14.

2.7K 195 7
                                    

— ¡Al fin terminamos, carajo!
Exclamo Gris, ella estaba tan desesperada por terminar con la limpieza como yo. Habíamos estado aseando por un largo rato, las únicas almas que abundaban por el instituto era la del seguridad y la de nosotras. El tiempo no fue tan lento para mí, debo admitir que Gris es una buena compañera, no habla mucho y cuando lo hace es porque dirá algo gracioso o importante. Supongo que es por la edad y las personalidades tan parecidas que tenemos es que nos entendimos bien.

Tomemos nuestras cosas y váyamonos. —digo inclinándome; tome mi mochila y volví a mí postura normal.
Gris hizo lo mismo.
— Me encanta que sea hora de irnos. —comenta en lo que comenzamos a caminar.— Pero con tan sólo pensar que estaré sola en casa me da una hueva..
Entonces se me ocurrió.
— ¿Quieres venir a mi casa? —propuse con media sonrisa.
La sonrisa de Gris se amplió; asintiendo repetidas veces.
— ¡Por supuesto!
— Bien. —acelero el paso.— Ahora deja de gritar. ¿Quieres?
La mayor parte Gris estuvo gritando por todo y por nada, no fue una sorpresa para mi habernos encontrado con animales desagradables en los salones. Ella como era de esperarse grito como si el mundo fuese a acabarse.
Aunque admito que fue gracioso.
— Jaaa. —río juguetona.— Olvide que eres una amargada. —picoteó mis costados y eso me hizo reír un poco.
— No hagas eso. —aleje sus manos de mí y tome distancia entre nosotras.— Oye, te aviso que mamá no está en casa y yo no sé cocinar nada, eso te tocará a ti. —mentí esperando alguna broma de su parte.
Pero Gris sólo se paró en seco y me miro con los ojos bien abiertos.
— Por eso es que me invitaste a tu casa. ¿No es así? —saca sus conclusiones y yo sólo me encogo de hombros.— Para que yo cocinará.
— No te lo puedo negar. —reí tapando mi boca, pause por un momento y ella sonrió de lado.
— Te enseñaré lo que es la buena comida. —elevo su pecho e hizo una pose de orgullo.— Esta nena que ves aquí, te hará la mejor comida que jamás hayas comido antes.
— Ya veremos. —susurre siguiendo con el camino.

Caminamos hasta llegar a la salida, aparte de nosotras y el seguridad del portón. No había nadie más.

— Buenas tardes, señoritas. —saludó él amablemente.

— Buenas tardes. —dijimos Gris y yo al unísono.

Pasamos frente a él y abandonamos el instituto. A la salida mis ojos se dirigieron directamente a un coche negro, era el mismo coche en el que había venido esta mañana.

Ryanair.

Él estaba recargado en el auto oscuro, sus ojos fueron hacia Gris. Ella se paró en seco, no fue necesario voltear a verla para saber que estaba babiando por él, por alguna razón me molestó darme cuenta de que estaba viéndola, parecía como si Gris fuera una figura única para él.

— ¿Quién es ese bombón? —pregunto casi en un susurro. Por su tono de voz pude notar que casi estaba saboreandose a Ryan.

— Mi vecino. —contesté siguiendo con mi camino hasta el auto, me pare frente a él y decidí preguntar.— ¿Qué estás haciendo aquí? —crucé mis brazos sobre mi pecho y espere su respuesta.

— ¿No es obvio? —replico enderezandose.— He venido por tí.

— Entonces vámonos. —órdene tratando de abrir la puerta del coche, pero él me detuvo.

— ¿Quién es ella? —pregunto señalando a Gris con la mirada.

Ella se dio cuenta y le sonrió, me jalo hacia ella y extendió su mano hacia la de Ryan.

La Chica Indicada ✔️ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora