Una noche de perros

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Se observó en el espejo de cuerpo completo y tomo aire para darse seguridad, quería que John la deseara, eso justificaba tanto descaro, sin pensarlo demasiado tomo una franela de John y se la paso por la cabeza, le llegaba hasta un poco más arriba del medio muslo pero le daba el aspecto que quería.

- ¿Cómo vamos por aquí? - pregunto con una sonrisa al entrar a la cocina, olía muy bien y para su sorpresa no era un olor a pizza, olía a hierbas y pan tostado.

- Estaba por llevarte la comida a la cama, vuelve allí - observó su espalda molesta, no había nada que le molestara más que fuera mandón, y él lo sabía.

- Quiero comer aquí - toma asiento en el mesón de la cocina y cruzo sus piernas, John se había quitado la chaqueta y arremangado sus mangas, el cabello desordenado y la forma en la que ese pantalón se ajustaba a su trasero.

- ¿Disfrutando la vista? - Celia subió la vista rápidamente, en la cara de John se dibujaba esa sonrisa que tanto amaba y sonrió coqueta.

- Has estado ejercitando - John se encogió en hombros poniendo un plato frente a ella - ¿Todo esto lo hiciste tú? - John negó con la cabeza mientras se lavaba las manos.

- Iris me deja lista la cena antes de irse - Celia arqueo una ceja - Iris es la señora que me ayuda con la limpieza - Celia observo el plato frente a ella, una ensalada de diversas clases de lechuga, queso y pasas, una porción mediana de asado negro y unos panes tostados con aceite y algunas hiervas.

Su estómago rugió y ella no pudo estar más de acuerdo, esa cena merecía un excelente, tomo un cubierto y corto un trozo de asado al llevarlo a su boca no pudo evitar gemir, era la cosa más deliciosa que había probado en su vida abrió los ojos que no había sido consiente de haber cerrado y se encontró con la mirada intensa de John, lo observo intentando descifrar su expresión pero rápidamente este se enfocó en otra cosa mientras agregaba:

- El jugo está en la nevera, voy a darme un baño - Celia rodo los ojos, nunca le había costado tanto seducir a un hombre.

Bien podía olvidar por unos minutos su objetivo mientras disfrutaba de su deliciosa comida, cada bocado era mejor, todo estaba exquisito y salvo el asado todo parecía bastante fresco, al terminar fue por el jugo que John le había comentado.

Abrió la nevera y vio un vino, su preferido, se negó a tomarlo recordando cómo le había caído el champan y vio un vaso con un contenido verdoso, su primera impresión fue de repulsión, al olerlo le surgieron algunas dudas, reviso con la vista y no pudo hallar nada parecido a ese jugo, tomo una probadita y supo de qué se trataba, recordó a la madre de Sara preparárselo alguna vez, era una extraña mezcla de leche con berro para subir la hemoglobina, sonrió y tapándose la nariz tomo la mitad del contenido de un trago, no sabía cómo el de la mama de Sara pero no estaba tan mal, tomo el resto de otro trago y dejo el vaso en la encimera, si él le había preparado la cena era justo que limpiara un poco, pero lo haría a su manera.

Busco música agradable y consiguió un disco de Marc Anthony lo puso y subió un poco el volumen, así estaba mejor, pensó, bailando al ritmo de la música llego a la cocina y se dedicó a limpiar todo, estaba secando sus manos cuando John entro a la cocina con el ceño fruncido, Celia cerro los ojos y coloco el paño en su lugar y tomo asiento nuevamente.

- ¿Alguna razón para tu mal humor? - John la miro curioso.

- No estoy de mal humor, ve a la cama, es tarde - Celia lo miro con dureza.

- No soy tu hija o algo de tu propiedad, si crees que con todo esto de que pagues el apartamento por mi te va a dar derecho para que me trates así estas muy equivocado - se sintió orgullosa de sí misma no había levantado la voz y a pesar de que John la miraba enarcando una ceja sabía que había dejado su punto claro.

Lecciones de AmorWhere stories live. Discover now