37.

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- ¿Que más quieres que haga, hombre? -mi voz sonaba cansada.
Y así era, estaba cansada de asear la habitación mientras hacía videollamada con Ryan, él tan lindo y tierno que es tiene un gran defecto. Ese defecto es que está obsesionado con la limpieza, de verdad no entiendo cómo un hombre como él puede tener un defecto tan feo.
-

Hace falta que trapees. -suspiré tratando de encontrar la tranquilidad que había perdido desde hace tiempo.- Y luego haces de lado ese retrato. Está un poco chueco. -eso último me orillo a caminar hasta la comoda donde tenía el teléfono.
Lo tome en mis manos.
- No pienso hacer nada más. ¿Entiendes? -digo en lo que camino a la cama. Me senté en el borde y proseguí.- Es una lástima que un hombre tan guapo como tú tenga un defecto tan feo como la obsesión con la limpieza, eh. -mis últimas palabras causaron que sus hoyuelos aparecieran.
Sus labios formaron una sonrisa tan tierna que mi mente no dudo nada en reaccionar.
Este es el tercer día en Miami, Florida y hasta ahora no hemos vuelto a tener malentendidos, hablamos por mensajes de textos, hablamos por videollamada en las mañanas, a medio día y antes de dormir, todo el tiempo hablamos. Y creo que eso está bien.
- Eres una floja. -murmuró entre dientes.
- Y tú un obsesionado. -me defendí.
- Y tú una linda.
Sonreí, sonreí como una tonta.
Me encantaba que Ryan fuera así conmigo, me encanta que su lado tierno solamente lo conozca yo, él hace que me sienta especial, me sorprende que en tan poco tiempo Ryan se haya convertido en alguien importante para mí vida.
- ¡Victoria! -la voz de Bryan hizo que todas estas sensaciones lindas abandonaran mi cuerpo.
- ¡Ashhh! -exprese rodando los ojos.
- ¿Quién es y por qué te grita tan feo? -Ryan pregunto, era imposible que no escuchará nada.
- Mi hermano. -respondí con cansancio.
Acto seguido; la puerta de la habitación fue abierta por él, su cara reflejaba molestia.
- ¿Estás sorda? -su irritante voz invadió mis tímpanos.- Tengo casi una hora llamándote.
- ¿Que quieres, Bryan? -pregunté dejando el teléfono en la cama. Me puse de pie y me acerque a él.- Sabes que no me gusta que me estés gritando, sabías dónde estaba, pudiste haber venido antes de estar gritándome como loco. -alegue malhumorada.
- Ve y ayúdale a mi novia con la comida, órale. -me mando jalándome del brazo.- Correle.
- ¿Estás mal de la cabeza? -me safe de su agarre y me aparte de él.- Ella no se ha molestado en invitarme una sola comida desde el día que llegue aquí, así que no pienses que la ayudaré.
Y esa era la verdad, desde el día que llegue aquí ninguno de los dos se ha molestado en hacerme de comer o invitarme una comida, he tenido que preparar mis propias cosas. Así de mierdas son estos dos.
- No te pregunté eso. -no le importó y me jaloneo del brazo, su agarre era fuerte y no me dejaba ni forsejear.- Irás a la cocina y ayudarás a mi novia en todo. ¿Estamos?
- Oye, dejam.. -trate de alegar, pero gracias a sus jalones termine abandonando la habitación.- ¡Estás lastimandome, carajo! -Bryan se encargo de cerrar la puerta y llevarme hasta la cocina donde estaba su novia.
Por cosas como estas es que no quería venir acá, sabía que estos dos se pasarían conmigo, Brayan será muy mi hermano, pero la verdad era que un violador podría tratarme mucho mejor que él.
Su novia mantenía en su cara una expresión de sorpresa, aunque en el fondo sabía que ella había causado todo esto, no entiendo cómo carajos mamá pudo aceptarla, ella es una mala persona, nunca me agrado.
- ¡Oh, dios mío! -exclamo al ver qué Bryan me lastimaba.- Suéltala, cariño. -se encamino hacia nosotros y lo alejo de mi.
Ni siquiera le sonreí.
Ella es tan malvada que planeó todo esto para quedar bien conmigo, pero yo ya sé quién es verdaderamente, a mí no me engaña con su carita de mosca muerta.
- Ni creas que esto se quedará así. -amenacé más que furiosa. Mi brazo ardía y parte de el estaba rojo.- Mamá se enterará de esto, tenlo por seguro.
Bryan soltó una carcajada.
- Mucho tiempo ha de tener para escucharte. ¿No?
Sus palabras fueron como balde de agua fría, mi propio hermano había hecho que doliera una parte de mi corazón. Sentí los ojos arder de tanto mantenerle la mirada fija, suspiré y me di la media vuelta para irme de esa casa dónde no era bien recibida.
De nuevo iba caminando por la calle sin rumbo, no sé porque carajos estoy aquí. Quisiera estar en New Jersey, allá las cosas no están tan mal como aquí, aquí la he pasado mal desde que llegué.
Eso que dijo Bryan hizo que sintiera aquel sentimiento que sentía cuando estaba sin hablar con Ryan, siento como si no tuviera a nadie. Y bueno, él tenía razón, mamá nunca tiene tiempo para mí, no entiendo porque le dije eso sí ella apenas y me habla de vez en cuando, soy una tonta.
Esta situación hace que extrañe más a Ryan..

