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Mientras tanto, en las calles de la ciudad...

Mark y Donghyuck caminaban tranquilamente por las avenidas del poblado las cuáles se encontraban vacías, mientras que un gran paraguas los cubría de ser empapados por la densa lluvia.

La pareja se dirigía hacía la casa del mayor, para así poder revisar toda la evidencia que el de tez morena había logrado conseguir. Pero por ahora, solamente tenían que conformarse con contemplar cómo la lluvia humedecía toda la ciudad con rapidez.

Mientras hacían eso, un silencio sepulcral engalanaba con su presencia y provocaba que Donghyuck se sumergiera en lo más profundo, de sus recónditos pensamientos los cuáles, mantenían consigo la pregunta que le había hecho Taeyong hace un rato.

¿Qué había querido decir con aquello?, y ¿hasta dónde era él capaz de llegar?. Nunca le habían preguntado aquello, pero ahora esa incógnita solamente creaba una crisis existencial en su cabeza, en dónde millones de preguntas emergían una detrás de otra. En su lugar, el mayor no podía parar de pensar en lo que pasaría después.

Quería un final feliz para todos, pero no estaba seguro que si ése final feliz sería el destino de las incontables masas que residían en su ciudad. Necesitaba más respuestas, pero en cambio, las preguntas eran las que siempre se hacían presentes.

Repentinamente, el menor interrumpió el silencio incómodo que se sentía para luego iniciar con una conversación:

--Amor, tengo una pregunta para ti. Quiero que seas sincero y que me respondas, te prometo que no me enojaré-- pidió Donghyuck, mientras acomdaba sus anteojos.

--No sé a qué viene todo eso, pero, está bien-- accedió el de mayor edad, mientras observaba fijamente al contrario.

--¿Hasta dónde crees que soy capaz de llegar?-- preguntó el chico de tez morena; expectante.

--Pues... Sinceramente, yo creo que tú eres capaz de muchas cosas y tú ya me lo has demostrado. Eres inteligente y cada vez que estoy contigo me impresiona verte, no solamente por tus talentos sino por lo que vales; me encantas amor, y cada vez que te veo a los ojos puedo ver que eres una persona increíble que hace sonreír a otros con tú brillo y gracia sin igual, eres como ése sol que ilumina mis días y hace que cualquier tristeza se convierta en una felicidad absoluta... Y pues bueno, de eso pienso que eres capaz-- concluyó el mayor, haciéndo que los ojos del otro brillaran como estrellas.

--¿De verdad piensas eso de mí?-- preguntó Donghyuck, con las lágrimas a punto de brotar por sus hermosos ojos color miel.

--Pues sí amor, creo que eres capaz de hacer todas esas cosas fantasti...-- Mark no pudo completar su respuesta, al sentir los carnosos labios del otro que actualmente, se encontraban pegados contra la suyos.

El beso se volvió más apasionado cuando el mayor guió al otro hacía una pared, para finalmente acorralarlo en contra de esta y hacer que toda la temperatura de sus cuerpos aumentara. Sin importar que el paraguas se haya caído hacía un lado, y que la lluvia aún permanecía presente pero que a su vez, no los empapaba debido a que ahora estaban bajo techo.

Sus corazones latían con fuerza mientras el candente beso continuaba; Mark bajó hasta la zona de su cuello para luego empezar a dejar chupetones y marcas en todo ése lugar, mientras que el otro simplemente soltaba pequeños y cortos gemidos que resonaban como música en los oídos del otro.

--¡Ma-Markkie. Aquí no, detente!-- pidió Donghyuck, entre jadeos y con un leve sonrojo invadiendo sus mejillas.

--Pe-Perdona-- respondió el contrario, con risitas nerviosas que mostraban su evidente verguenza al percatarse de la situación actual.

SᵾᵽɇɍħᵾmȺn ༈ 𝑴𝒂𝒓𝒌𝒉𝒚𝒖𝒄𝒌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora