Capítulo siete - Yûtarô Kindaichi 'el nabo'

792 114 1
                                    

Todos quedamos asombrados con el lugar, era tres veces más grande que nuestro gimnasio y apenas era el número tres ¿cuántos tendrían? Una cantidad amplia de jugadores de Seijoh practicaba en la cancha. Hinata comenzó a temblar.

—E-enorme —tartamudeó Shouyou—. El gimnasio y también las personas.

—Cualquiera es enorme para ti chibi —se burló Tsukki y no pude evitar reírme.

Hinata me miró entre disgustado y nervioso—: ¿Tú también Taruu-kun?

—Lo siento.

—¡Saluden! —gritó Daichi.

—¡Gusto en conocerlos! —saludamos con reverencia.

—¡Gusto en conocerlos! —devolvieron el saludo de la misma forma.

Sawamura y Sugawara comenzaron a hablar de la genialidad de Seijoh mientras Hinata temblaba de pavor. Tenía que aceptar que hasta yo temblaba un poquito con temor y eso que no iba a jugar.

—¿Qué sucede con ustedes dos? —se quejó Tanaka—. Hinata está aquí para distraerlos —y justo como pensé, eso puso más nervioso al pelinaranja—. Aunque sabemos que apestas jugando, así que déjanoslo a nosotros —le comentó Ryu directamente a Shouyou y por un instante este se calmó—. Aunque cuando tengas que hacer el servicio, estarás solo, así que no lo arruines —justo cuando pensé que podía ayudarlo, sale con eso. Entonces Tanaka comenzó a reírse—. Es broma, no es la gran cosa arruinar uno que otro saque, no te preocupes por nada y demuéstrales que...

Hinata ya no estaba, había salido corriendo porque necesitaba ir nuevamente al baño.

—¿Ah? ¿Dónde está Hinata? —Sugawara y yo teníamos expresiones de desconsuelo, las palabras de Tanaka por más buena intención que tuvieran, no ayudaban en nada.

—Fue al baño —le explicó Yamaguchi.

—¿Otra vez? —se alarmó.

—Ryu, anda a buscarlo, por favor Hotaru-kun acompáñalo y asegúrate que regresen sin causar alboroto —pidió Daichi con amabilidad colocando una mano en mi cabeza.

—Sí, capitán.

Tanaka y yo íbamos caminando cómodamente y en silencio, él iba tarareando alguna canción que reconocía vagamente cuando vimos entrar a Yûtarô con el chico de Seijoh de hace rato, era nuestra oportunidad de vengarnos, ellos no nos habían visto. En eso momento Hinata salía del baño con una expresión de agotamiento y también se percató de los chicos de Seijoh, pero veía fijamente a Kindaichi, al parecer también lo conocía.

—¿Qué pasa con esos chicos de Karasuno? —seguía el bocazas del compañero de Yûtarô hablando pestes de nuestro equipo—. Son muy creídos —sé que Daichi me dijo que evitara alborotos pero Tanaka y yo estábamos listos para golpearlos.

—Es verdad —respondía Kindaichi para luego percatarse de la presencia de Shouyou—. Hey, ¿tú eres de primer año de Karasuno? —le preguntó.

—S-sí —respondió Hinata saliendo totalmente del baño.

—Oh, entonces ¿cómo le está yendo a Kageyama? —ese estúpido de Kindaichi parecía que había quedado flechado por Tobio, le iba a tener que regalar una foto del pelinegro—. Nuestro rey, parece tan creído como siempre.

—¡No es así! —le gritó Shouyou—. El problema no es que sea creído, bajo la dictadura del gran rey Kageyama, los plebeyos como yo somos oprimidos cruelmente y sufrimos con amargura —se quejaba Hinata, pero Tanaka y yo sabíamos que lo decía con un deje de admiración e impotencia de querer ser como Tobio—. ¡Sólo porque es un poco habilidoso, se cree demasiado!

LUZ DE LUCIÉRNAGA » ʰᵃⁱᵏʸᵘᵘ✔︎Where stories live. Discover now