25. Beso.

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Emma.

El alcohol corría por mis venas, los sentimientos estaban a flor de piel y no pude reprimir mis impulsos. Salí corriendo detrás de Marco, esquivando a la gente, dando codazos y saliendo al exterior. No estaba en el jardín. Salí por la puerta y me paré en medio de la acera. Hacía aire y las nubes comenzaban a llorar, como yo.

Le vi al otro lado de la calle, mirando hacia arriba y tratando de respirar con normalidad. ¿Estaba así por mí? ¿Tanto significa para él?

-¡Marco! - grité saliendo a la carretera y comenzando a sollozar.

Se giró, pero no se movió del sitio y mis piernas habían comenzado a andar sin darme cuenta.

-Ya me lo has dejado suficientemente claro Emma, no hace falta que me lo repitas.

Se iba a ir, comenzó a andar y sentí cómo mi corazón se rompía. Sabía que era él, que Marco era la persona que había estado buscando todo este tiempo. Pero mis piernas decidieron no actuar, las órdenes no llegaban a mis extremidades y la cara comenzaba a arderme. Qué malo era el alcohol, se me había olvidado.

Marco sacó las llaves de su coche y lo abrió. Estaba a punto de abrir la puerta cuando eché a correr y me abalancé sobre él. Cogí su preciosa cara con mis manos y junté nuestros labios.

-Escúchame - juntamos nuestras frentes - Nada de esto ha sido un juego, todo ha sido real para mí.

Su respuesta fue besarme otra vez mientras la lluvia caía cada vez más. Podía notar su corazón latiendo junto a mi pecho. Si no se tranquilizaba acabaría dándole una taquicardia.

- No vuelvas a hacerme algo así nunca, por favor - me suplicó separando sus labios de los míos.

-Esto es una completa locura, Marco.

-Es nuestra locura.

Volvimos a besarnos perdiendo la razón y comenzando a construir nuestra historia. La lluvia cesó trayéndonos al mundo real.

-Será mejor que nos vayamos a casa antes de caer malos - dijo Marco acariciando mi mejilla.

-Tengo que avisar a Carla, ella conducía esta noche.

-Te llevo yo - volvió a besarme - O pasa la noche en mi casa, lo que quieras - otro beso más.

La idea de su casa era muy tentativa, pero Sophie me estaría esperando mañana por la mañana para desayunar conmigo. Entonces se me ocurrió una idea.

-Con una condición - me miró sonriente - Que me dejes mañana por la mañana en casa antes de las 10, tengo que desayunar con Sophie.

-Eso está hecho - me guiñó un ojo y subimos en su coche.

Escribí a Carla para que supiera que no volvía a casa y ella me dijo que dormiría con Sergio. También le mandé un mensaje a mi padre de que llegaba mañana por la mañana.

Puse el móvil en silencio y me dispuse a disfrutar de la noche con Marco.


Llegamos a su casa en a penas 15 minutos en coche y supe que la mayoría de ellos vivían por la misma zona con una gran seguridad. Aparcó el coche en el garaje y subimos por las escaleras hasta la planta principal. 

Me llevó cogida de la mano durante todo el tour por su casa. No presté mucha atención porque la cabeza empezaba a darme tumbos por culpa del alcohol. 

-No deberías haber bebido tanto - me dijo Marco mientras me conducía escaleras arriba hacia su habitación. Parecía que había leído mis pensamientos. 

Me senté en su cama y él fue derecho a su armario. Sacó una camiseta y un pantalón de chándal. 

-El baño es esta puerta y aquí tienes ropa para que duermas a gusto - asentí con la cabeza pero fui incapaz de moverme. - Ey, Emma, mírame, no te duermas.

Se puso de cuclillas frente a mí y me rozó la mejilla con su mano.

-Venga, campeona, que te acompaño al baño - pasó un brazo por mi cintura y entramos en su amplio baño. 

Tenía un plato de ducha enorme, un lavabo que no se quedaba atrás y además el baño estaba dotado de una bañera de hidromasajes. Me senté en un pequeño taburete y comencé a llorar. El alcohol había llegado a su máximo esplendor y con ello también mis emociones. 

-No, no, Emma, no llores, por favor - suplicó Marco acariciando mi mejilla, me encanta que hiciera eso. - ¿Qué es lo que pasa? - preguntó cariñoso. 

Negué con la cabeza intentando ocultar mis pensamientos, pero las palabras salieron solas de mi boca. 

-Deberías estar con gente como Valentina - me miró extrañado sin comprender nada. - Ya sabes, chicas guapas, modelos, y con miles de seguidores en las redes sociales. Esas que tienen padres ricos y desde pequeñas están acostumbradas a tenerlo todo. 

-Yo no quiero eso, Emma. Yo simplemente quiero alguien que me quiera por cómo soy, no por lo que tengo - susurró secándome las lágrimas. - Yo te quiero a ti Emma. 

-No voy a poder darte lo que necesitas.

-Lo único que necesito es que estés a mi lado. Eso sí que me lo puedes dar ¿verdad?

Asentí con la cabeza sintiéndome un poco más reconfortada. 

-Y ahora te dejo sola para que te cambies ¿vale? Si necesitas cualquier cosa estoy fuera. 

Se levantó dejando un beso en mi frente y cerrando la puerta con cuidado. Le hice caso y me cambié dejando mi ropa bien doblada encima del taburete. Me lavé la cara quitándome los restos de rímel de las mejillas y rezando para que mañana no me acordara de nada de esto porque me sentía realmente avergonzada. 

Salí del baño y me dirigí a la cama. Marco estaba sentado con el pijama puesto y me miró atentamente. 

-Te dejo elegir lado de la cama - dijo sacándome una sonrisa. 

-Solo quiero dormir, nada más - contesté riendo y dirigiéndome al lado de la cama que más cerca estaba. 

Nos tumbamos mirándonos, cara a cara, sin barreras y sin nadie que nos pudiera interrumpir. Volví a ver su mirada tan intensa, aquella que me quitaba la respiración y con la que había soñado varias veces. Esa mirada que, joder, me volvía loca y a la que no pensaba renunciar a pesar de las diferencias sociales. 

-Gracias - dije. 

-¿Por qué?

-Porque desde el principio me has aceptado tal y como soy. 

Me acerqué a él y le di un beso. El sueño se estaba apoderando de mí, iba extendiéndose por todos mis músculos y comenzaba a hacerme perder la consciencia. Me dormí con el sabor de Marco en mis labios y escuchando su preciosa voz. Hacía demasiado tiempo que no dormía con tanta tranquilidad. 

Marco había comenzado a cambiar mi vida. 

Mentiras. // Marco Asensio //Место, где живут истории. Откройте их для себя