UN GREY ENAMORADO

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En la misma cama, han dormido los enamorados, a como suelen hacerlo en Seattle. Con la diferencia de que deben estar en pie un poco más temprano, para no quedar mal con sus padres. Pues Theodore le respeta, y también lo hace con sus suegros. Ha amanecido muy lluvioso, el cielo se ha inspirado desde la medianoche, y se ve tan cerrado en agua, que parece no tendrá fin. Al parecer, pasarán el día en casa.

—Me siento como un pajarito a punto de ser pillado por el gato. —Comentó Theodore con un tono de broma en su voz. —No puedo creer que estamos haciendo esto.

—Mis padres no son tan anticuados para no entender de que van las relaciones de hoy en día, pero, creo que ambos terminaríamos en el caldero. —Rió. —Y bueno, nosotros somos bien portados.

—Super bien portados. —Le estrechó entre sus brazos, para depositar un beso en sus cálidos labios. — ¿Qué crees que será el desayuno de hoy?

—Nunca he preparado el desayuno. —Confesó.

—Ya qué, siempre hay una primera vez. Hagámoslo de una, para sorprender a mis suegros, que han sido tan lindos conmigo.

Ella le sonrió, en los días que han pasado con ellos en la ciudad, todo les ha salido a pedir de boca, han conseguido empatizar, se llevan estupendamente bien. Incluso, el señor Emerson ha presentado al chico con sus amistades más cercanas, aquellos que una vez le vieron destrozadas y que ahora son testigos de lo feliz que se le ve.

Julianne y Clare, salieron juntas muchas veces, y a su madre se le veía pletórica al poder caminar por las calles del brazo de su hija, conversando de todo y nada.

Ambos se organizaron en la cocina para preparar el mejor desayuno de todos los tiempos, según Clare. De copiaron de la receta que Theodore encontró en internet, lo que es considerado "el desayuno perfecto" para empezar el día de la mejor manera. Con todo ya listo, y la cocina en orden, se dispusieron a poner la mesa. Encontrándose a Julia en la puertas, quien se lleva una grata sorpresa al verlos trabajar juntos. Se disponía a ayudarles, pero ellos se niegan, pues es su día para atenderles. Una vez que Gabriel se une a ellos, da inicio la degustación de lo que han preparado. Los dos agradecieron por el detalle, y quedaron encantados con el manjar ofrecido, no cabía duda que cuando se hacen las cosas con amor, quedan mucho mejor.

Al terminar de desayunar, sin permiso a objeciones, tanto Gabriel cómo Julia, se asignaron la tarea de dejar los trastos limpios, para compensar lo que la pareja hizo por ellos. El plan del día, era aprovecharlo lo mejor posible, ya que la estancia de los chicos en casa estaba por terminar, y pronto volverían a Seattle. Un par de películas, uno que otro juego de mesa, conversaciones sobre trivialidades, y un poco más. El día no pintaba para salir, pues la lluvia era incesante, el cielo seguía muy oscuro, definitiva lo pasarían bien dentro de casa.

Esa última semana, el móvil y la portátil de Theodore estuvieron muy activos en los momentos en que podía estar a solas en la habitación que le fue asignada, su trabajo se empezaba a resagar. Su puesto en la casa Grey estaba muy bien suplido por su padre, pero en Müller, desafortunadamente era el único que podía revisarlo todo, pese a que el señor Zimmermann se estaba encargando de la parte correspondiente a Paul, lo menos que deseaba era verse como un irresponsable.

Por las mañana hablaba con Anastasia, y una que otra vez con Christian, e incluso los consuegros consiguieron cruzar palabras entre ellos, quedando en organizar sus horarios para reunirse en algún momento y tener la oportunidad de conocerse a como se debe. Y él esperaba que para entonces, Phoebe y Paul formaron parte de ello. Si había algo que no le dejaba estar del todo bien, era el hecho de que había pasado mucho tiempo y las cosas en su familia no mejoraba. Si podía añadir algo a la lista de buenas noticias, era que la cabeza de familia de los Grey y Zimmerman, reflexionaron su comportamiento, y ambos ya solo querían solucionar las cosas con sus hijos. Solo hacía falta que los futuros padres dieran la oportunidad.