***

- ¿Que tienes? -Esmeralda pregunto por tercera vez.

Ya estaba oscureciendo y aquella sensación de que algo malo estaba pasando no me dejaba en paz.

Que los chicos estén en casa no es algo que me moleste o me incomode, pero en este momento quisiera estar solo, quiero relajarme, pensar en algunas cosas. Que el hermano de Victoria le gritará no me gustó para nada, me costó creer que fuera su hermano por como escuché que le hablaba, es más; me atrevo a decir que no parece que fuera su hermano.

- Estoy bien. -mentí.

- ¿Por qué siempre que las personas están mal dicen lo contrario? -su pregunta me llamó la atención.- Osea, cuando alguien les pregunta que tienen o que les pasa es porque les interesa como están, no para que les mientan. -se cruzo de brazos y sus ojos encontraron los míos.

Esmeralda tiene tan solo catorce o trece años, la verdad no sé su edad exacta, pero que tenga pensamientos tan abiertos deja mucho que pensar.

Quisiera decirle que estoy mal, que estoy inquieto porque no he sabido nada de Victoria desde el medio día, hablamos en las noches y ya está oscureciendo, pero desde que escuche la discusión con su hermano no me ha llamado, le hable mientras discutía, pero al parecer no me escucho.

- Realmente no quiero fastidiarte con mis problemas, pequeña. -digo inclinandome a su altura.- Eres demasiado joven como para cargar con eso.

- Algún día seré grande y podrás contarme todos tus problemas. -Esmeralda me abrazo por la cintura y se separó después de un momento.- Y tú ya no cargaras con tanto peso, sino los dos.

No me dio tiempo de decirle lo buena que era, simplemente regreso a casa.

Estaba en el patio trasero, este es el lugar donde puedo ver con facilidad como el sol va escondiéndose.

- A mí no me vas a engañar. -la voz de Renzo me sorprendió.- Soy mayor que tú y puedes contarme tus problemas.

- ¿Estuviste escuchándonos? -pregunté. Pero, a él pareció no importarle.

Se tomó una silla y se sentó justo frente a mí.

- Soy todo oídos. -una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

En ese momento sentí su apoyo, Renzo no es el típico hermano mayor malvado, pero si tiene un carácter muy fuerte, aunque por otro lado. Cómo todos; tiene su parte buena, aparte de ser sumamente estricto, también era sumamente bueno resolviendo complicaciones.

- De verdad, no tienes porqu..

- La extrañas. ¿No es así?

Suspiré derrotado.

- Como no tienes una idea.

La Chica Indicada ✔️ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora