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Por la noche en la casa de Donghyuck...

El olor a café era lo único que se lograba percibir en la habitación del menor. Las luces estaban apagadas, todo se mantenía en oscuridad absoluta.

La única luz provenía del monitor de la computadora del chico de tez bronceada, el cuál había permanecido durante toda la tarde frente al aparato. Hace una hora aproximadamente, Mark le había llamado y explicado las fechas de cumpleaños de sus compañeros de la Federación, además de que no podría ir a su casa debido a que su madre lo había invitado a cenar.

No se habían enojado con él, por el contrario se sintió feliz. Si tuviese la oportunidad, también le gustaría pasar tiempo de caridad con su difunta madre quién ahora, permanecía en su lecho de muerte.

Sin aviso previo un suspiro se escapó de sus pequeños y carnosos labios, seguido de una pequeña sonrisa. Gracias a su arduo trabajo, había conseguido un mapa que llevaba a una dirección desconocida.

De lo único que se pudo percatar, era de que la zona que indicaba dicho mapa estaba muy alejada de la ciudad. Como consecuencia, sabía que tendría problemas para salir de la Metrópolis ya que ningún transporte querría llevarlo hacía las afueras, pero él ya tenía una solución para ése problema.

Después de imprimir el mapa con la dirección, además de llevar algunas cosas que según él podrían servirle, el chico se dispuso a salir de su habitación junto con su mochila en manos.

Se dirigió entonces a la cocina y de esta extrajo uno manzana además de un termo con agua. Finalmente y cómo último implemento, tomó las llaves del auto de su padre y finalmente salió de su casa.

No se preocupó ni un segundo de que su progenitor se diera de cuenta de que había salido, ya que aquel hombre se mantenía profundamente dormido.

Así que sin más preámbulos, se dirigió a la cochera en dónde encendió el auto (el cuál tenía una leve cantidad de polvo) y salió de la casa.

Cuándo era mucho más joven, sus padres le enseñaron a conducir ya que estos le decían, que siempre uno debía ser independiente. Y ahora estaba completamente agradecido por esas enseñanzas.

El auto avazanba con rapidez ya que las calles permanecían sin ningún rastro de vida. Pero es que los motivos eran obvios; ¿¡quién en su sano juicio saldría a las 10 de la noche de su hogar!? Al menos que tuvieras una emergencia o algo por estilo.

Pero en éste caso Donghyuck no tenía ninguna emergencia, él sólo iba a ése lugar a ciegas de lo que pudiera encontrarse, porque simplemente quería hacerlo. Claro que podría ir con Mirrow por la mañana, pero prefería ir sólo a ése sitio.

Al salir de la ciudad, su corazón comenzó a palpitar fuertemente. No iba a mentir, tenía miedo y mucho.

Pasaron exactamente 45 minutos de viaje hasta que finalmente, el chico de tez bronceada llegó a su destino. Por consiguiente tomó sus cosas, incluyendo una literna y llenándose de valor, se dirigió a lo que se suponía era una guardería para niños, la cuál estaba bastante deteriorada.

Ingresó al lugar con mucho temor, y efectivamente se encontró con un lugar bastante dañado y lleno de polvo. Sólo parecía una guardería que había sido abandonada.

--¿¡En serio perdí mi tiempo para esto!? No debí de confiar en esa página de noticias..-- se quejó el menor; enojado.

--No has perdido tú tiempo mi querido Donghyuck-- respondió una voz detrás suya, causando que el contrario se llevara un buen susto y que luego se sorprendiera enormente.

--¿¡Jung-Jungwoo!? ¿Me seguistes?-- cuestionó el moreno, causando que el encapuchado de blanco soltara una pequeña carcajada.

--Te dije que yo lo sé todo y como el destino lo predijo, estás aquí. Ahora es mi turno de contarte una pequeña historia, sígueme-- pidió el mayor, para luego dirigirse hacía un mueble y empujarlo, causando que una puerta secreta se revelara automáticamente.

SᵾᵽɇɍħᵾmȺn ༈ 𝑴𝒂𝒓𝒌𝒉𝒚𝒖𝒄𝒌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora