UN GREY ENAMORADO

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—Tu marcha de tiempo atrás nos dejó preocupación, porque huiste. Pero ahora que has enfrentado todo, y al fin he vuelto a ver a mi rollito. Hija, no necesitas dar más explicaciones. —Julia dejó su sitio para acercarse a su hija. —Lo que dijo tu padre, estés en dónde estés, si eres feliz, nosotros también. Esta siempre será tu casa, y nosotros  siempre te esperaremos.

El padre de la chica se puso en pie para colocarse a su lado, sin sentarse, añadió:

—O haremos una visita, podemos visitarles en Seattle. Así conoceremos a su familia. —Clare sonrió. —El muchacho... Es el adecuado.

Ambas mujeres se miraron entre sí.

***

Un par de horas más tarde, la pareja de esposos  acompañaba a su hija y Theodore al aeropuerto, esperando a que ambos cruzaran la puerta de entrada a la línea de abordaje.

—Es la primera vez en que dejó ir a Clare, y me quedo tranquilo de que se vaya, Julianne. —El hombre murmuró conmocionado. Con el sentimiento extraño que tenía formado en su pecho.

—Porque nuestra hija se va en buenas manos. Feliz, radiante, y sobretodo, siendo ella misma otra vez. —La mujer pasó su mano por la espalda del hombre. —Gabriel, nuestro rollito ya es toda una mujer hecha y derecha.

Ambos tomaron rumbo a la casa que compartían desde años atrás, cuando decidieron formar una familia. Familia que en ese momento, ya había crecido demasiado, pese a la distancia y a no relacionarse tan personalmente.

El vuelo a Seattle transcurría con normalidad. Clare y Theodore comentaban cosas de la empresa, el visitar a la familia al llegar del viaje, o incluso comunicarse con Paul para poder estar cerca de Phoebe y poder verle otra vez. Una vez que el avión aterrizó, informaron su llegada a los Emerson y continuaron el viaje en auto a la casa de los Grey.

Clare comprendía la prisa de su pareja por estar en casa, y por ello decidió acompañarle. Además de todo el amor que sentía por el chico, desde que le defendió fuera de su casa, estaba encantada de haber conocido la parte de defensora de su novio, y sobre todo, de haber encontrado con ello la pieza final del ciclo que le permitía sanar su pasado por completo.

—Buenas tardes, familia. —Saludó Theodore adentrándose a la sala, dónde sus padres se encontraban acompañados de los Zimmerman.

— ¡Hijo! Con toda razón no me has cogido el teléfono, si venía volando. —Dijo Ana dándole un abrazo. —Clare, que hermosa te ves. Bienvenidos a Seattle, en su regreso.

Tras pasar la etapa de los saludos, ambos tomaron sitio en el sofá. Dónde es Christian quien les pone al tanto de la situación que se vive, con respecto a la relación con los futuros padres.

— ¿Es en serio lo que me cuentan?

—Sí, nos hemos reunido en el apartamento que se han comprado, y pudimos solucianr las cosas en tres nosotros. Por suerte, tu hermana ha dejado que nos acerquemos —Señaló Grey. —Y ellos se van a casar.

— ¡Joder con esos dos! Tal parece que cada que se sabe algo de ellos es que traen una nueva sorpresa, madre mía. —Theodore de verdad se sorprende.

—La idea de la boda no es tan descabellada después de todo, así mi nieto va a nacer dentro de un matrimonio. —Añade Erick. —Lo importante es aquí, que todos los que somos cabezotas entramos en razón, y la situación va mejor que nunca.

—Uju, es que si lo dice el rey cabezotas, es de pincharse y no sangrar. —Jud le agrega su destacada injundia al momento.

Esa noche, toman la cena todos juntos, e incluso Clare se queda a dormir en una de las habitaciones de la casa, con la advertencia no hacer crecer la familia más, sobre esto bromea Ana antes de retirarse a la habitación que comparte con sus esposo.