Capítulo doce - Keishin Ukai

703 99 16
                                    

Pasé toda la mañana del domingo en mi habitación y sí, desayuné chuches. No quería encontrarme con mi hermano, sentía que al ver su rostro lo golpearía. Me dediqué a leer un nuevo libro que tenía desde hace semanas y no había abierto. Se llama el quinto día de Frank Schätzing, es una narrativa científica que embarca una aventura futurista de un posible fin del mundo provocado por especies marinas prehistóricas. El thriller se desarrolla alrededor de las vidas de biólogos que intentan salvar al mundo. Son más de 1000 páginas, pero me estaba quedando encantada con la historia.

Durante la hora del almuerzo no pude aguantar más y bajé a cocinarme algo, así tenga que tolerar la existencia de mi hermano, mi estómago estaba siendo más importante. Cuando llegué a la cocina había una bandeja con mi nombre, pude reconocer la letra de Mitsuki, al parecer vino a dejarme comida, pero no subió a mi habitación para avisarme de su visita. Contenta, regresé a mi cuarto a continuar con la travesía literaria que había comenzado.

Cuando ya estaba predominando la noche, me di un baño y salí para comprar algo donde Ukai. Estaba segura de que mi hermano había hecho comida, pero no quería nada que proviniera de él. Me encontraba escuchando música electrónica durante el camino con mis audífonos favoritos. Cuando crucé hacia la calle de la tienda, me agarraron del hombro.

—¡Ah!

Me asusté del repentino toque.

—Lo siento, te estaba gritando pero no me escuchabas —Daichi me miraba apenado por el susto.

—Venía ensimismada, lo lamento —me incliné hacia él, a veces el gesto reverencial me salía inconsciente cuando estaba nerviosa.

—No, es mi culpa —manoteó intentando olvidar lo ocurrido—. ¿Cómo estás? Te vi desde lejos y como no respondías a mis gritos, corrí para alcanzarte.

—Bien ¿y tú?

Él respiraba un poco agitado.

—Bien, nos extrañamos ayer por ti —lo miré confundida—. No viniste a la práctica y ninguno de los chicos te había visto.

—Ah, no pensé que tenía que ir.

—No, no es obligatorio —sonrió—. Pero Shimizu me dijo que ayer te vio un poco descolocada y desapareciste del lugar luego del efusivo encuentro de Nishinoya con el grupo —se rascó la cabeza—. Quería disculparme porque en el momento no te saludamos, y no nos percatamos de que todos cometimos el mismo error hasta que ya no estabas.

—No tienes que disculparte, mi habilidad especial es pasar desapercibida, es como un camuflaje —intenté bromear, no quería aceptar que me había sentado un poco mal.

—Realmente estamos apenados —me miraba a los ojos con mucha intensidad. Aparté mi vista.

—No ha pasado na...

—Sí, por favor, acepta mi disculpa de parte del club —hizo reverencia.

—Está bien, está bien —le di unas palmaditas en el hombro—. Tranquilo.

—Gracias —suspiró—. Ayer me preocupé cuando los chicos fueron hasta tu casa y tu hermano no sabía dónde estabas.

—Él no sabe mucho de mí.

Me miró confuso.

—Y ninguno tiene tu número —se lamentó.

—Ah, eso me recuerda —saqué mi celular—. Anota tu número Sawamura-san y envíame los números de los demás, por favor.

—Claro —cogió el teléfono y se registró como contacto.

Le envié un mensaje y luego recibí un dm de él con los números de los integrantes del club, él era alguien muy agradable. Un silencio sosegado nos envolvió, y sin querer hacerlo nos despedimos bajo la luz de la luna, él siguió hacia su destino y yo hacia la tienda.

LUZ DE LUCIÉRNAGA » ʰᵃⁱᵏʸᵘᵘ✔︎Where stories live. Discover now