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La noche transcurría, y él no podía estar tranquilo. Clare se mantenía a su lado, al notar lo ansioso que se encontraba, las palabras eran escasas, Theodore, definitivamente estaba a su lado, pero su mente divagaba en cualquier otro lugar. « ¿Y si les llamo? » se preguntó por enésima vez, sentía miedo, temor de lo que pudiese estar ocurriendo. La chica se levantó del sillón, él la observó alejarse en dirección a la cocina. No tardó más de unos pocos minutos, traía consigo una taza en sus manos. Tan pronto le tuvo cerca, le tendió la taza, desprendía un aroma extraño, por lo cual frunció en entrecejo.

-Es una infusión de valeriana, te servirá para relajarte un poco. No solucionará tus problemas, pero te ayudará a estar un poco más tranquilo -le dijo con voz conciliadora. Cogió la taza para llevarla a sus labios. Entonces, ella agregó: -Mamá suele decir que cuando no puedes contra algo, debes tratar de controlarlo.

-Gracias -murmuró mostrándole una media sonrisa. -Por ser como eres, y brindarme tu apoyo siempre.

Ella pensaba responderle, pero el sonido proveniente del bolsillo de él lo impidió. Mamá, aparecía en la pantalla del móvil. Sus manos sudaban más que nunca antes en su vida, se sentía verdaderamente incapaz de responder. Clare lo tomó para deslizar el dedo y contestar.

- ¿Hola? -inquirió dudosa.

-Hola, Clare. ¿Está Theodore contigo? Sé que es su móvil, solo quiero asegurarme de que no se ha ido a ningún otro lado. He llamado a casa, y Gail me dijo que no estaba ahí.

-Está aquí, un poco preocupado. Hemos hablado sobre lo ocurrido.

-Es un alivio saberlo. Puede que se encuentre un poco desorientado por lo de esta noche, al igual que todos. Por favor, Clare, cuida de él. ¿Crees que puedas pasármelo?

-Por supuesto, señora Grey. Un gusto poder saludarle, espero que todo marche bien. -Sin esperar respuesta, le tendió el móvil. -Habla con tu mamá, cariño. Estoy segura de que ambos se sentirán mejor, bríndale tu apoyo. Estaré en la habitación, te daré un poco de privacidad.

Dejándole el aparato en sus manos, besó su mejilla y giró para irse, era respetuosa con respecto a cosas que debían resolverse en familia, y ella, no era nada para quedarse. Theodore, se sintiese cómodo, le contaría lo que estuviese aconteciendo. Mientras tanto, estaría en la habitación encerrada.

-Mamá -susurró despacio. -Tuve que salir de casa, me estaba volviendo loco. Lo siento.

-Yo te comprendo, mi cielo. No eres el único que se siente así, no imaginé que algo así pudiese ocurrir.

- ¿Cómo están Phoebe y su bebé? -inquirió con preocupación evidente en su voz.

-Afortunadamente bien, ambos, en lo que cabe. -Sintió el alivio instaurarse en su pecho. -Pero, la situación es complicada, ha habido un desprendimiento leve de placenta, y eso provocó el sangrado. Phoebe no quiere vernos, y es lo mejor, debe tener mucho reposo y alejarse de presiones o estrés.

-Aún hay peligro entonces -aseguro. -Mamá, odiaría ver a Phoebe sufrir, como ocurrió cuando Paul se marchó a Alemania. Esta mañana se veía muy feliz, y ahora entiendo el porqué. ¿Qué pasará ahora?

-Aunque me duela, respetaremos el espacio de ambos, tanto de Phoebe como de Paul. Él ha hablado con su padre, y le pidió que se aleje de ellos, es lo mejor. Nosotros también debemos hacerlo, por lo menos mientras el peligro pasa en su totalidad. Tu hermana ha tenido una experiencia desagradable hoy, y también me dolería mucho verle sufrir -dijo ella con la voz rota por las lágrimas que contenía. -Grace nos ha dicho que la distancia entre ellos y nosotros es la mejor medicina para Phoebe y su bebé.

UN GREY ENAMORADO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora