UN GREY ENAMORADO

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La tensión se percibía en el ambiente, se encontraban uno frente al otro en distintos asientos. Por un lado, él, ansioso por saber que tenía por decir su chica. Por otro, ella, la mujer asustada que le preocupaba su reacción ante la confesión. ¿Pensaría que está loca? ¿O qué vive encerrada en la autocompasión? La verdad es algo que no se puede ocultar, las mentiras tarde o temprano sale a la luz. Clare se encontraba nervioso, tronaba sus dedos tratando de controlarse, ya no había marcha atrás y hablaría por fin.

—Confieso que si, he ido con el doctor Flynn. Cuando Rhian llegó, y tú supongo le dejaste afuera del edificio, yo estaba saliendo de mi sesión con él.

— ¿Sesión para qué? —increpó él. Su tono de voz salió más fuerte de lo que pretendía, pero la duda era demasiada y sumándole el extraño comportamiento que está tenía desde que empezaron la relación, le interesaba más que nunca saber aquella confesión que prometió hacer.

—Tengo algunos problemas de confianza, Theodore. —Recordar dolía, imaginar que podría suceder los mismo otra vez, hacía mella en su corazón. —Hace años que no he tenido una relación, porque no me sentía preparada para sobrellevar lo que conlleva estar dentro de una. — Él la mira, solo eso, no está dispuesto a interrumpir y por ello perder la oportunidad de saber de una vez por toda que es lo que le atormenta. Ella comprendió su silencio como indicio de que continuara—. Ha pasado mucho tiempo desde aquello; sin embargo, he vivido con ello cada día. Thed, he venido a Seattle no solo por el trabajo, sino porque necesitaba dejar mi ciudad atrás, que todo lo malo que había vivido se quedara ahí, necesitaba tener un nuevo comienzo. Me iba a casar... — soltó en un susurro. Sus ojos conectaron, los de ella reflejaban tristezas, en cambio él se encontraba confundido. —Emocionada, ilusionada, llena de planes con esa persona, creí que ese sería mi felices por siempre. Estuve trabajando en todo lo relacionado con la boda, por meses, y mi vestido perfecto fue todo un reto para encontrarlo, dejé todo de mí en ello. Llegó el gran día, todo era felicidad y emoción a flor de piel, lo esperé tanto tiempo, que saber que faltaba nada para unirnos, era lo único que tenía en mente. Con los invitados en la iglesia, yo en el auto esperando a que llegase, el tiempo pasaba y él no aparecía. Le llamé, envié mensajes, puse a todos a marcarle, pensé que le había ocurrido algo malo. Pero... El muy idiota, se encontraba en un avión de lo más feliz. Me dejó... —su voz estaba totalmente quebrada—, me destrozó con sólo dos palabras: NO PUEDO. No me lo dijo de frente, ni por llamada, envió una servilleta... Fue todo.  Decidí que la fiesta debía continuar, el día en que sería la mujer más feliz, acabó por ser el peor, ese día celebré a Clare la fuerte, la que estaba libre y no había atado su vida a la de un imbécil.

—Clare...

—No fui lo suficiente mujer para que se quedará a mi lado, no valía tanto como para que me amara. Me dejaron plantada en el altar tras años creyendo que éramos la pareja ideal, no le importé—. Ella abandonó su lugar en el sillón. Caminaba de un lado a otro, reviviendo aquel momento, era como una película que se reproducía en su mente—. No soy lo suficiente para que alguien me ame, no puedo confiar en las palabras, ni en las personas. Tampoco sé darme el valor que realmente tengo, para mí no soy nada.

—Te equivocas, eres perfecta. Y por supuesto que mereces ser amada, que ames... — ella decidió interrumpirle.

—Entonces, ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué se fue? ¿Por qué me dañó así? Durante años he querido abrir mi corazón, pero el miedo a que me vuelva a suceder, evita que pueda entregarme. Yo no puedo amar, no como quisiera, sé lo maravilloso que eres, soy consciente de que eres sincero, pero no puedo entregarte mi corazón, no de la forma en que mereces. Estoy trabajando en mis terapias, pero no funcionan, en cada sesión me convenzo de que esta vez va a ser diferente, pero hay una voz en mi interior que me grita una y otra vez que van a lastimarme.