué haces aquí? - solté la mano de Valentina y me coloqué a la altura de la niña. Llegó hasta a mí y me abrazó fuertemente.

-Nos han invitado Sergio y Carla - los señaló con sus pequeñas manos y ellos sonrieron muertos de amor por Sophie.

Otros pasos resonaron en el salón y pude ver a Emma acompañada de la novia de Marcos, estaban hablando animadamente. Automáticamente me acerqué a ellas para saludarlas.

-Por fin llegas, me estaba muriendo de hambre - me dijo Paddy riéndose.

-Lo siento, os lo recompensaré.

Me acerqué a Emma y le di dos besos.

-¿Todo bien? - pregunté mientras que ella asintió con la cabeza sonriéndome, tenía una sonrisa preciosa.

-¿Y tú? ¿Ya has descansado de la fiesta? - me reí ante su comentario.

-No mucho la verdad - la guiñé un ojo y terminé de saludar a todos los demás. Sin embargo, Valentina prefirió quedarse sentada en uno de los sofás con el móvil en la mano.

Carla pudo ver mi mirada de decepción al descubrir que Valentina no se esforzaba por integrarse en mi grupo de amigos y se acercó a mí.

-Marco, cariño, te lo he dicho mil veces, no merece la pena.

-A veces sí Carla, de verdad - me miró preocupada.

-¿Pero te compensa? - había dado en el clavo con esa pregunta.

Esperó paciente mi respuesta, pero no sabía qué responder, no estaba seguro si me llevaba más ilusiones o decepciones con Valentina a mi lado. Sin embargo, no quería quedarme solo, no otra vez. Muchas veces necesitamos refugiarnos en alguien, aunque ese alguien no nos haga ningún bien. ¿Era eso lo que me pasaba con Valentina?

-¡Carla! - Emma apareció a nuestro lado, se le había borrado la sonrisa.

-¿Qué pasa?

-Ha salido el acta definitiva de Derecho Penal - las miré expectante porque con una sola mirada se estaban diciendo demasiadas cosas, no podía descifrarlas.

-No me digas que... - pero Carla no siguió hablando porque Emma negó con la cabeza y se la aguaron los ojos. - Joder, Emma.

Se fundieron en un abrazo para después desaparecer por la puerta que daba al jardín. No separé la mirada de ellas, me habían dejado preocupado. Sabía que todo tenía que ver con una nota de la carrera, pero no sabía hasta qué punto podía influir un número en una persona.

Carla me miró a través de los ventanales y asintió con la cabeza invitándome a ir con ellas. No me lo pensé dos veces y me dirigí hacia el exterior. Al llegar no me senté en ninguna silla, me puse de cuclillas apoyándome en Carla, pero mirando directamente a Emma.

-Estoy seguro de que puedo hacer algo para alegrar esa cara - Emma hizo un esfuerzo por sonreír pero no le salió muy bien.

-Lo único que puedes hacer ahora es ir al despacho de nuestro profesor de Derecho Penal y... - pero no dejé que Carla acabara la frase.

-Seguro que es un hombre mayor a punto de jubilarse y que mira el nombre antes de poner la nota ¿verdad?

-No podrías haberle descrito mejor - sentenció Carla antes de que Emma se llevara las manos a la cara.

Carla y yo nos miramos sin saber muy bien qué decir, y es que aún no estaba muy seguro de lo que había pasado.

-Ey - le di un toquecito con mi mano en su rodilla - Todo tiene solución en esta vida, estoy seguro de que encontraremos alguna.

Se apartó las manos de la cara y me miró fijamente. Madre mía ¿por qué no llegó Emma mucho antes que Valentina? Sentía que cada vez que nos mirábamos estábamos compartiendo miles de sentimientos que ambos obviábamos por el momento.

Mentiras. // Marco Asensio //Onde histórias criam vida. Descubra agora