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Por sugerencia de Sarah, Gabriel y Adrien, junto con su personal, se mudaron a lo que ella llamaba "chozas", eran unos departamentos unas calles más arriba, los cuales valían lo mismo que un hotel convencional pero eran todo un edificio completo para la persona que los alquilará, allí estos estaban más cómodos y no tan cerca del restaurante, evitando así los encuentros inesperados.

Como prometieron el día anterior, las amigas cerraron el restaurante, y fueron a buscar al rubio, este salió solo, Gabriel no quiso interrumpir su salída, sabía que lo arruinaría si se sumaba, además de que Nathalie dejo bien claro que por el momento no lo quería cerca.

Las mujeres llevaron al modelo a un lugar bastante especial para la asistente, su casa, la cual compartía con sus padres y su hermana, los mayores estaban de viaje, y la copia barata de Nathalie trabajando, por lo que el chico no tuvo el placer de conocer a la familia de su institutriz, luego continuaron su paseo y fueron a otro de los lugares especiales de la mujer.

─Bien, esta es la estatua de San Martín─ mencionó la de mechón teñido mirando al prócer ─Este lugar es bastante especial para mi─ suspira melancólica ─En este lugar, justo aquí a los pies de la estatua, una tarde hace mucho tiempo conocí a Alex─ sonríe con ternura ─El es el padre de Naomi, era un chico tierno y dulce, el más dulce que conocí en toda mi vida, con el todo era tierno, siempre estaba atento de mí y me recordaba cada vez que podía lo mucho que me amaba─ hace una pausa

─Amo está historia─ susurro la pelinegra

─Trabajaba como historiador, y administraba el museo─ mira la casa que solía pertenecerle al gran héroe militar ─Nos hicimos novios aquí. . .nuestra vida juntos empezó aqui─ su voz se siente temblorosa

─¿Que pasó con el?─ pregunto crédulo

─Consiguio un puesto en la universidad de París, daría la cátedra de historia latinoaméricana─ mira al rubio ─El se instaló allá y yo permanecí aquí, estuvimos manteniendo la relación a distancia durante dos meses, hasta que un día me dijo que había comprado una casa, y que venía a buscarme─ su ojos se humedecen y se queda callada

─Alex falleció de camino aquí en la carretera, en aquel tiempo era bastante peligrosa y el alcalde de paso Calais no se hacía cargo de las refacciones─ concluyó la historia la de ojos marrones ─Era un gran hombre─ acotó melancólica

─Lo siento mucho─ dijo el rubio en tono neutro, estaba atónito por la historia

─Lo peor de todo es que se fue de este mundo sin saber que tendría una hija, estoy segura que hubiera amado a Naomi con toda su alma─ llora ─Se parece tanto a el─ agrega secándose las lágrimas ─Aveces siento que él me odia también donde quiera que esté, jamás debí hacer lo que hice

─Tu misma dijiste que aveces las personas hacen las cosas por alguna razón─ dijo el rubio acercándose a la azabache ─Tu dolor por su gran perdida y lo complicado que es Paris hicieron forzarte a dejarla, pero aún no es tarde, recupera lo que perdiste y hazle honor a Alex

─Tienes razón─ mira la estatua ─La recuperaré, quiero estar con ella─ sonríe

Después de eso se la pasaron visitando más lugares, la mayoría vinculados a aquel hombre maravilloso del cual Nathalie hablaba con tanto orgullo, el paseo concluyó en la casa de Sarah, allí tomarían chocolate caliente y algún dulce.

─Aqui tienen─ mencionó la de ojos marrones depositando las tazas sobre la mesa

─¿Puedo preguntar algo?─ hablo el rubio con pudor, la de lentes asiente ─¿Que le viste a papá?─ ella sonríe

Miraculous: Quiero estar contigo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora