【07】

2.5K 313 220
                                    

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Ya era de día, 10 de la mañana, pero para la suerte de Everett, era viernes. Sin trabajo. Pero la suerte de aquél hombre no era tanta.

Shuri se había decidido a darle una visita al agente, para ver como iba su instalación. Al llegar al lugar, tocó la puerta suavemente, porque quizás estaría durmiendo, y las magnitudes de la casa no eran demaciado grandes, así que si estaba despierto lo escucharía. Pero no fué así.

Lo que menos quería la joven era irrumpir la privacidad de Everett, así que en lugar de entrar, aunque no hace falta aclarar que de haberlo querido lo podría hacer, decidió espiar por una ventana que estaba al lado de la puerta.
Pero lo que ella no esperaba, era encontrarse a Everett en una posición prometedora. Se encontraba durmiendo en el sillón, tapado con una mants y lo que al parecer sería un hombre, al que no podía reconocer por el ángulo en el que estaba viendo. En frente de ambos se encontraba una laptop sobre una silla. Se ve que se quedaron dormidos al ver una película.

Sin pensarlo dos veces, Shuri sacó su teléfono y rápido les tomó algunas fotos. Buscaba otro ángulo así que optó por otra ventana, a la que en esta sí se le podía ver la cara al sujeto. Y como quien no quiere la cosa, se trataba del extraño que lo había secuestrado hace un oar de días atrás.

-Dios, Everett, tu sí que vas con prisa.-Pensó en voz alta Shuri, mientras sacaba un par de fotos más.

Decidida y soltando risitas, golpeó la puerta más fuerte que la vez anterior. El golpe fué tan fuerte que logró despertar a los hombres. Una vez cumplido su nuevo propósito, salió corriendo de allí.

Con algo de molestia poco a poco fueron despertándose. El primero que lo hizo fué Stephen, quien casi se muere de vergüenza al ver que Everett estaba acurrucado en su pecho. Pero no pasaron ni cinco segundos que se despertó también. Levantó la cabeza y lo primero que vió fué a un adormilado Stephen, quien se encontraba a tan solo unos pocos sentímetros de su rostro.

Ninguno de los dos supo que decir. Cuando sus pensamientos eran claros, o al menos sí los de Stephen, pues los de Everett solo mostraban confución.

A los ojos del doctor, lo que estaba frente a él no podía ser humano, es que era tan hermoso y perfecto, incluso cuando apenas se estaba despertando. Lo que menos quería era alejarse de él, pero era lo único que debía hacer en esos momentos.

Poco a poco comenzaron a alejarse muy lentamente, porque el deseo de permanecer en esa posición era mayor.

-Yo...lo siento, debí quedarme dormido en algún punto.-Pudo pronunciar con pereza Everett.

-No, tranquilo, está bien. Yo también me dormí.-Y al haberse alejado por completo, las ganas de abrazarlo y quedarse ahí toda la vida no se podían ir por nada.

-¿Tomas café?.-Ofreció Everett, levantándose perezosamente y volviendo a colocar la silla y la laptop en sus respectivos lugares.

-Negro y con dos de azúcar.-Comentó como de costumbre.-Gracias.

-Gracias a tí.-Comenzó a decir Everett mientras volvía a la cocina para preparar los cafés.

-¿Gracias a mí? ¿Por qué?.-Cuestionó algo confundido su contrario.

-Por darme una hermosa e inolvidable noche.-Se explicó.

-Lo mismo digo.

Everett terminó ambos cafés y llevó las tazas al sofá. Le entregó la que tenía los ingredientes que al él le gustaban a Stephen, y él concervó la suya. Se sentaron a tomar y a mirar a su contrario de manera sutíl. Hasta que en un momento sus miradas se cruzaron, provocando la vergüenza de ámbos, haciendo que miren hacia alguna otra dirección no definida.

¿Nos Conocemos? [Everstrange]Where stories live. Discover now