UN GREY ENAMORADO

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Los toques en la puerta llamaron su atención, y fue consiente de que se perdió por mucho, ya que Clare estaba de pie viéndole, y sus toques eran por decir, ella se acercó a la cama, notando el logo de Müller en los documentos que su chico revisaba. Preocupada, acarició su mejilla.

— ¿En qué piensas tanto, Theodore? No es la primera vez en que te queda así, presente pero ausente. Puedo verte, sin embargo no estás aquí.

—Clare, estos días han sido geniales. Estoy muy complacido de estar aquí, y no me arrepiento de haber hecho este viaje contigo. —Tomó su mano para depositar un suave beso. —Siento que el hecho de que tú conozcas a mis padres, y yo a los tuyos, le ha dado un plus a nuestra relación. Me siento en familia al estar en esta casa, y solo pienso en el momento en que podamos reunirnos todos, y de verdad, mi felicidad estaría completa, solo si Phoebe formara parte de ello.

—Sucederá, Theodore. —Susurró con cariño, sentándose a su lado. —Que Paul responda a los mensajes, e incluso hablé con tu mamá para informarle sobre el estado del bebé y Phoebe, es un buen comienzo. Ella solo actúa como madre, y está claro que busca proteger a la criatura que crece en su vientre, y que cuando esté segura de tenerle a salvo, se reconciliarán con sus padres. Cariño, si lo deseas, podemos volver a Seattle.

—Amor, estamos aquí porque tú debes estar con tus padres, y yo amo verdaderamente verte así, llena de vida, con un semblante pleno. Quiero verte feliz, siempre.

— ¿Quieres verme feliz? —Él asintió. —Pues solo podré serlo si tú también lo eres. Así que, a arreglar las maletas, porque tenemos un viaje por hacer.

—No, Clare. —Unió sus manos. —No es justo que te separes de tus padres cuando mejor están, solo porque yo me he puesto melancólico.

— ¿Por qué no habría de hacerlo? Tú lo hiciste, por mi estás aquí, cuando yo quería posponer este viaje. Iremos con tus padres. Hablaré con los míos, y todos seremos felices. Tú y yo tenemos un compromiso en Seattle.

Él sonrió al escuchar que repitió lo mismo que le dije cuando le aseguró que harían el viaje a Boston, pero adaptado el momento.

Ella sin pensarlo dos veces, le dejó arreglando todo lo del viaje, los boletos y la hora del vuelo, mientras la chica muy convencida, caminó hacia la sala de estar, donde se encontraban sus padres. Ellos conversaban amenamente sobre la conferencia que Gabriel daría en unos días, y que su esposa estaría ahí como siempre para acompañarle. Ambos se quedaron en silencio cuando inesperadamente, Clare se postró delante de ellos, y con toda seguridad en su voz, empezó a decir:

—Quiero hablar con ustedes. —Tomó asiento en la mesita del juego de muebles. —Ya saben que la familia de Theodore no vive un buen momento, y eso le tiene un poco intranquilo. Este viaje lo realizamos para que se conocieran y que pudiera visitarlos unos días, me he sentido tan bien, y me ha llenado tanto las energías estar con ustedes, pero tengo el sentimiento a mil por hora, y no puedo estar tranquila sabiendo que él tiene asuntos por resolver.

— ¿Nos quieres decir que se irán? —inquirió Julia con tranquilidad.

—Sí, mamá. Yo me iré con él, todo este tiempo, Theodore ha sido un gran apoyo para mí, además de su familia. Y en lo particular, Phoebe me dió un empujón para dar el paso a tomar terapias, además de animarme a estar con su hermano. —No evitó sonreír al hablar de su cuñada y la particular conversación de aquel día. —Espero que comprendan mi decisión, y que viajo por voluntad propia. Con el anhelo de volver pronto, o que ustedes nos visiten en Seattle, lo que se de primero.

—Clare, que sabemos de más lo que es que cada hijo tome su camino cuando crezca. Ha sido mucho el tiempo en que has estado lejos, y nos hace feliz tenerte nuevamente, pero entendemos que tú sitio ya no es aquí. —Dijo Gabriel bastante tranquilo. —Y no lo diría, si no estuviese con la total seguridad, de que vayas dónde vayas, estarás bien.