La mirada de Inko Midoriya

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Blow a kiss at the methane skies
See the walls through your playground eyes
We're all in love tonight (all in love tonight)

S/C/A/R/E/C/R/O/W, My Chemical Romance

Las prácticas profesionales vuelven a terminar y ellos tienen tiempo para pasarlo con sus familias. Katsuki pisa la casa de Izuku por primera vez en demasiados años. Izuku intenta hacerlo sentir cómodo, pero no se le escapa la manera en la que Inko Midoriya lo mira con recelo. No la culpa. (¿Cuántas veces no tuvo que consolar a Izuku porque estaba llorando por su culpa?). Mantiene sus distancias. Intenta demostrar que ya no es la persona que le dijo un montón de cosas horribles a Deku, pero la mirada de Inko Midoriya le recuerda que nunca podrá desprenderse totalmente de esa versión de sí mismo.

Se quedan un rato en la sala, hablando de cualquier cosa, hasta que Izuku le dice que quiere ir a algún lado. Es marzo y hace calor. Izuku le dice que quiere ir por helados. Katsuki sabe exactamente a qué lugar se refiere, hay una heladería a unas cuadras de sus respectivas casas a las que todo el mundo por allí suele ir.

Se encoge de hombros y le da gusto.

Ve a Izuku decirle a su madre lo que van a hacer y, de nuevo, no se le escapan los ojos que le dirige Inko Midoriya. No es una mirada amenazante ni enojada, más bien es una mirada preocupada.

(Pero sí hay una amenaza velada en ella: si le hace daño a Izuku otra vez, le conviene atenerse a las consecuencias).

Él intenta mantener su distancia.

Entiende a Inko Midoriya.

Bajan las escaleras del edificio de departamentos de Izuku en silencio y ya en la calle es cuando Katsuki nota la mirada que tiene Izuku. Lee preocupación.

—¿Tienes algo?

Le sale brusca la pregunta. En realidad no es una pregunta que le guste hacer, pero sabe que tiene que hacerla. Se preocupa por Izuku y si no le saca las cosas, Izuku es capaz de no decirle nada.

—No, nada importante —responde.

Es tan obvio que Katsuki quiere pararse, agarrarlo por los hombros y zarandearlo hasta que le cuente.

Pero en vez de eso sigue caminando con Izuku. Lo ve murmurar para sí, pero no comenta nada. Está acostumbrado al movimiento rápido de sus labios y a casi sentir las palabras que salen de su boca.

Hasta que llegan por el helado que quiere Izuku y sigue igual.

—Tienes algo —le informa, cuando se forman en la fila. Ya no es una pregunta. Es una afirmación.

—¡No es nada, Kacchan, en serio!

—Izuku...

—De verdad.

—Puedo ver que algo te está molestando.

Lo ve ponerse rojo, como tomate.

—Sabes que puedes decírmelo, ¿no?

Necesita reafirmárselo porque sabe que, en comparación con Izuku, él es una mierda para el consuelo y para contarle cosas. Izuku sabe escuchar, es comprensivo y no juzga. Pregunta demás, pero tanto como Shouto como él le acaban contestando.

—No es nada en serio.

La cosa sigue hasta que tienen un helado en la mano.

Se lo toman en silencio. Katsuki no sabe qué decir, porque es obvio que algo está molestando el cerebro de Deku. (Espera no ser él). No dice ni una palabra, porque ya no sabe qué preguntar, hasta que Izuku empieza, poco a poco a soltar la sopa.

—Es sobre mi mamá —murmura, mirando fijamente a la mesa. Se esfuerza demasiado en evitar los ojos de Katsuki—. Preguntó si de verdad estamos en buenos términos. Tú y yo. —Carraspea después de la aclaración—. Dice que le preocupa que no hayas cambiado y que...

—Ya.

—Dice que no quiere que me hagas daño de nuevo. Y ni siquiera sabe... —Se traba—. Digo, no le he dicho... No sé cómo... —Vuelve a trabarse. Parece que empieza a murmurar más para sí mismo que para otra persona—. Cree que sólo somos amigos.

Katsuki traga saliva.

—Lo noté.

—¿De verdad?

—Es obvio en cómo me mira. —Se encoge de hombros. Le quita importancia—. Tiene razón, Izuku. Es tu madre.

—Pero no sabe...

—Te hice mucha mierda. —Es el turno de Katsuki de mirar a la mesa. No habían tocado ese tema desde que se habían disculpado, pero le ha pasado muchas veces por la cabeza. Le da terror volver a hacerle daño de la manera en la que lo hizo antes. Le da terror volver a ver sus lágrimas desesperadas y saber que él tuvo la culpa—. Tiene razón. Es tu mamá. Hace bien en preocuparse.

—Sé que no vas a hacerme daño, Kacchan.

Una mano busca la suya debajo de la mesa.

«Ojalá yo tuviera esa certeza».

Aprieta la mano que lo aferra debajo de la mesa.

—Gracias.

«Por creer en mí».

A decir verdad, Izuku tenía más fe en él que el mismo. Él, en cambio, se conduce con una cautela que no había conocido hasta ese momento. No quiere volver a ver a Deku llorar porque tuvo poco tacto. No quiere volver a ser el causante de su desesperación. A veces lo recuerda. Tiene un recuerdo grabado a fuego, particularmente.

Él destrozando uno de sus cuadernos mientras le decía que perdiera la esperanza.

Y a pesar.

Izuku había intentado salvarlo después. La primera vez que había estado a punto de morir. (¿Cuántas veces se había lanzado de frente al peligro con tal de salvarlo?).

Ojalá pudiera volver en el tiempo.

Arreglaría tantas cosas. Si pudiera.

Oh My God They Were Interns [Todobakudeku]Where stories live. Discover now